Las elecciones
Guillermo Lascano Quintana
Abogado.


En febrero o marzo de 1983 el gobierno de entonces requirió los servicios profesionales de una encuestadora, para analizar el probable resultado de las elecciones que se disputarían el 30 de octubre de ese ano.

Entre otras razones para tal requerimiento, se tuvo en cuenta el resultado dispar que daban varias encuestadoras privadas y públicas, de policías, fuerzas armadas y organizaciones extranjeras. El panorama era divergente a niveles que quizás los métodos actuales hayan eliminado o disminuido. Sin embargo, hace apenas unas semanas las encuestadoras británicas se equivocaron pasmosamente y erraron el aplastante triunfo del partido conservador.

¿A que vienen estos recuerdos y realidades?

La primera respuesta es que lo que vale es el resultado final y que se avecina una elección crucial, a partir de la cual enderezaremos el rumbo republicano y la prosperidad perdida. Lo primero por el feroz abuso de las normas legales y éticas que implica la republica y lo segundo por la insistencia en políticas económicas que han fracasado en el mundo y están fracasando entre nuestros vecinos.

Sin embargo, a mi juicio, lo más importante y trascendente es no tanto lo que se estima ahora como comportamiento de los votantes, sino lo que sucederá en el acto comicial final. A pesar de todas las presiones sutiles o brutales que se llevan a cabo ahora y desde hace ya mucho tiempo, finalmente es el pueblo el que decide y lo hará al votar.

Y si decide el cambio ahora, se ahorrara hacerlo más adelante, porque tarde o temprano se impone la realidad; y la mentira, la prepotencia y  la corrupción finalmente cesan y han cesado en la historia.
Puede suceder que el pueblo no advierta los peligros de la continuidad del lamentable estado en que se encuentra uno de los territorios más imponentes del mundo, por lo que vale la pena señalar que podríamos producir alimentos para 400 millones de personas, aprovisionarnos de todo el combustible necesario para nuestra producción local, generar energía hídrica y eólica para reducir el consumo de yacimientos fósiles y  sin embargo tenemos pobres subalimentados, importamos combustibles, no construimos carreteras ni hospitales, ni producimos los que podríamos, no educamos a nuestros niños y jóvenes  y  como si esto fuera poco estamos endeudados inútilmente.

Los millones de personas que viven de subsidios o usufructúan empleo público no ignoraran, no deben ignorar, que ello no es para siempre y que más temprano que tarde la realidad los abrumara si no se cambia antes y se recuerda que la riqueza no llega si no se produce, con trabajo esforzado.

Llegará entonces el tiempo de valorar lo logrado, de dar gracias por ello y de rendir humilde y reconocido homenaje a quienes forjaron la patria, de un modo respetuoso, no carnavalesco u parcial, como el que estamos viviendo, olvidando que quienes la fundaron lo hicieron con coraje, trabajo y dignidad y no cantando y bailando,

Eso es lo que está en juego en las próximas elecciones.
 
 

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