Cortes de luz y populismo energético
Emilio Apud
- Ex Secretario de Energía y Minería. Miembro De la Fundación Pensar.
La situación crítica que desde 2007 sufrimos los
usuarios del servicio eléctrico obedece al populismo energético aplicado al
sector por el kirchnerismo, en un todo de acuerdo con el Modelo de rimbombante
título, “Matriz Productiva Diversificada con Inclusión Social”, pero cero
resultado.
Los cortes cada
vez más frecuentes a los usuarios residenciales e industriales, los tiempos
para reestablecer el servicio, la baja tensión, la falta de respuesta de las
empresas, son manifestaciones directas del problema.
Desde su país de
las maravillas, el responsable del sector, Julio de Vido, pontificaba: “la
energía en la Argentina es abundante y barata”, y con esa premisa disparatada
sostuvo el sistema ideado por Néstor Kirchner, basado en congelar las tarifas
durante más de diez años. Sin embargo, luego de esta experiencia, de escala uno
en uno con los 40 millones de argentinos, la realidad dio por tierra con esa
hipótesis al demostrar que la energía es escasa y cara, como en cualquier parte
del mundo.
Al igual que en
otras áreas donde también se equivocaron, y no tuvieron más remedio que aceptar
la realidad, ahora se inventan culpables o, con mayor claridad, chivos
expiatorios.
En este caso las
empresas “que se la llevaron en pala” que atienden al sector eléctrico en sus tres
segmentos, Generación, Transporte y distribución y que no invierten. Aquí es
necesario aclarar que ninguno de estos problemas existía en 2003, cuando aún
las tarifas reflejaban los costos, es decir que la responsabilidad de la actual
crisis corresponde al kirchnerismo.
Yendo al caso
particular de los servicios de distribución de Edenor y Edesur que abastecen
toda el área metropolitana de Capital y GBA, es necesario aclarar que de los
miles de millones de pesos de subsidios que aporta el Estado- todos nosotros
con impuestos e inflación- para sostener las tarifas congeladas, ni un peso fue
a esas distribuidoras. Esa situación de tener que operar con tarifas del orden
de una décima de los valores establecidos por los contratos de concesión, ya
las hubiese llevado a la quiebra de no ser por nuevos aportes no aclarados del
gobierno que les viene pagando los sueldos y la energía que reciben de la
mayorista CAMESA.
También cabe
preguntarse: ¿por qué la tarifa en esta área metropolitana es hasta 5 veces más
barata que en la mayoría de las ciudades del país, siendo que ese conglomerado
urbano ostenta ingresos medios superiores a los del interior?, ¿por qué es el
único servicio que todavía depende del Estado nacional? La respuesta a ambas
cuestiones es el rédito político electoral que significa un área que concentra
el 40% del electorado del país. He aquí la razón, el leitmotiv, la musa
inspiradora del congelamiento tarifario, diseñado para satisfacer al proyecto
de poder del kirchnerismo en detrimento del bienestar ciudadano. Esa injusta
decisión fue la causal principal del deterioro del servicio eléctrico al
incentivar el derroche en la demanda y provocar la desinversión en la oferta.
Nada que ver con
el relato del gobierno, en boca de sus lenguaraces, que sostiene que los
problemas en el servicio eléctrico obedecen a un “crecimiento inusual de la
demanda por el explosivo crecimiento de la actividad económica que originó el
modelo”. Macanas. La oferta de energía entre 2003 y 2013 creció un 22,3% y la
demanda en ese mismo período 45%. Pero esta demanda no fue explosiva ni mucho
menos ya que entre 1992 y 2002 había crecido el 60% y la oferta la acompañó con
un incremento del 62%. Estos datos son de CAMMESA.
Un proceso de
desinversión no se revierte con parches como los que está ensayando el gobierno
para evitar los cortes por fallas en las redes de distribución en su último
verano, ni colocando grupos generadores móviles o de pequeña escala y con
costos de producción elevados, por no haber equipado al sector adecuadamente
durante 11 años
Esta política
cortoplacista ha hecho que la generación de electricidad desde 2003 haya bajado
su eficiencia y en consecuencia aumentado sus costos y la ha tornado más
contaminante por la emisión a la atmósfera de toneladas extra de CO2, gas de
efecto invernadero, que ha incorporado en ese lapso. En 2003 se producía
electricidad con un 50% de generación térmica, en 2013 con 65%. Esta situación
lleva a la paradoja de contar con un servicio eléctrico que produce una de las
energías más caras del mundo y una demanda que paga una de las tarifas más
bajas del mundo.
Esto nos debe
llevar a reflexionar si es justo y lógico que sigamos pagando tarifas de luz
que no cubren ni el 15% de lo que cuesta producir un KWh, cuando la diferencia
la estamos pagando con creces a través de más impuestos, más inflación y un
servicio lamentable.
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