Francisco y Raúl
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
El Papa Francisco y Raúl Castro parecen
coincidir y por tanto será recibido en el Vaticano. Ambos están y aparentemente
han estado en contra del sistema capitalista, que fuera la denominación dada
por Marx para descalificarlo éticamente como la explotación del hombre por el
hombre. La diferencia entre ambos es que Raúl mató y mata para lograr su
objetivo de lograr destruir al sistema capitalista en Cuba, y lo logró. Veamos
los resultados. No obstante pareciera que en estos momentos se estaría
acercando nuevamente vía Obama. Francisco por el contrario evidentemente tal
como lo había previsto Aristóteles en la demagogia ama al pueblo.
Podría decir que ante esa coincidencia
previa en el objetivo y la diferencia en el método, se estaría dando una
inconsistencia de ambos en estos momentos históricos. Primeramente porque Raúl
como antes dije parecería estar proponiendo la creación de lo que se ha
denominado capitalismo de Estado, y todo parecería indicar que los empresarios
americanos están entusiasmados ante la posibilidad de volver a invertir en
Cuba.
Respecto a la inconsistencia del Papa, me
permito decir que más allá de su error de concepción, pues el socialismo en
nombre de la falacia de la igualdad ha sido y sigue siendo un fracaso
indiscutible, no tengo dudas respecto a sus buenas intenciones. Pero entonces
tampoco puedo comprender que pueda ignorar los crímenes cometidos por los
Castro y así como la destrucción que hicieron de la economía de un país que en
1959 tenía el nivel de vida más alto de América, así como la presente falta de
libertad de los cubanos en Cuba.
Creo y voy a insistir entonces en que sería
conveniente que Francisco leyese a su antecesor León XIII, quien en 1891 ante
la evidencia del éxito político y económico logrado por el respeto por los
derechos individuales escribió la encíclica Rerum Novarum. Y allí escribió:
“Que en la sociedad civil no pueden ser todos iguales, los altos y los bajos.
Afánense en verdad por ella los socialistas, pero vano es ese afán y contra la
naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza
misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de
todos, ni igual el ingenio, ni la salud, ni las fuerzas; y la necesaria desigualdad de estas cosas sigue
espontáneamente la desigualdad en la fortuna. La cual es por cierto conveniente
a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad”.
No debiera caber dudas que sub yaciente en
ese mensaje se encuentra el principio de la mano invisible de Adam Smith. Y así
podemos ver también el pensamiento de John Locke y de David Hume sobre la
naturaleza humana. Evidentemente León XIII ya en ese tiempo se había percatado
del hecho histórico ineludible y que nos presenta hoy William Bernstein en su
“El Nacimiento de la
Abundancia ” que hasta hace unos doscientos años el hombre
vivía como Jesucristo.
Lamentablemente esa sabiduría que había
sacado a la Iglesia
del denominado ultramontanismo fue desconocida por Pío XI cuando a partir del
Concordato de Letrán en la Quadragesimus
Annus aceptó el pensamiento de Lenín de incluir a los capitalistas. Así surgió
el fascismo en Italia con Mussolinni y más tarde llegó a la Argentina con Perón.
Años después me atrevería decir que
Pablo VI aceptó el criterio des calificador del comportamiento de los hombres expuesto por Marx en el
Manifiesto Comunista y en la Populorum Progressio escribió: “Los hombres ya no
se unen por amistad sino por interés”. O sea lo que Marx denominara el “cash nexus"
(El nexo del efectivo)”. Así se olvidó que para Marx la religión era el opio de
los pueblos.
No me cabe la menor duda que Francisco en
algunos aspectos que no están
directamente relacionados con la política ha tomado algunas decisiones
favorables. La primera es la de aceptar públicamente la multiplicidad de
religiones y el respeto de las misma; también se ha tomado el riesgo que no se
atrevió a tomar Benedicto XVI de enfrentar la corrupción del Banco Vaticano y
así como de los numerosos casos de pedofilia de los curas en la Iglesia. Por todas esas razones
no me cabe la menor duda de sus buenas intenciones, pero ya sabemos que de
buenas intenciones está plagado el camino del infierno. Y como dijera Hanna
Arendt “Cuando en nombre de la compasión se violan los derechos, desaparece la
libertad”. Y Ayn Rand: “La compasión no genera una hoja verde, y mucho menos un
grano de trigo”.
