¡Manden 30 ex presidentes a Venezuela!
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
La reciente visita de tres ex presidentes
latinoamericanos a Venezuela no solo ha ayudado a llamar la atención sobre su
denuncia de que las democracias de la región han “abandonado” a ese país, sino
que también ha demostrado que los ex mandatarios pueden jugar un papel mucho
mayor a lo esperado para defender la democracia en América Latina.
Contrariamente a lo que uno podría concluír tras leer los
titulares, lo más importante de la visita de dos días a Venezuela de los ex
presidentes Andrés Pastrana de Colombia, Sebastián Piñera de Chile, y Felipe
Calderón de México, el pasado fin de semana, no fue que se reunieron con
opositores, ni que trataron de hacer una visita a la cárcel donde está preso el
líder opositor Leopoldo López.
Lo más importante fue que obligaron a sus propios
gobiernos a salir en su defensa — a pesar de que los tres son opositores de los
gobiernos actuales en sus respectivos países — y a apoyar (algunos más que
otros, es cierto) sus demandas de democracia en Venezuela.
Después de que el presidente venezolano Nicolás Maduro
calificó a los tres visitantes de vagos y desestabilizadores, y afirmó que su
viaje había sido “pagado con el dinero del narcotráfico”, los gobiernos de
Colombia y Chile tuvieron que salir a defender a sus ex presidentes.
Colombia fue un paso más allá, y además de reclamar un
“trato digno” a su ex presidente dijo en un comunicado oficial que “esperamos
que Leopoldo López recupere su libertad lo antes posible”.
Dias atrás hablé con los tres ex presidentes después de
su viaje a Venezuela, y — sobre todo en los casos de Pastrana y Pinera —
parecieron coincidir en que su visita a Venezuela había ayudado a impulsar a
sus propios gobiernos a prestarle más atención a las violaciones de libertades
políticas Venezuela.
Los tres coincidieron en que las democracias
latinoamericanas no han cumplido con sus compromisos bajo varios tratados
regionales de defender la democracia en toda América Latina.
“Lo más importante de la declaración del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Colombia no es que apoyó a Andrés Pastrana, sino que
es la primera vez que Colombia está pidiendo por la libertad de Leopoldo
López”, me dijo Pastrana.
Pastrana añadió que debe haber más visitas a Venezuela
por parte de grupos más grandes de ex presidentes, como el Club de Madrid, que
reúne a 95 ex jefes de Estado. “Vamos a proponerlo”, dijo Pastrana.
En Chile, el canciller Heraldo Muñoz apoyó la visita de
Piñera a Venezuela, aclarando que se trato de una visita privada. Poco después,
trece ex ministros de la coalición gobernante de centro izquierda de Chile
firmaron una declaracion diciendo que ningún progresista chileno puede
permanecer impasible ante la situación de Venezuela.
El gobierno de México brilló por su silencio. Calderón me
dijo que no tenía ninguna queja porque había recibido el apoyo de la embajada
de México en Caracas, pero añadió que “todos tenemos que actuar de una manera
más proactiva” para apoyar a las libertades básicas en Venezuela, ya que “hay
un muro de indiferencia” con respecto a lo que está sucediendo en ese país.
Mi opinión: Los gobiernos latinoamericanos han guardado
un vergonzoso silencio ante los abusos del gobierno venezolano. Y los ex
presidentes Pastrana, Piñera y Calderón, contradiciendo aquel viejo chiste de
que los ex gobernantes son como jarrones chinos — que son muy importantes, pero
no sirven para nada — han demostrado que los ex mandatarios pueden hacer mucho
para defender la democracia en América Latina.
La siguiente visita de apoyo moral a la reprimida
oposición de Venezuela no debería ser de un grupo de tres ex presidentes, sino
de un grupo de 30, o 40. Así como Maduro y todos los demás presidentes se
reúnen regularmente con líderes de oposición de los países que visitan, no hay
razón por la cual los presidentes actuales o sus predecesores no puedan hacer
lo mismo en Venezuela.
Hay más de media docena de clubes de ex jefes de Estado
democráticos en donde participan la mayoría de los ex presidentes
latinoamericanos, incluyendo el Club de Madrid, la Internacional Socialista, la
Internacional Demócrata de Centro, el Círculo de Montevideo, y el Centro Global
para el Desarrollo y la Democracia.
En lugar de emitir declaraciones en apoyo a la democracia
que son leídas por muy pocos, estos clubes de ex presidentes deberían organizar
una visita masiva a Venezuela antes de las elecciones legislativas de este año.
Una visita masiva de ex presidentes podría hacer lo que
los gobiernos de América Latina no están haciendo: ayudar a prevenir un nuevo
brote de violencia como el que dejó 43 muertos durante las protestas del año
pasado, y defender lo que queda de democracia en Venezuela.
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