¿Cuba se abre al mundo y el mundo se abre a a Cuba?
Martín Simonetta
Es Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Profesor titular de Economía Política I (UCES) y Economía Argentina, Economía Mundial y Principios de Economía (Cámara Argentina de Comercio). Autor de diversas obras. Fue elegido "Joven Sobresaliente de la Argentina 2004" (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP) por Junior Chamber International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), habiendo obtenido la mención "Animarse a Más" por parte de PepsiCo. Recibió diversos reconocimientos tales como la beca British Chevening Scholarship para desarrollar investigaciones en Gran Bretaña (British Council, la Embajada Británica y la Fundación Antorchas,1999). Académicamente es Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador, Buenos Aires) y Magister en Política Económica Internacional (Universidad de Belgrano), habiendo realizado un Posgrado en Psicología Positiva (Fundación Foro para la Salud Mental). Ha desarrollado el programa "Think Tank MBA" en el marco de Atlas Economic Research Foundation (Fairfax, Virginia, y New York, NY, 2013).

Contacto: msimonetta@atlas.org.ar / Twitter: @martinsimonetta


En las últimas horas hemos vivido un anuncio de gran trascendencia simbólica a nivel internacional: el reinicio de  diálogo para retomar contactos diplomáticos entre Cuba y los Estados Unidos, luego de más de seis décadas de conflicto. Recordemos que desde en 1961 el país del norte había roto relaciones diplomáticas con Cuba, iniciándose en 1962 la aplicación del llamado “embargo”.
En el contexto de la “guerra fría”, Cuba adquirió un rol estratégico al constituirse en una molesta y peligrosa piedra en el zapato de los Estados Unidos, aliada y apoyada por la Unión Soviética. A una distancia de tan sólo 90 millas de Key West, Florida, representaba la amenaza del comunismo soviético en su patio trasero.
Más allá de la prudencia –y a la vez optimismo- con que Raúl Castro y Barack Obama comunicaron la noticia, este hito parece poner fin a uno de los últimos vestigios de la “guerra fría” –para algunos “paz caliente” que vivió el mundo entre el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) y el fin del comunismo, simbolizado en la caída del muro de Berlín (1989).
Fue el Papa Juan Pablo II quien en 1998 visitó La Habana y reclamó “Que Cuba se abra al mundo. Que el mundo se abra a Cuba”. Hoy es otro Papa, el argentino Francisco, quien ha jugado un rol central en una negociación –hasta el momento confidencial- en tal sentido.
Tengamos en cuenta que la noticia se hace pública poco tiempo después de que el diario New York Times reclamara abiertamente a Estados Unidos la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba (11 de octubre, 2014), en un contexto de baja popularidad de Obama, revelando estudios que muestran un  cambio de posición de la ciudadanía norteamericana sobre el tema: según el  sondeo realizado el 11 de febrero de este año por Atlantic Council, un 56% de los estadounidenses se encontraría a favor de la normalización de las relaciones con Cuba y un 62% piensa que debería autorizárseles a realizar negocios con la isla.
Todavía son muchos los pasos que se deben dar para consolidar la relación bilateral y sobre todo avanzar en la esperada apertura y democratización de Cuba, país que es calificado por diversos informes -tal como el realizado por Freedom House- como carente de libertades civiles y políticas, a pesar de haber iniciado un tímido proceso de reforma económica. Hasta el momento la Cuba comunista aparece con un régimen político y económico fuera de tiempo en el mundo global y democrático. Como un “Jurassic Park” institucional que mantiene vivo el pasado de una realidad internacional que ya expiró.
 

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