El gran evento
Ricardo Valenzuela
La administración de Barak Obama despidió
el 2014, según ellos, con una avalancha de noticias positivas para la economía
del país que han estado agrediendo durante ya seis años. Sin embargo, como
afirmaba Henry Hazlitt, los efectos de las políticas económicas hay que
medirlos en el mediano y largo plazo. Así, las políticas socialistas de
Roosevelt se volcarían contra los EEUU en los años 60, las de la Great Society
de Johnson se volcarían a finales de los años 70. Ya Hayek le había demostrado
a Keynes cómo sus ideas en el largo plazo fracasarían, a lo que Keynes reviraba
afirmando: “En el largo plazo todos estaremos muertos.”
Pero a pesar de las trompetas de éxito que
con fuerza sopla Obama, aquellos que prestan atención a la evolución de la
economía global y al entorno geopolítico, intuyen que algo muy grave está
sucediendo.
Rusia está inmersa actualmente en uno de
los esfuerzos de militarización más grandes de la historia mundial y, si
sumamos la caída del petróleo, las sanciones impuestas ante su agresión a sus
vecinos, Putin enfrenta ahora una de las peores crisis económicas desde la
caída de la Unión Soviética. Con las sanciones impuestas por Occidente
provocando graves daños en su economía, sólo es cuestión de tiempo, como muchos
analistas sugieren, que los conflictos regionales en Europa y el Medio Oriente
se conviertan en globales.
Recursos como el petróleo, están siendo
utilizados como una arma económica para atacar a determinados países, algo que
explica por qué los precios han caído drásticamente en los últimos doce meses;
y a ello debemos añadir también la creciente guerra de divisas que ya se libra
prácticamente en todo el mundo, ante la algarabía de especuladores como George
Soros.
En los Estados Unidos la Reserva Federal
ha imprimido miles de millones de dólares en un esfuerzo por mantener la
economía a flote. Pero si escarbamos debajo de la superficie, nos daremos
cuenta que la pretendida recuperación económica es una farsa, mientras decenas
de millones de estadounidenses siguen sin trabajo y dependen de la ayuda del
gobierno para sobrevivir. Y todo esto sin olvidar que la
Deuda Nacional de EEUU ha alcanzado ya la monstruosa cifra de 18 trillones de
dólares, colgando dicha deuda junto a una factura de casi $200,000 dólares por
familia americana.
En nuestro continente
tenemos a Venezuela boqueando a punto de la quiebra, Argentina sigue muy de
cerca a los chavistas. En Chile de nuevo los socialistas en el poder dan
reversa a todas las políticas que convirtieron a ese país el orgullo
latinoamericano. Cuba está tan grave que acepta reconciliarse con el
imperialismo yankee. Al milagro brasileño se le cayeron las faldas y muestra
sus calzones agujerados. En todo centro América se miran los coyotes ahoyando y
la única esperanza de su gente es, montarse sobre la bestia. ¿Y México? Ah mi
pobre México, ahora con encopetados burros le siguen dando vuelta a la noria y
comprando mansiones en las Lomas de Chapultepec.
Como señala el analista financiero Greg
Mannarino en su entrevista con “Greg Hunter’s USA Watchdog”, los Estados Unidos
está tratando desesperadamente de apuntalar la economía con propaganda y
maquinaciones.
Si Mannarino tiene razón en sus
apreciaciones, entonces bien podríamos estar acercándonos a una calamidad sin
precedentes.
Esta es una transcripción de sus palabras
en esta entrevista…
Para mí está claro: lo que los bancos
centrales están haciendo solo muestra que están absolutamente desesperados. Y
eso significa también, que estamos muy, muy cerca de que se produzca un “gran
evento”. Creo que los bancos centrales van a hacer cosas que ni siquiera nos
podemos imaginar.
Van a provocar sorpresas que impactarán a
la gente y una de ellas, por ejemplo, es lo que Obama acaba de hacer con
respecto a la reforma migratoria. Con este mecanismo solo pretende apuntalar
como puede al dólar. Esa es la explicación real de tal evento. La gente tiene
que comprenderlo, todo gira alrededor de un modelo económico basado en la
deuda. Para que este mecanismo funcione, se requieren más y más razones para
pedir prestado dinero al sistema y echar la imprenta a trabajar 24 horas
diarias.
La premisa principal es que esto no se
puede detener.
Todo este mecanismo de préstamos con
dinero creado de la nada y sin respaldo alguno, es tan vil y tan irresponsable
que cuando se reduzca, cuando la burbuja de la deuda estalle, se perderán
muchas vidas.
Esta deuda hiper inflada ha permitido
crear un universo alternativo que está a punto de llevarse a toda la especie
humana por delante.
Creará un entorno en el que los recursos,
tarde o temprano, van a escasear, y eso va a provocar grandes movimientos
sociales en contra de todos los gobiernos del mundo. Solo hay que esperar que
estalle la burbuja de la deuda.
Es por esta razón que vemos tanta
desesperación, tanta distorsión y manipulación económica, desde las
fluctuaciones del precio de los metales hasta la manipulación de las divisas en
medio de ese gran casino que es su mercado mundial. Los bancos centrales van a
hacer todo lo posible para mantener la burbuja flotando en los aires de la
ignorancia mundial.
De eso trata en realidad esta incesante
expansión de las guerras por todas partes. Las cosas van a ponerse mucho peor
Por su parte, el analista y escritor
Daniel Stetler también tiene una forma gráfica de describir la actual situación
de la economía mundial:
Una forma gráfica de
verlo es pensar en un enorme rascacielos de deuda, construido sobre unos
cimientos inestables en los que los bancos centrales bombean hormigón
continuamente a modo de emergencia, para evitar que el edificio se derrumbe y,
al mismo tiempo que esto sucede, los constructores van agregando plantas
adicionales en la parte superior del rascacielos.
En estos momentos todos vivimos en un
esquema mundial “Ponzi”.
Vivimos con la esperanza de ser rescatados
por la siguiente persona. Vivimos con la esperanza de que el que venga después
pague nuestras deudas. El problema es que la demografía nos dice que hay menos
personas entrando en el esquema que personas abandonándolo. Eso significa, por
definición, que llegamos al final del baile de las sillas y no vamos a poder
sentarnos todos.
Se acabó, se acerca el momento en que la
torre se derrumbará.
Al igual que con todos los accidentes, es
más fácil explicarlo después de que suceda que predecir cuándo va a suceder.
Pero es obvio que el final está cerca. No estamos hablando de otra recesión o
depresión al estilo de la de los años 30.
Cuando todo este sistema basado en la
deuda del que depende todo el sistema económico mundial, se desmorone, la onda
de choque será violenta y se sentirá en todas partes.
Ninguna nación saldrá inmune de ello.
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