El verdadero padre de los Chicago Boys
Ricardo Valenzuela


Álamos, Sonora, México.
 
El pasado jueves 18 de este mes, una vez más acudíamos a la convocatoria que cada año llevan a cabo Paco Gil Díaz y Roberto Salinas León, para participar en la reunión de Álamos Alliance que conjunta economistas de todo el mundo con la tarea de analizar problemas económico-políticos que aquejan a diferentes países, en este entorno que cada día parece tornarse más complicado.
 
Sin embargo, en esta ocasión, además de los tradicionales asuntos a revisión, la reunión presagiaba ser por demás interesante, puesto que se llevaría a cabo un recordatorio y homenaje al hombre que le diera vida a la Álamos Alliance, hace ya 24 años, Arnold Harberger, mejor conocido por sus discípulos como, Alito, el verdadero padre de los Chicago Boys de Chile, aquel grupo de economistas que rescataran a Chile del infierno marxista. Esta es un bella historia de amistad, generosidad y desarrollo de mentes que transformaron a Chile
 
La historia de este grupo es muy larga pero la podemos resumir afirmando que, ellos son los responsables de haber rescatado a Chile de las fauces del socialismo y el marxismo establecido por Salvador Allende y lo hería de muerte, para ubicarlo como el único país de América Latina libre, próspero y desarrollado. La sociedad entre la Universidad de Chicago y sus Chicago Boys, se inicia con el arribo a Chile en 1955 de un muy joven Alito, acompañado de otros profesores de la Universidad de Chicago, buscando un antídoto contra las políticas de Raúl Prebisch quien, desde la CEPAL, envenenaba a toda América Latina con su potaje marxista. De inmediato establecieron un acuerdo con la Universidad Católica de Chile para recibir estudiantes chilenos en Chicago con sus respectivas becas.
 
Alito se enamoró del país y más adelante, los chilenos ya como estudiantes en Chicago, le presentarían a un bella chilena profesora en Northwestern University, de la cual se enamoró y contrajo nupcias. El desfile de estudiantes chilenos hacia Chicago para obtener sus doctorados en economía se intensificaba y, en algún momento, se contabilizaban más de cien, y todos ellos recalaban a la casa de Alito.
 
Alito y Anita, su esposa chilena, los acogían en esa ciudad realmente como si fueran sus hijos tanto que, algunos de ellos, por largos periodos, cuando se les encogía el dinero de la beca, vivían en casa de su mentor. La cochera de la casa de Alito, descrita por algunos de sus discípulos como un estadio, se convertía en el Power House en donde se discutían ideas económicas que ellos ya absorbían, las de la escuela de Chicago. Después, inclusive, ya cansados todos los participantes dormían en esa cochera utilizando sleeping bags que el mismo Alito les facilitaba. Ahí se gestaba el futuro de Chile.
 
Los estudiantes latinoamericanos continuaban arribando a la universidad de Chicago en donde se establecían fuertes lazos de amistad entre todos ellos. En el caso de México acudirían Paco Gil Díaz, Manuel Suarez Mier, Agustín Carstens, Herminio Blanco etc. Todos ellos tendrían también importantes papeles en el plan para rescatar a México de aquella cruel enfermedad iniciada a finales de los años 70s, que devoraba las entrañas del país en ese círculo inflación-devaluación. En Hacienda, el Banco de México, Secretaria de Economía etc, todos aportaban sus ideas para nivelar el país.
 
Después de que el grupo original de Chicago Boys se graduaran y haber participado en el rescate de Chile ante el abismo de la quiebra, Alito y su colega, Milton Friedman, convocaron a una reunión de sus retoños ya sembrados por el mundo, escogiéndose la bella ciudad de Álamos, Sonora, para llevar a cabo el encuentro. Estas reuniones se han celebrado durante los últimos 23 años a las que, mediante un selectivo proceso, se inició la invitación de otros economistas que, aunque no fueran emanados de la universidad de Chicago, compartieran la filosofía económica de libertad que caracteriza a esa casa de estudios. En los casos de Pedro Aspe, emanado de MIT, Vittorio Corbo, Harvard y ex presidente del banco central chileno, Hernán Buchi, Columbia University y ex ministro de economía, el mismo Alito los adoptó como miembro de los Chicago Boys por la fortaleza de sus ideas.
 
Rolf Luders, chileno presente en esta última reunión, Chicago Boy y ex Ministro de Economía en la era de Pinochet, afirma hay dos Américas Latinas muy diferentes. La vieja que permanece atrapada por el populismo y la retórica marxista e incluye Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela. La otra nueva, demócrata y orientada al mercado libre e incluye; Chile, Colombia, Costa Rica, Paraguay, Perú, Uruguay. Pero Chile sin lugar a dudas es el país más próspero y estable del grupo reportando crecimientos de casi 7% durante años, con el ingreso per cápita más alto de América Latina. Todo ello es debido a las acciones que tomaron los Chicago Boys en su momento y, en especial, a quien hiciera posible su nacimiento, Alito.
 
Aun cuando Chile inició el proceso de libertad económica antes que los EEUU de Reagan, la Inglaterra de Tatcher o el Singapur de Lee Kuan Yew. A pesar del incuestionable éxito de las ideas implementadas por sus Chicago Boys, en estos momentos el país se encuentra ante una encrucijada. Después de 40 años de políticas económicas que consolidaron el país como referente para la región latinoamericana y el mundo, existe la disyuntiva de abandonarlas. Aunque parezca increíble, la democracia lograda para Chile está a punto de devorar a sus hijos cuando, un gobierno socialista en sociedad con el partido comunista, han iniciado el derrumbe de políticas e instituciones que hicieran grande a Chile, consecuencia de lo que tanto nos advirtiera Jefferson; la Plebecracia.
 
El homenaje a Alito finalizaba con la exhibición de una corta cinta que narra la vida de los Chicago Boys desde su arribo a la universidad. Al momento de estar presenciando las entrevistas que se les hiciera a sus discípulos, la forma en que se expresaban de él. Cuando narraban cómo Alito, al salir de vacaciones con su esposa, les dejaba el uso de su casa. De cómo se tomaban todo lo que encontraban en el bar, se comían los camarones de Alito, se podía observar a este gran hombre sonriendo en silencio y tal vez con una tenue lagrima en sus mejillas cual padre orgulloso de las travesuras de sus hijos.
 
Se iniciaba la Alianza Álamos #23
 

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