California, DF II
Ricardo Valenzuela


Cabalgando sobre la segunda década del tercer milenio, pensaríamos que las viejas prácticas tan populares en todo el mundo en los años 60 y 70 y todavía promovidas por los progresistas del PRD y algunos priistas en México, de pretender lo que Milton Friedman definió; “a free lunch” o “una comida de gorra,” habían desaparecido. Sin embargo no es así, siguen vivitas y coleando.
 
Durante los últimos meses nos hemos enterado de la grave crisis energética que el estado de California sufre en estos momentos, lo que los colectivistas de inmediato han aprovechado para colgar la culpa a la “desregulación” de la industria estructurada hace unos años. Sin embargo, es importante señalar el que dicha desregulación, más que tener la fisonomía de algo con lo cual los economistas liberales puedan presumir, parece haber sido estructurada por Hugo Chávez. Lo esperanzador para los californianos es que como en el DF, ellos también tienen en el gobernador otro político “compasivo” que los saque de sus miserias.
 
Es impresionante el paralelo que existe entre California y el Distrito Federal mexicano, en cuanto las actitudes de sus habitantes para constantemente estar disfrutando de su “free luch,” sin entender las consecuencias del mismo. Hay tres áreas en ambas regiones tan importantes en nuestros países en las que las ciegas exigencias de sus ciudadanos se funden: Los californianos y los deefeños exigen free luch entre muchas otras, en tres áreas fundamentales: Rentas bajas, Universidades gratuitas, electricidad barata. Claro, en el DF podemos hacer una lista interminable como: metro gratis, carne barata y subsidiada etc, para ello sus habitantes eligen políticos que retan las leyes fundamentales de la economía; oferta y demanda, a base de regulaciones y otras barbaridades.
 
Todos los ganaderos del norte del país recordamos con horror los días en que, al tener ya nuestro ganado “tratado” con algún comprador americano para exportarlo normalmente a más de $1.00 dólar la libra, recibíamos notificación de parte de las autoridades que, debido a la escasez de carne en el DF, se suspendían las exportaciones de ganado y se nos obligaba a enviar nuestros becerros “de exportación” al DF a la mitad del precio establecido por los mercados internacionales, para satisfacer la demanda de los deefeños.
 
Electricidad barata: Los políticos californianos han tratado de asegurar a cada votante acceso a electricidad barata a base de control de precios. Antes de la famosa desregulación, el estado controlaba los precios que debían cargar las empresas de servicios eléctricos, mismas que mantenían un monopolio en sus diferentes áreas de influencia. En 1996 se inició un proceso parcial de desregulación, permitiendo a los consumidores el adquirir su servicio de proveedores establecidos fuera del estado. Pero el problema fue el que los precios al menudeo permanecieron controlados por el estado. Ante un aumento desmedido de la demanda de electricidad, el mercado controlado no respondió y la crisis hizo su presencia privándolos de su free lunch.
 
En México el problema aunque similar, tiene ángulos diferentes. El monopolio estatal es obsoleto, anti funcional, y muy corrupto. Mientras que en otros estados se sufre la condena de tarifas de una CFE antidiluviana, en el DF les subsidian sus precios. Al no haber competencia, no hay interés de modernizarse y hacerse productivos. El monopolio por lo mismo sufre pérdidas constantes, mismas que se cargan al erario nacional o peor, a la deuda pública. En este caso lo más preocupante es la ya falta de capacidad de la CFE para hacer frente a una demando creciente que tiende a condenar el país a un subdesarrollo más profundo que el ya vivimos. 
 
Universidades gratis: California se ha convertido en el primer y único estado de la Unión Americana en el que se considera un derecho la educación universitaria gratuita. Esto de entrada puede sonar muy compasivo y altruista, pero en la práctica le ha costado al estado más de 10,000 millones de dólares al año—y repetimos; “there is no free lunch,” alguien tiene que pagar puesto que los estados no tienen recursos ilimitados, o como dice Jesse Ventura, no tienen una imprenta de dinero en los sótanos de los palacios de gobierno. En estos momentos este programa está absorbiendo casi el 15% del presupuesto estatal dejando otras urgentes necesidades sin satisfacer. No hay duda de que estos programas de educación “gratuita” muy pronto se manifestarán en impuestos más altos, o reducción de otros servicios.
 
En nuestro Distrito Federal tenemos el vis crucis de la UNAM y una serie de escuelas preparatorias exigiendo lo mismo. Constantemente "líderes estudiantiles" mantienen la Universidad secuestrada exigiendo no únicamente lo gratuito sin el pase automático. La UNAM en estos momentos ya tiene un presupuesto mayor que muchos estados de la federación y sin embargo, su calidad académica cada día se devalúa y ya no se compara con la de las Universidades privadas. Ahora parece ser que los “estudiantes activistas” no únicamente exigen educación gratuita y pase automático, sino posiciones de maestros de planta.
 
Rentas Bajas: Los votantes viviendo en apartamentos y casas bajo el control de rentas en Berkley, Santa Bárbara, Palo Alto y  Santa Monica, sin duda son los más convencidos de ese mito. Los habitantes de algunos sectores en la ciudad de México igual. Y cómo no van a creer en él si han vivido por años disfrutando rentas baratas gracias su control. Sin embargo, el precio de ese free lunch se ha hecho intolerable. Los constructores, desarrolladores y propietarios han decidido el que invertir en remodelar, mantener, o construir en áreas de rentas controladas es un mal negocio. Ante ese problema, la principal ley de economía de oferta y demanda se ha desestabilizado, lo que ha provocado una escasez de vivienda y las áreas en donde no hay control de renta por lo mismo, los precios de viviendas son desorbitantes.
 
California además se ha ubicado como el estado menos accesible para el establecimiento de nuevos negocios, el de impuestos y regulaciones más criminales de los EEUU, es el estado del país más endeudado y a punto de la quiebra, uno de los más violentos de la unión. Por todos esos motivos y muchos otros, se estima que más de mil empresas abandonan el estado cada mes en busca de mejores pastizales.
 
Californianos y defeeños han llegado a considerar la universidad gratis, renta barata, electricidad también barata y demás dulces en la lonchera, como sus derechos inalienables y no están dispuestos a cederlos ante nada. La crisis energética de California no es más que el resultado de esa intransigencia. En la medida que las crisis en educación, vivienda, y energía en los dos países se multiplican, ciudadanos en ambos lados de la frontera se dan cuenta que los sistemas educativos no les han enseñado algo muy importante: “El que realmente no hay free lunch.”
 

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