Cuál es el grado actual de endeudamiento de las familias argentinas
Félix Piacentini
Es economista, director de NOAnomics. Ex Investigador Jefe del IERAL NOA de Fundación Mediterránea.
El crédito permite adelantar consumo cuando los ingresos presentes no son suficientes. Pero luego hay que afrontar el costo de reembolsar ese financiameinto y el consumo se verá afectado
Como trabajadores y consumidores, los que tenemos acceso al crédito recurrimos a él para adelantar consumo cuando nuestros ingresos actuales no nos alcanzan. Claro, el problema es que luego hay que devolver lo prestado, y entonces se reduce nuestro consumo futuro al tener que destinar parte de nuestros ingresos a honrar deudas. Pero, manejado responsablemente, el endeudamiento nos permite administrar nuestros niveles de consumo presente y futuro más eficientemente minimizando sus oscilaciones, sobre todo las descendentes que son tan antipáticas.
Ahora bien, si ya estamos muy endeudados nuestras chances de acceder a nuevo financiamiento son menores. Entonces cabe preguntarse luego de una década en la que el gobierno se encargó de priorizar y cebar el consumo irresponsablemente por encima de nuestras posibilidades, ¿están muy endeudadas las familias argentinas?
Al 31 de diciembre de 2015 el stock nominal de préstamos de todo tipo otorgado a personas en relación de dependencia (familias) alcanzó los $ 303.581 millones, con lo que el endeudamiento promedio del trabajador formal público y privado asciende a los $ 35.111. Por jurisdicción, como siempre, el primer lugar lo ocupa la CABA con una deuda media de $ 53.836, siguiendo Tierra del Fuego con $ 48.900, La Pampa ($ 43.217) y Chubut ($ 41.090). Curiosamente siguen tres provincias con ingresos medios de entre los más bajos del país como son Salta con familias adeudando un promedio de $ 39.574, Misiones con $ 39.116 y Formosa que se ubica en los $ 34.083. En tanto, en el extremo inferior se sitúan San Juan, Catamarca y Río Negro como las provincias con las familias menos endeudadas del país con una media de $ 15.554, 16.335 y 17.652 respectivamente.
Pero para comparar entre provincias una buena medida es calcular el endeudamiento relativo expresado en cantidad de salarios. Así, al 31 de diciembre del 2015 las familias argentinas debían un promedio de 2 salarios brutos, situándose por arriba de esta media Santiago del Estero (3,2), Salta (2,9), CABA (2,7), Misiones (2,6), LA Pampa (2,5), Tucumán (2,3) y Formosa (2,1). Los distritos con familias menos comprometidas son Río Negro, Santa Cruz, San Juan y Catamarca con deudas que representan alrededor de un salario bruto mensual.
En relación al año pasado el endeudamiento relativo aumentó en 12 provincias, se mantuvo en seis y disminuyó en las seis restantes. Ante la misma expectativa de cambio político y económico la demanda de crédito por parte de las familias ha reaccionado de manera muy disímil a lo largo del país, con algunas tomando financiamiento para adelantar consumo ante un escenario de incertidumbre en cuanto a ingresos y precios futuros, y otras mostrando cautela y reduciendo su exposición por el mismo motivo.
Desde 2007 el endeudamiento relativo de las familias (o asalariados) prácticamente no se ha movido mucho alrededor de los 2 salarios brutos, pero en épocas de mayor estabilidad macroeconómica e inflación baja que permitía plazos de financiación más extensos la deuda relativa llegó casi 4 salarios. Entonces, si bien una economía ajustando salarios reales por la inevitabilidad del ajuste, aunque sea gradual, disminuiría las posibilidades de ampliar el acceso al crédito de las familias (ya que es función de sus ingresos), el acomodamiento de las variables macroeconómicas y una lucha exitosa contra la inflación podrían permitir compensar esta fuerza negativa con plazos más largos y tasas más bajas en los nuevos préstamos otorgados, o refinanciación de anteriores.
Un mayor acceso al crédito puede morigerar el trauma del ajuste en el poder adquisitivo de las familias, brindándoles la posibilidad de evitar bajas tan drásticas en sus trayectorias de consumo hasta que la economía vuelva a crecer. Si nos endeudamos con responsabilidad el trance no será tan traumático. Eso sí, lo que vale para el gobierno vale para las familias. Habrá que hacerlo con responsabilidad, en volúmenes moderados y buscando las mejores condiciones posibles para que no comprometa nuestro futuro.
Publicado en INFOBAE.
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