Cuba: Humanismo o Lucro
Pedro Corzo

Periodista de Radio Martí.



Durante décadas un numero significativo de personas y organizaciones que se auto identificaban como humanitarias han realizado intensas campañas propagandísticas a favor que el gobierno de Estados Unidos eliminara restricciones que había impuesto al régimen cubano desde principios de la década del 60.
 
Los discursos de la gran mayoría de estos defensores fundamentan sus reclamos en que la familia cubana está dividida por las medidas prohibitivas de Estados Unidos, a la vez que afirman que el embargo y otras disposiciones similares, tienen sumido en la miseria al pueblo de la isla.
 
Muchos de los participantes en la campaña daban la impresión de ser individuos de una especial sensibilidad, de personas que invertían su tiempo y recurso a favor de lo que consideraban justo, pero el tiempo ha permitido apreciar que en esas campañas, al menos un sector de esos activistas, mezclaban su supuesto humanismo con intereses económicos.
 
Por supuesto que llamaba la atención su falta de críticas y denuncias ante los abusos contra el pueblo en que incurría el gobierno de la isla. Tampoco aludían en sus  comentarios la situación de los que no podían viajar a su país de origen, porque el régimen insular les negaba ese derecho.
 
Otro aspecto también a destacar es que muchos de estos individuos viajaban con relativa frecuencia a Cuba, sin embargo   no hay conocimiento público de que hubieran sido sancionados o recriminados por las estrictas leyes estadounidenses en contra de esos viajes que denunciaban.
 
Es una realidad que algunas de las personas que más clamaban por la liberación absoluta de los viajes de Estados Unidos a Cuba, nunca pidieron igual libertad de movimiento para los cubanos de la isla,  a la vez que tenían negocios de viajes y de envió de paquetes a la isla, lo que algunos llaman conflictos de intereses.
 
Otro trance similar lo encontramos con algunos de los individuos que con mayor vehemencia promovieron los intercambios culturales Cuba-Estados Unidos. Se presentaron como promotores de la cultura, personas que solo buscaban el acercamiento entre los dos pueblos, pero de repente se han convertido en empresarios, que como corresponde, solo buscan incrementar sus ganancias en cualquier negocio.
 
Por supuesto que en esta labor “humanitaria” han estado envueltas diferentes corporaciones y profesionales de distintas disciplinas que con frecuencia mostraban un interés sesgado en los asuntos cubanos, pero que gracias a aquellas expresiones o a algún que otro gesto de buena voluntad, tienen con la administración cubana oportunidades que entidades de iguales características o profesionales de la misma calificación,  que no hicieron iguales gestiones, no tienen acceso.
 
Por otra parte algunas de estas personas que eran invitadas a defender sus propuestas en programas de radio y televisión, comparecencias en las que tampoco criticaron al régimen de La Habana, gustaban de la victimización, se decían acosados y perseguidos por la intolerancia de quienes no opinaban como ellos, una forma de  restarle relevancia a  su silencio ante las depredaciones de la dictadura.
 
Las campañas fueron varias e incluían más  de un reclamo al gobierno de Estados Unidos, con frecuentes ataques al exilio,  al que acusaban de insensible ante los problemas que enfrentaba la población de la isla, como si Fidel y Raúl Castro no fueran los verdaderos culpables de la miseria económica, y el quebranto de los valores fundamentales de la nación cubana.
 
No obstante hay que reconocer, independiente del dinero que haya sido invertido para lograr algunos de sus objetivos, que han tenido éxito.
 
Por ejemplo, Estados Unidos y Cuba restablecieron relaciones y Washington ha expresado su disposición de facilitar los viajes a la isla, también ha mostrado interés en incrementar el intercambio comercial y el cultural, pero el régimen cubano no ha dispuesto ninguna medida que tiendan a facilitar las propuestas de Estados Unidos.
 
En relación a  los viajes varias compañías de crucero han recibido permiso de parte de las autoridades estadounidenses de viajar a Cuba, sin embargo desde la isla no ha llegado ninguna respuesta al respecto. Igual situación enfrentan las compañías de viajes en ferry, a las que el gobierno cubanos sigue sin responder.
 
La realidad es que independiente a la voluntad de quienes están a favor del acercamiento entre los dos países, el gobierno castrista continua siendo uno de los países de mayor riesgo para invertir según el Mapa de Riesgo Político 2015, “ya que el control gubernamental de los negocios, con una normativa frágil, hacen de Cuba uno de los lugares más difíciles para invertir”, reseña un trabajo publicado en Martí noticias por Enrique Aguado.
 
Al respecto dice la publicación británica Financial Times,” según estadísticas del propio gobierno cubano alrededor del 60%  de los negocios extranjeros establecidos han cerrado”. Con estos truenos es aconsejable que los inversionistas en Cuba porten un pararrayo.
 

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