El populismo empobrece a venezolanos
Luis Pazos
Luis Alberto Pazos de la Torre es un economista y político mexicano, egresado de la Escuela Libre de Derecho y miembro del Partido Acción Nacional. Se ha desempeñado como Director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos


El populista promete a los pobres, gratis o subsidiadas, viviendas, tierras, comida, ropa, electricidad, transporte, gasolina y todo lo que se le ocurra, con tal de ganar votos. También les dice que buscará la igualdad, quitándoles a los ricos para darles a ellos. Esas promesas, convertidas en leyes y políticas económicas, sumieron a Venezuela en la peor crisis de su historia. En 2015 alcanzarán una inflación, devaluación, escasez, corrupción y violencia, récord.

El caos provocado por las medidas populistas de los gobiernos de Chávez y Maduro, en nombre de la Revolución Bolivariana y del socialismo del siglo XXI, se tradujeron en el empobrecimiento de la clase media y un aumento de pobres.

El dólar oficial, que maneja el gobierno y manipulan funcionarios y amigos, está a 6.30 bolívares por dólar. El real, al que tienen acceso los ciudadanos, a 742 en efectivo, en la calle, y 893 bolívares por dólar en casas de cambio.

Hay que hacer colas por horas para conseguir alimentos. Muchos viven de vender sus lugares en las colas. Escasean medicinas, lápices, cuadernos, y todas las materias primas importadas indispensables en la industria. Un cuaderno en el mercado negro vale 600 bolívares y unos lentes con aumento, 60,000 bolívares. La mayoría de los venezolanos ganan menos de 10,000 bolívares mensuales, que a tipo de cambio real (742 bolívares en la calle) son 13.5 dólares mensuales. Lo único barato es la gasolina subsidiada. Llenar un tanque de 60 litros cuesta 5 bolívares, menos que una botella de agua, lo que muestra el caos en los precios, en su mayoría controlados por el gobierno.

En la vida cotidiana de los venezolanos de clase media y humilde -me comentaba una profesora que imparte clases a nivel primaria en Caracas- su principal preocupación es conseguir alimentos. En supermercados, mediante la célula de identidad se pueden comprar productos básicos racionados, dos veces a la semana, si los hay, después de largas colas.

El gobierno socialista populista venezolano pierde popularidad: cada día hay menos que repartir, ya que es difícil crear riqueza donde la inseguridad jurídica, las expropiaciones, la escasez de insumos de importación y la corrupción, están presentes en toda actividad económica.
 
 

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