Una muestra de madurez politica podria ser el "Hasta aqui llegaron"
Richard Leslie Ramsay
Director de "Desafío Exportar".


En nuestro editorial anterior, titulado “Servilismo al plato”, criticamos duramente el servilismo puesto de manifiesto por diputados y senadores del Frente para la Victoria, que no solamente  incumplen su juramento de rigor al asumir como legisladores, sino que son co-responsables de la sanción de leyes lesivas para la Nación, y del futuro de los ciudadanos que habitan este suelo.

Juran respetar y hacer respetar la Constitución, y es evidente que algunas leyes recientemente sancionadas, ponen en evidencia que muy lejos están de hacerlo.  A la hora de votar- por chupamedismo o miedo-  votan complacientemente las órdenes que baja la presidente  aunque a puertas cerradas renieguen de ello. En ambos casos, al final de su mandato, podrían ser juzgados por  “traición a la patria”, lo que deseamos fervientemente que ello ocurra.

El oficialismo está desorientado y acude a cuanto periodista o pseudo intelectuales, del sí fácil al momento de enriquecer sus bolsillos, traten desde sus trincheras de desmentir las evidencias de enquistamiento de la corrupción en los más altos estamentos del gobierno, aunque el derrame de esta mala praxis alcance los niveles medios y bajos de toda la infraestructura gubernamental, provincial y municipal. Dicen que este flagelo es un mal endémico de todos los gobiernos, no importa su signo político, ni extracción sindical. A ojos vista podemos apreciar que al momento de acceder a su cuota de poder, lo hacen con los zapatos rotos, y a poco de ejercer ese poder, manejan un BMW o un Mercedes Benz. ¿ Y dónde están los fiscales y los jueces? Los honestos lejos de poder ejercer su responsabilidad, investigando hasta las últimas consecuencias, ya que, en la medida que lo hacen hacia arriba, tropiezan con un muro infranqueable de sometimiento al poder, los otros, los funcionales al gobierno, enriqueciéndose a la par de funcionarios y de algunos sindicalistas.

El caso Lázaro Baez y todos los que forman parte de este grupo privilegiado, tememos que sean juzgados en su conjunto (no hay que dejar piezas sueltas que después se hacen contra),  para ser encontrados inmaculadamente limpios por los jueces nombrados ex profeso (adictos al oficialismo), de modo de cerrar las causas. De acuerdo al Código Penal,  “no puede juzgarse dos veces a la misma gente por el mismo delito”. Así sería  que podríamos ver caminar libremente a delincuentes gozando de los dineros mal habidos y a los jueces involucrados, haciendo inversiones en Miami, ubicación preferida por los corruptos que supimos conseguir.

Por ello, la importancia que tienen las elecciones legislativas de medio tiempo, dado que malas leyes pueden ser anuladas por otras leyes que reviertan la situación. Una mayoría parlamentaria puede reencausar la impunidad y la soberbia de las hasta ahora mayorías adictas, que imperan en ambas cámaras legislativas. Retomar el camino de las instituciones y el respeto por la Constitución Nacional, tendría que ser el motivo que aglutine a los candidatos de la oposición, dejando de lado vedetismos personales, que hasta ahora han mostrado su fracaso a nivel nacional.

Hagamos lo posible por que el final de este vodevil político de corrupción no tenga correlato con la película ZETA, una coproducción francesa-argelina filmada en 1969, interpretada por Jean Louis Trintinangt,  Ives Montand e Irene Papas, en la que el asesinato de un diputado de la oposición da lugar a una investigación que va directo al gobierno, pero dado que la justicia y la policía eran funcionales al gobierno determinan que el diputado murió en una accidente de tránsito. El corolario, es que todos los que intervinieron en la investigación  fueron desplazados de sus puestos o encarcelados.

Las salas cinematográficas, colmadas de público, aplaudían de pie cuando la cadena de responsables del asesinato eran llevados detenidos, pero dos minutos después todos eran liberados y lo que iban presos eran los investigadores, generando insultos en la platea.

“Cualquier parecido con hechos reales o personas vivas o muertas NO es accidental: es intencionado” finalizaba el film.



 

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