La paz que precede a las tormentas
Tomas Bulat
Economista.


El título será un poco alarmista, pero no exento de realidad. Cuanto más tiempo se encuentre el dólar calmo y no varíe de precio, de alrededor de 8,50, más problemas habrá con el paso del tiempo. Es que la inflación no deja de bajar del 2% mensual, lo que está generando una presión sobre el tipo de cambio que, o se descomprime inteligentemente o salta de un día para el otro.
 
Noviembre, el fin del equilibrio
Si se toma la devaluación del dólar oficial en los últimos 12 meses es justo del 40%. Hay que recordar que el año pasado se aceleró el ritmo de devaluación diaria hasta el 21 de enero cuando subió un 22% en dos días. 
 
Es decir que en estos 12 meses el tipo de cambio ya está igual que en noviembre del año pasado en relación a la inflación. Ya la inflación se comió todo el nuevo punto de equilibrio. 
 
A partir de ahora, como la devaluación el año pasado del dólar oficial era cercana al 1,5% por semana, el atraso cambiario empieza a tomar ese ritmo.
 
Ahora cada semana que pasa, si no varía el tipo de cambio oficial, el atraso cambiario es al 6% mensual. Es decir, que a fin de año el tipo de cambio estará más de un 12% atrasado a cuando fue la devaluación de enero del 2014.
 
El viento de frente 
Los problemas que se suman al atraso cambiario son dos. Uno, que el precio de la soja ronda los 400 dólares, unos 100 dólares menos que el año pasado por tonelada, y que el real de Brasil está cada vez más devaluado y deberá seguir haciéndolo.
 
Estos dos efectos sumados a la inflación argentina, más la presión salarial del año que viene, hace que se necesite corregir el tipo de cambio más aun que en el 2014.
 
Si bien muchos apuestan a que entren divisas luego de un acuerdo con los holdouts y entren dólares de endeudamiento, la economía real no resiste ese tipo de cambio. Solo significará más recesión y conflicto social.
 
O se maneja este tema de manera racional o esta paz sólo anuncia una tormenta para comienzos del 2015.
 

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