Mentirosos
María Mercedes Barbosa
Investigadora, especializada en Finanzas Públicas.
Contadora Pública. Premio a la Libertad 2011, Fundación Atlas para una Sociedad
Libre. Titular del blog "Pensadores malditos".
"Se
puede engañar a todos alguna vez, o engañar a algunos siempre, pero no se puede
engañar a todos siempre”
Abraham
Lincoln
Probablemente Augusto Costa, el Secretario de
Comercio, tenga razón cuando en declaraciones radiales dijo que hay una “desaceleración
de los precios”. Y probablemente la desaceleración de los precios se deba a la
desaceleración del consumo provocada por la desaceleración del empleo, con
motivo de una desaceleración de la producción, lo que sin dudas impacta en una
disminución del PBI.
Existe un deterioro en el sentimiento del consumidor y
no hay cepo que aguante la brecha que se ocasiona entre la tasa del peso y las
inversiones que de tan necesarias que son se hacen rogar tan ansiosamente, cual
amor no correspondido.
El sentimiento de consumo deteriorado tiene una causa
inequívoca y es el hecho de que los salarios crecen a un ritmo mucho menor que
los cálculos de inflación de reconocidos especialistas en la materia, cuyos
métodos técnicos para el cálculo son puestos en tela de juicio por estos
inescrupulosos funcionarios K.
Esta situación fáctica, al ser contrastada con el
último informe del FMI sobre las proyecciones económicas para 2015, avala la
continuidad de un estado recesivo de larga data hoy, que conlleva a atender los
futuros impactos de la caída pronosticada del PBI del 1.5%.
Claramente las políticas macroeconómicas desequilibradas puestas en vigencia
distan mucho de los recursos que pueda tener el marketing para enmascarar la
realidad. La realidad es construida con
datos certeros y objetivos y no hay marketing que la resista.
Sin embargo, y con el fin de llevar a delante la
batalla ideológica del kirchnerismo, estos macroeconomistas K, traspasan los
límites del sentido común y subestiman la intelectualidad del ciudadano de a
pie que se enfrenta día tras día y peso a peso a la batalla por la
supervivencia.
Es verdad que cada año cualquier gobierno se enfrenta
al reclamo sindical del tan mentado “bono de fin de año”. La pregunta en este
caso radica en que pareciera que, no importan cuantos años hayan pasado y
cuanta experiencia económica hayamos obtenido (proveniente de las crisis),
pareciera que nunca terminamos de aprender.
Plantear que no hubo pérdida del salario real con
motivo de la desaceleración de los precios, cuando la inflación supera ya el
40% anual, las estadísticas oficiales continúan siendo mentirosas y el
oficialismo sigue en su afán de negar la realidad porque sí, es un acto de
vandalismo intelectual.
Si hubo aumentos de sueldo en lo que va del año, financieramente
no se notaron, dado que ninguno de ellos superó el índice de inflación y por lo
tanto se pulverizó antes de existir.
Plantear que las cifras de trabajo no regular
calculadas por la OIT no son un “disparate”,
es un disparate. Y por cierto, los fantasmas no existen! Ni siquiera el de la
desocupación, porque es un hecho que la pérdida de empleo se acrecienta y se
irá acrecentando con estas no-medidas económicas.
Pero escuchar decir que “tenemos la tasa en materia de desvinculación de empleo más baja de los
últimos años”, tiene algo de verdad. Claramente, hay menos desvinculaciones
laborales porque hay menos trabajadores y porque ante la desazón de no
encontrar muchos ya se cansaron de buscar empleo.
Evidentemente este gobierno carece de políticas de
promoción de la actividad económica, pero sí tienen vómitos verborrágicos que
pretenden enmascarar la realidad, con un efecto opuesto al deseado.
Tanto la presidente como el Secretario de Comercio,
por mencionar sólo aquellos que han tenido declaraciones resonantes en las
últimas veinticuatro horas, son coherentes en algo: continúan mintiendo.
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