Esparta gana en Europa
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
Tal como era de esperarse, ganó la izquierda en Grecia ¿Dónde no? Pero
el problema con Europa es ¿que es lo que no es izquierda? ¿En que país de la Unión Europea hoy no
impera el socialismo? Cuando en Francia gobernaba Sarkozy, supuestamente de
derecha, el gasto público ya había alcanzado al 57% del PBI y la deuda un 125%. Se me ocurre que no parece definible la
diferencia entre izquierda y derecha, más allá de la confusión que impera como
consecuencia de que la izquierda considera al fascismo de derecha. Conforme a
ese criterio los Founding Fathers, serían considerados de extrema derecha. O
sea que de acuerdo a la izquierda que ha monopolizado la ética, el respeto al derecho de propiedad y a la
búsqueda de la propia felicidad son los determinantes de la desigualdad
económica.
Frente a esa confusión ideológica permítanme recordar que el fascismo
fue un derivado del socialismo. Fue Lenin quien al percatarse del fracaso de la
economía comunista propuso y escribió la
NEP (La Nueva Economía
Política) donde escribió: “Los capitalistas están operando entre nosotros.
Están operando como ladrones; Hacen ganancias; pero saben como hacer las
cosas”. Igualmente Hayek en su “Camino de Servidumbre” describió claramente las
fuentes socialistas del nazismo, que es fascismo a la alemana. Y Ernst Nolte en
su análisis filosófico del fascismo llegó a la siguiente conclusión: “Fascismo
es antimarxismo que pretende destruir al enemigo por la evolución de una
opuesta pero relacionada ideología y mediante el uso de casi idénticos pero modificados métodos, siempre , sin
embargo dentro de un inflexible marco de autodeterminación nacional y autonomía”.
En el medio de esta confusión ideológica se produjo el triunfo del
supuesto líder de la extrema izquierda griega, el Sr. Tsipras en las recientes
elecciones en Grecia. Tengo la impresión de que continúa el triunfo de Esparte
sobre Atenas y Licurgo y Platón están prsentes en un país que enfrenta una
deuda de 321.700 millones de Euros y alcanza al 175% del PBI, ¿cuál es la
propuesta? ¿Acaso se puede creer que Grecia puede pagar esa deuda? Pero más
confuso sigue siendo el hecho que pone de manifiesto la falacia de la izquierda
de confundir el fascismo con la derecha. El Sr. Tsipras llegó al poder asociado
con el partido de ultra derecha “Griegos Independientes” que coincide con la
posición de negarse a aceptar la austeridad propuesta por Alemania. Y por supuesto
para mayor confusión ideológica Marine Le Pen, la representante del partido
nacionalista francés, apoyó el triunfo de Tsypras.
En
virtud de estas que considero realidades políticas e ideológicas el resto
Francia, Italia y España y por supuesto Grecia se oponen a las medidas de
austeridad propuestas por Alemania. Recientemente Mario Draghi presidente del
BCE determinó una política de expansión monetaria comprando bonos. Ante esta
disyuntiva no solo existe una diversidad de opinión sino aparentemente
prevalece el nacionalismo tradicional europeo. En primer lugar la causa de ese
desequilibrio se ha generado como consecuencia del aumento del gasto público
que ha provocado que con una relativa excepción de Alemania una deuda, que si
bien no alcanzan a la de Grecia aparece igualmente impagable. A las pruebas me
remito. El gasto público en Francia alcanza al 57% del PBI, en Italia el 50,7%
en Inglaterra 46,9%, en España 47,9% y en Alemania el 44,8%, (Datos del FMI del
año 2,012 Según los datos de The Economist el déficit fiscal de Francia en el
2.014 alcanzó a un 4,4% del PBI en España al 5,6%, en Italia al 3,0% y por
supuesto en Grecia al 4,0%.
