Sobre la Meritocracia

Agustina Blanco
Periodista por el Colegio Universitario de Periodismo. Licenciada en
Comunicación Social por la Universidad Católica de Santiago del Estero.
Investigadora de la Fundación Centro de Estudios LIBRE. Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales de Fundación Atlas 2020.
Desde
los primeros pasos del yrigoyenismo a principios del Siglo XX, comenzó a
instaurarse en el país una nueva forma de gobierno en contraposición de a las
políticas gubernamentales de la “Generación del 80” basadas en las ideas del
filósofo francés, Augusto Comte.
En 1880
– año que le otorga el nombre a la Generación- primaba la educación como forma
de alfabetización para combatir el alto índice de iletrados que azotaba a la
nación mientras quela
exportación de materias primas al punto tal que se amplió el Puerto de Buenos
Aires. En consecuencia se crearon los puertos en Bahía Blanca y La Plata
creciendo el número de industrias y comerciantes, de esta manera el capital que
ingresaba al país sirvió para aumentar la infraestructural del Estado.
Del
mismo modo la creciente ola de inmigración europea trajo consigo mano de obra.
La misma era necesaria para cubrir la demanda laboral de Argentina que se
estaba integrando almercado europeo. La suma de todos estos esfuerzos
consolidaron las bases para que Buenos Aires se convierta en la “gran Capital Sudamericana” y Argentina en
el “Granero del mundo”.
En
1890 ciertos movimientos anarquistas y Socialistas inspirados por el marxismo
cobran vuelo en y comienzan a ejercer presión para derribar las políticas de
gobierno del momento. Ambas corrientes organizaron el Movimiento Obrero cuya
metodología de acción era la huelga. A
su vez, nace el Movimiento Sindical Argentino que reclamaba reformas de
carácter urgente en el orden social del país. Este último movimiento
encontraría en la Unión Cívica Radical (UCR) un cálido espacio.
Con
la venida del radicalismo a principios del Siglo XX, se instauró una forma de
gobierno nacionaly popular, de esta manera se conformaron los primeros sindicatos en el país y la política
de redistribución de la riqueza se asentó. Las exportaciones disminuyeron
considerablemente y en consecuencia aumentó la desocupación.Del mismo modo las principales medidas del yrigoyenismo
fueron la prohibición del desalojo y el aumento de los alquileres como así
también establecer al Estado como el único poder de explotación de fuentes
naturales de riqueza. De esta manera el Estado adquirió una posición cada vez
más preponderante en las actividades industriales incrementando su rol de
intervencionista y alejándose de las
ideas de libertad.
En
1946 el peronismo, por su parte enarboló la bandera de la redistribución de la
riqueza, una fiel manera de mantener el voto popular, de este modo creó las
bases y condiciones del populismo latinoamericano mediante la demagogia
electoral. A su vez intervino la política de importaciones y las sustituyó.
Respecto a los derechos y garantías, Perón se encargó de reformar la
Constitución Nacional y transformarla en una representación de su gobierno proteccionista.
Es
evidente que desde el gobierno de Hipólito Yrigoyen hasta la fecha, el Estado
Paternalista Intervencionista se consolidó como eje central en el desarrollo de
las formas de gobierno dejando atrás, poco a poco, el progreso y aquella
Argentina apodada “Granero del Mundo”. El
empoderamiento de esa forma de gobierno condescendiente dejó sin incentivos el
desarrollo profesional de los ciudadanos respecto al progreso y su
fortificación mediante reforzadores positivos.
El debate
en la “era Macri” se instauró (gracias a una publicidad del rubro automotor)
desde una nueva visión “Meritocrática vs Paternalismo Estatal”. En este sentido
es necesario desarrollar el significado del primer término. La palabra Mérito
como concepto encarna el derecho de recibir un premio como resultado por el
esfuerzo realizado respecto a algo, o en otras palabras, por el trabajo. El
filósofo inglés John Locke decía que el trabajo es lo que introduce la diferencia de valor en todas las cosas. A su
vez Locke deja claro que la capacidad del trabajo es lo que diferencia a los
seres conscientes de los animales y de ahí también su gran importancia, por lo
cual nada hay más meritocrático que el trabajo mismo.
Podríamos
decir, entonces, que si el valor de las
cosas se las otorga el esfuerzo, por consiguiente, el trabajo, entonces, el
signo de la Meritocracia es la valoración del esfuerzo por la labor realizada
en un preciso momento para alcanzar un determinado fin, que tiene como
recompensa la satisfacción personal y esta última es la que conlleva al
progreso. Por lo tanto si la clave está en el grado de esfuerzo individual,
¿por qué seguir insistiendo con el intervencionismo?
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