Violencia, represión y jubilación
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
"La
violencia es el último recurso del incompetente."
(Isaac Asimov)
“Tengo
un sueño”, decía Martin Luther King; yo también lo tengo. Sueño con
un país donde podamos convivir en paz, más allá de las diferencias; un país donde
las palabras rival y enemigo no sean sinónimos.
Pero para alcanzar este sueño, debemos estar “preparados para defender la sociedad
tolerante contra las tropelías de los intolerantes”; sino lo hacemos, “el resultado será la destrucción de los
tolerantes”. “Tenemos por tanto que
reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia”
(Karl Popper).
La represión, por definición, implica una RESPUESTA al uso
de la fuerza iniciado por otro, es eminentemente una reacción defensiva; si las
fuerzas de seguridad iniciasen actos violentos porque si, entonces no sería
represión, sería simple y llana violencia.
Ahora bien, “todas
las razones que hacen que el inicio de fuerza física sea un mal absoluto, hacen
que el uso defensivo de la fuerza sea un imperativo moral. Si una sociedad
"pacifista" renunciase al uso defensivo de la fuerza, quedaría
indefensa a merced del primer matón que decidiese ser inmoral” (Ayn Rand).
Lo más preocupante de los sucesos del jueves próximo
pasado, no fueron los feroces actos que acontecían FUERA del Congreso; lo más
preocupante fue que DENTRO del Congreso, los energúmenos elegidos para ser
parte del PARLAMENTO (de parlar, o sea hablar) se comportaban como animales y
encima ¡festejaban el levantamiento de la sesión! (un fracaso en su esencia de
"parlamentar"). Seguramente nunca leyeron lo que el oligarca de
Gandhi (sarcasmo) cuando escribía “La
victoria obtenida violentamente equivale a la derrota”.
Yo me pregunto ¿Estas son las mentes iluminadas, empáticas
y llenas de civismo, que van a escribir las leyes que van a sacar a la
Argentina del atraso? ¡Qué lejos estamos del ejemplo republicano de nuestros
vecinos chilenos! Si nuestros políticos
no cambian, ¡ESTAMOS EN EL HORNO!
Por otro lado, es increíble la discusión que se da en torno
a la jubilación. Más allá de los sentimientos (loables y correctos) que nos
despiertan las penurias que pasan nuestros abuelos, seguimos sin tratar el
problema de fondo.
Este problema es que ¡LA JUBILACION ESTATAL DE REPARTO ES
UN ROBO! Eso no quiere decir que las AFJP previas fuesen carmelitas descalzas;
antes nos robaban los privados, pero el estado nos roba siempre, antes, ahora y
seguramente después.
Las AFJP fracasaron porque eran obligatorias, porque era un
negociado auspiciado y compartido por el estado y porque el propio estado las
descapitalizó, “chupándoles” más del
50% de su capital con préstamos OBLIGATORIOS al tesoro nacional.
Además recordemos que en el 2007, cuando a las personas se
les dio la posibilidad de pasarse a la jubilación de reparto actual, ¡EL 80% SE
QUEDÓ EN LAS AFJP! ¿Lo hicieron por masoquistas? Nooo, lo hicieron porque
sabían que el estado es el rey de los ineficientes y que los políticos, en
cuestión de robo, dejan en ridículo a Alí Baba.
Para los políticos, los ciudadanos somos infradotados. Para
ellos somos imbéciles y suicidas, idiotas que necesitamos de los iluminados del
gobierno para que nos digan cómo jubilarnos, a qué obra social adherirnos, qué
médico elegir para que nos trate o qué es lo que deben aprender mis hijos en la
escuela (sea estatal o privada).
Por supuesto que muchos se suman felices a esta esclavitud
tranquila, es más cómodo que “otro”
(estado) asuma MIS responsabilidades; ¡Y encima le puedo echar la culpa! ¿Qué
más puedo pedir?
En lo personal, “prefiero
una libertad peligrosa antes que una servidumbre tranquila” (¿Mariano
Moreno?), porque creo en la libertad, en el derecho a elegir, incluso en el
derecho a equivocarme. Porque creo que “ningún
hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento”
(Abraham Lincoln) y yo NO QUIERO que decidan sobre mi vida.
La ÚNICA función que justifica si o si la existencia del
estado, es la defensa de la vida, la libertad y la propiedad de cada uno de
nosotros del ataque de cualquiera, incluso del propio estado. Por eso, sumate a LA REBELIÓN DE LOS MANSOS y
exijamos que el estado cumpla con esta, su única razón de ser.
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