Ante esos datos podemos ver que difícilmente la deuda europea pueda ser
pagada, y no debería caber dudas de que la política a seguir a fin de superar
el desequilibrio pendiente pasa inexorablemente por la reducción del gasto
público. Como bien señalara Milton Friedman y recuerden los economistas: “Lo
que importa no es el déficit sino el gasto”. Esta realidad implica en primer
lugar que en la medida que el gasto público aumenta se reduce la tasa de
crecimiento económico. Por tanto no debiera de haber dudas respecto que la
política a seguir para solucionar la crisis europea pasa inexorablemente por a
reducción del gasto. Ese nivel de gasto es el producto del llamado Estado de
Bienestar. Y ese estado de bienestar que no es más que el socialismo vía la
demagogia democrática de la pretensión de la igualdad económica es el que ha
producido el estado de malestar de la crisis europea. Al respecto podemos ver
que hoy el desempleo en Grecia es el 25,8% en España el 23,9% en Italia el
13,4% y en Francia el 10,3%
El tema pendiente entonces es definir cual es la política para lograr la
reducción del gasto y aun hacer posible el pago de una deuda que no implique la
quiebra del sistema bancario. En un
reciente artículo Paul Krugman reconoció
el hecho de que en Grecia el proceso de austeridad acordado con el FMI, el BCE
y la Comisión Europea
ignoró que tendría un efecto negativo sobre el ingreso y el empleo, y que el
pueblo griego está pagando el precio de esa delusión de la elite. Pero una vez
que aceptamos que la causa de la crisis ha sido el aumento inusitado del gasto
público, la pregunta que Krugman no responde es cual es entonces la política a
seguir.
Hoy ya nos encontramos ante el hecho sin precedentes de que el FMI le
recomienda a la Unión Europea
una mayo inflación paras lograr resolver la presente crisis. Hasta hace muy
poco toda la política del FMI era lograr el equilibrio monetario, basado en la
teoría cuantitativa del dinero y evitar la inflación. La idea que comparto
aparentemente es reducir la deuda pública en términos reales y evitar la
quiebra del sistema bancario. Para lograr ese objetivo que no hay otra solución
que los países de La Unión Europea
salgan del euro y devaluar sus propias monedas.
En lo que se refiere a la necesidad de reducir el gasto, mi propuesta es
que no se haga de inmediato en términos nominales. La política a seguir sería
reducir los impuestos cuyo actual nivel implica la violación del derecho de
propiedad y así lograr una mayor inversión y un mayor crecimiento. La reducción
de los impuestos al tiempo que se mantiene el nivel del gasto en términos de
moneda corriente, determinaría un mayor déficit fiscal y la inflación que
recomienda el FMI. La consecuencia sería la reducción del gasto y de la deuda en términos
reales. A su vez la mayor tasa de crecimiento determinaría asimismo una
reducción del gasto y de la deuda en relación al PBI.
Logrado ese proceso en una primera instancia debe ser seguido por una
política fiscal adecuada de reducción del estado en la economía, lo que
provocaría una vez más un mayor crecimiento económico en la Unión Europea. Por todo lo
dicho anteriormente es evidente que el problema de Europa no es Grecia sino de la Unión Europea , incluida
Alemania por más que este país en la actualidad es el que presenta un menor
desequilibrio, no obstante que mantiene un gasto público de un 44% del PBI. En
función de esa posición relativa la Sra.
Merkel propone la austeridad, a la que se opone toda la
izquierda y la llamada derecha europea.
La solución al problema europeo pasa inexorablemente por la decisión de
abandonar el socialismo que como bien dijera Thomas Sowell: “Los fracaso del
socialismo son tan evidentes que solamente pueden ser ignorados por los
intelectuales”. Y yo añadiría y por los políticos pues es evidente que la
demagogia es la que lleva al poder. Así en la supuesta búsqueda de la igualdad
se produce la desigualdad política y económica no como consecuencia del aumento
de la rentabilidad del capital sino de la corrupción que impera en el Estado.
Pero no obstante esa realidad hoy aparentemente el libro más popular es “El
Capitalismo del Siglo XXI” escrito por el economista francés Thomas Picketty,
donde propone que el aumento de la tasa de retorno del capital determina la
reducción de la tasa de crecimiento económico, y consecuentemente una mayor
desigualdad económica. Estas propuestas decididamente son populares, pues como
dijo Aristóteles, cuidado que los pobres siempre van a ser más que los ricos.
La realidad es que cuando cae la rentabilidad del capital se reduce la
inversión y consecuentemente la tasa de crecimiento. Es hora de que Europa tome
conciencia que su crisis es la crisis del socialismo.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!