Derechos desconocidos
Martín Lagües
Columnista.


¿Nunca les pasó querer ir a cambiar un regalo y que les digan que solamente se puede hacer durante los días de la semana? A mí me pasó. Por eso hoy quiero hablarles sobre algunos de los derechos que desconocemos.

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires ha sancionado distintas leyes para garantizar los derechos de aquellos que vivimos, trabajamos o simplemente visitamos en la ciudad. Uno decide salir a comer afuera y pedir algo liviano, algo “light” como también decimos, pero por nos encontramos con que el menú no ofrece ninguna comida de este tipo y nos resignamos a pedir cualquier otra cosa. Pero acorde a la ley 1905, todos los bares y restaurantes de la ciudad deben contar con menúes light, sorpresa, ¿no?

Ir al cine puede ocupar gran parte de nuestro presupuesto de salidas. Uno compra sus entradas siempre en la búsqueda de una promoción, pero se encuentra con que si quiere comer o tomar algo tiene que comprar los productos que les venden en el lugar. En realidad, no está establecido por ninguna ley que uno esté obligado a consumir solamente lo vendido en ese lugar. Tranquilamentedeberíamos poder ir con nuestra propia bebida al cine y no dar explicaciones a nadie.

Otro de los derechos infringidos en nuestro país es el la protección de datos y papeles privados. Uno entra en una farmacia o un supermercado, realiza sus compras, pero al salir se encuentra con que le piden que les muestren el bolso, la mochila o la cartera. Obviamente ni el guardia de seguridad, ni el encargado del local saben que el artículo 18 de la Constitución Nacional nos avala a no querer mostrar nuestras pertenencias, igualmente vemos que pasa todos los días.

Creo que los argentinos y, especialmente los porteños, deberíamos conocer los derechos que tenemos. También creo que durante toda nuestra vida estudiantil nos deben enseñar cuáles son nuestros derechos, dónde podemos encontrarlos, cómo hacerlos cumplir, en definitiva, cómo hacernos respetar como ciudadanos y garantizar nuestras libertades.

A partir de esta información, les pido que averigüen más sobre estos pequeños derechos que tenemos, poder comer algo liviano, poder dejar nuestras bicicletas en cualquier estacionamiento, poder pedirle al taxista que apague la radio, poder cambiar un regalo cualquier día de la semana, poder dar de baja un servicio de la misma manera que lo contratamos. Y especialmente más allá de buscarlos, hacernos respetar, hacernos valer como personas que somos y no que nos veamos resignados a aceptar cualquier pedido que nos hagan por más ilegal que sea.

 

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