Fundación Atlas 1853

La pesadilla

Luis Salmain

Comisión de Economía de la UCEDE.

“Aníbal está en problemas”. Esta frase que encabeza el art. de Carlos Pagni en La Nación de hoy 14/1/16, y que se atribuye a Néstor Kirchner, abarca un problema más amplio.

El artículo recorre una enorme cantidad de hechos, algunos de los cuales son los siguientes:

… se corre el velo sobre una trama político-criminal que prosperó bajo el kirchnerismo …

… los Lanatta y Schillaci eran asistidos por un aparato narco…

… lavado de dinero de la droga en la campaña presidencial de la sra. de Kirchner…

… conexión de la administración del kirchnerismo con el narcotráfico…

… implicados: presidentes de clubs, políticos, empresarios, barrabravas, movimientos sociales…

Además de lo anterior, una lamentable ineficiencia de la administración anterior, al punto de registrarse los peores indicadores de los últimos 150 años y cuya trágica dimensión todavía está pendiente de ser cuantificada por las auditorías en curso.

El problema aún más profundo está en que una parte de los ciudadanos (esperemos que cada vez menor) y muy buena parte de políticos y periodistas continúan negando la participación y los lamentables resultados obtenidos por el conjunto de delincuentes y corruptos que integraron el gobierno anterior.

Dichos políticos y periodistas no tienen el mínimo decoro de mantener un perfil bajo, o por lo menos expectante, ante la evolución de las actuaciones judiciales que se están desarrollando y que esperamos avancen con la mayor celeridad posible.

Ante esa negación de la realidad, resultan totalmente inconducentes todos los programas periodísticos donde se cita a personas que no tienen ningún empacho en negar la evidencia.

Obviamente todo programa está en su derecho de invitar a quién quiera, pero lo que se quiere dejar destacado es que resulta imposible tener una discusión útil con quiénes en su momento se basaban en índices falsos y podían tratar de ocultar situaciones y ahora, cuando el desastre y las evidencias empiezan a salir a la luz, siguen porfiando como autistas.

En resumen, propondría que el artículo mencionado fuera titulado no “La Pesadilla del Kirchnerismo” sino la “La Pesadilla de la Argentina”.