La espía que no vino de Belén
Pedro Corzo

Periodista de Radio Martí.



Mientras la dictadura cubana desplegaba una intensa campaña publicitaria a favor de la excarcelación de cinco de los convictos de la red Avispa, aparentaba ignorar que otro de sus  agentes, Ana Belén Montes, mucho más eficiente y productiva, cumplía sentencia por espiar a su favor.
 
La gestión internacional a favor de los cinco fue intensa y extensa. El aparato propagandístico internacional del castrismo se empeñó a fondo. Recurrió a todos sus asociados alrededor del mundo  para que trabajaran a favor de sus espías.
 
En la isla la campaña cobró niveles de paroxismo. La épica castrista necesitaba nuevos héroes para revivir el eterno cuento de la patria amenazada. Los espías presos en Estados Unidos fueron muy útiles en esa encomienda. Otro espectáculo aparatoso que trataba de aplacar la frustración de la población, que  había perdido la confianza en una dirigencia que solo cosechaba fracasos.
 
Mientras, Belén Montes languidecía en una prisión estadounidense sin que el gobierno de La Habana hiciera conocer al pueblo de la isla, los importantes servicios prestado por el topo que habían sembrado en la Agencia de Inteligencia de Defensa, DÍA, una importante agencia de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
 
Contrario a los convictos de la red Avispa, Montes perjudicaba el montaje de esta otra epopeya. No era cubana,  por lo tanto era imprudente usarla como paradigma de una nación en crisis, segundo sus actividades como  espía no podían cubrirla con el sofisma de que estaba defendiendo a su país de amenazas terroristas.
 
Ana Belén Montes, espió por años a favor del gobierno cubano y está presa desde el 2001. Ocupó la posición más importante entre los agentes que atendían a Cuba, también coordinó la agenda de las reuniones de las agencias de inteligencia estadounidenses  que recaban información sobre el gobierno de los Castro.
 
Este personaje tuvo acceso a secretos de la Defensa. Su  posición  le permitió ejercer influencia en la elaboración de políticas hacia el gobierno de La Habana.
 
El 19 de marzo del 2002, Montes se declaró culpable de espiar a favor del gobierno de Cuba por 16 años y de pasar información secreta a la inteligencia cubana. Su último contacto ocurrió cinco días después de los ataques a las torres gemelas de Nueva York y según la información el mensaje codificado fue enviado a un localizador que, según las autoridades estadounidenses, pertenecía a la misión cubana en Nueva York.
 
Las autoridades acusaron a Belén de: “comunicar, entregar y trasmitir al gobierno de Cuba y sus representantes, funcionarios y agentes, información relacionada con la defensa nacional de Estados Unidos, con la intención y creencia de que sería usada para perjudicar a Estados Unidos en beneficio de Cuba’’.
 
Parte de la información que Montes suministró  al régimen de La Habana fue traspasada  a países como Libia, Irán y otros que podrían haber tenido contactos con la red terrorista de Al Qaeda. Se supone que esto fue en parte lo que motivó el arresto anticipado  de la espía, que a pesar de estar bajo vigilancia, seguía teniendo acceso a información muy sensible.
 
El gobierno de La Habana guarda bien sus secretos y determina sus prioridades sin que importen como son afectados los intereses de terceros, por eso decidió congelar a la Belén y esperar el momento  oportuno, no para reconocer que espiaba a su favor,  pero si para montar una campaña por su liberación tal y como ocurrió con sus pares cubanos.
 
El Comité por un Trato más Humanos para Ana Belén Montes, pronto derivara a uno que demandara su excarcelación sin condiciones, a la vez que procurará mantener la imagen de que es una organización independiente del gobierno cubano, a pesar de que su directiva está integrada por personas estrechamente vinculadas al régimen castrista.
 
Por ejemplo, Néstor García Iturbe, director del Comité,  está identificado como coronel en condición de retiro de la Dirección de Inteligencia castrista, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales, también trabajó como diplomático en la oficina de Cuba ante Naciones Unidas en Nueva York, la última dependencia castrista en tener contacto con Belén Montes.
 
Entre  el resto de los directivos vale destacar a Douglas Calvo, profesor de un Seminario Evangélico que entiende mejor las escrituras de Fidel que las del Cristianismo y David Manuel Orrio, un infiltrado de la inteligencia cubana en los grupos de la oposición que fueron arrestados en la Primavera Negra cubana del año 2003.
 
El Comité pro Belén Montes es otras de las muchas instituciones del castrismo que paga el pueblo de Cuba para lavar la imagen de la dictadura mientras conservan el poder.
 
 

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