En 1.991 el Papa Juan Pablo II escribió la
encíclica Centesimus Annus, y allí dice: “De hecho donde el interés privado es
suprimido violentamente, queda sustituido por un oneroso y opresivo sistema de
control burocrático que esteriliza toda iniciativa y creatividad”. Juan Pablo
II rescata el pensamiento de León XIII sobre la validez del interés privado y
en ello reconoce el principio que Locke considera fundamental de la libertad
que es el derecho del hombre la búsqueda
de la felicidad.
Al inicio de su reciente encíclica
“Evangelii Gaudium” Francisco dice: “El gran riesgo del mundo actual, con su
múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que
brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres
superficiales, de la conciencia aislada”. No cabe la menor duda de que en estas
palabras que continúan criticando el interés privado, Francisco desconoce y se
opone a los principios expuestos de la libertad. Pero más aun ignora que el
consumo solo ha sido posible gracias al sistema que él vitupera, y que creara
riqueza por primera vez en la historia. Si no hubiese consumo no habría
producción y consecuentemente habría más pobres que no tendrían trabajo ¿Acaso
cree que en Cuba o en los países africanos hay mucho consumo? En Cuba los que
consumen son sus amigos los Castro y su secuela.
Seguidamente en el punto 54 de su encíclica se
manifiesta contra el denominado derrame y dice: “En este contexto algunos
todavía defienden las teorías del derrame, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido
por la libertad de mercado, logra provocar por si mismo mayor equidad e
inclusión social en el mundo”. Ya debiéramos saber que derrame es el nuevo
nombre de la mano invisible de Adam Smith, que como antes dijimos fuera
reconocida valiosa por León XIII. Indudablemente que en referencia a esta
descalificación del mercado Francisco coincide con Raúl y Fidel.
Ahora Francisco va a recibir nuevamente a la Presidenta y según las
últimas noticias va a viajar a Bolivia, a Ecuador y a Paraguay. Evidentemente
todas estas reuniones con los representantes políticos de estas naciones,
igualmente opuestas al sistema capitalista y así como con los pobres de esas
regiones constituye un accionar eminentemente político. Creo que la política es
un interés privado del Papa por más que lo haga con el corazón en la mano. Si
mal no recuerdo en el Colegio me enseñaron que fue Jesucristo quien dijo: “Dar
al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios; mi reino no es de esta
mundo”. Esa tendencia fue recogida antes en la encíclica Veritatis Splendore,
de Juan Pablo II pero escrita por Benedicto XVI cuando administraba la doctrina
de la fe. Y allí escribió: “En efecto, compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los
principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su
juicio sobre cualquiera asunto humano”. No me cabe la menor duda de que esta es
una declaración política y en alguna medida contradice los intentos de diálogo
interreligiosos proclamados por Francisco.
Dios
quiera que sus esfuerzos políticos finalmente constituyan algún resultado
favorable a la libertad conforme a sus buenas intenciones. Lamentablemente siempre
seguiré pensando que un diálogo con criminales y demagogos es “un sueño de una
noche de verano”. Por último me vale la pena aclarar que cuando hablo de las
doctrinas de la Iglesia
no me estoy refiriendo a la religión sino a la política. Siguiendo a Locke soy un creyente en la tolerancia religiosa
pues “nadie puede ir al cielo a través de una religión en la que no cree.” En
este sentido Francisco pareciera seguir a Locke, pero lo ignora en lo que se
refiere a la libertad, que se fundamenta en el derecho a la búsqueda de la propia felicidad. Y en este aspecto pareciera
compartir criterio con Raúl.
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