Crisis humanitaria en Venezuela
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Washington D.C. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Al desastre económico y político que ha creado el socialismo del siglo XXI en Venezuela, agréguele una emergencia de salud pública que está transformándose en una crisis humanitaria. Las políticas bolivarianas, que han producido una escasez generalizada de bienes, también han afectado a la medicina, de tal manera que “los venezolanos se están muriendo por falta de medicamentos”, según la industria y gremio farmacéutico del país.

No son los únicos en reconocer la situación. La Asamblea Nacional, que es ahora de oposición, declaró una crisis humanitaria de salud el mes pasado. Los datos son graves. El desabastecimiento en medicamentos supera el 70%, según la Federación Farmacéutica Venezolana. La crisis afecta a toda la atención médica. La asociación civil Codevida reporta que el número de camas en la salud pública se ha reducido entre 30% y 40%, y que ha habido una pérdida de 6.700 médicos y 30% de residentes o médicos en formación en la misma. También encuentran inhabilitado a buena parte del material médico. Por ejemplo, el 86% de los equipos de rayos X en los hospitales están dañados. “El 95% de los 300 hospitales públicos solo cuenta con 6% a 7% de los insumos que necesitan”, afirma la organización.

Solo basta leer las redes sociales para confirmar la tragedia. Se suplican medicinas o materiales médicos para tratamientos específicos a nombre de madres, niños y otros seres queridos en necesidad. Y también se anuncian sus muertes por falta de los insumos. LaPatilla.com reporta que “los lamentos en las redes sociales son diarios y a cientos”.

Puede empeorar la situación con la llegada de la epidemia de Zika, la cual se sospecha de ser responsable de microcefalia en bebes recién nacidos. Reporta Reuters que la escasez de anticonceptivos, que ha producido un incremento en los embarazos, podría complicar la situación aún más, así como el hecho de que los casos de Zika podrían ser más de 100 veces mayores a los que reporta el gobierno, según estimaciones independientes.

Un problema serio es la falta de información básica sobre la salud pública producto de la ineptitud del gobierno y de no querer reconocer deterioros significativos. Desde el 2014, por ejemplo, el gobierno no ha reportado información sobre ciertas enfermedades y niveles de mortalidad en la población. Ocultar información o subestimar la gravedad de un problema de salud obviamente impacta negativamente la respuesta al mismo y el comportamiento de la gente.

La crisis de salud venezolana, que es parte de la crisis social, deriva en gran medida del control de la información. Después de todo, el control de precios, la inflación, y el control de divisas son formas de controlar la información y descoordinar las actividades de las personas. Y son justamente esas políticas las que han creado la escasez de alimentos, medicinas, capital, etc. Cuando se impone un precio a un bien por debajo de su valor de mercado, se genera escasez. Lo mismo ocurre si se impone un precio bajo a las divisas, lo cual dificulta o imposibilita las importaciones, peor aun si el proceso es centralizado. Y las políticas inflacionarias, a las que recurre el régimen para cubrir su gasto descontrolado, hacen que la reserva de valor de la moneda sea una mentira.

La crisis humanitaria de Venezuela es la consecuencia lógica del socialismo bolivariano. Lo que requiere Venezuela es un cambio completo al modelo, no solo ajustes a ciertas políticas.

Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 6 de febrero de 2016.
 

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