Venezuela a oscuras
César Yegres Guarache

Economista. MSc en Finanzas. Profesor universitario. Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cumaná. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010), organizado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


@YegresGuarache / cyegres@udo.edu.ve





El título de este artículo puede dar lugar a confusión. Muchos lectores podrían creer que esa oscuridad venezolanase refiere, en sentido figurado, a la inopia provocada por la obtusa aplicación en ese país de un mamotreto llamado “socialismo del siglo XXI”, desde hace ya demasiado tiempo.  Pero lo cierto es que,de los diversos aspectos de la vida diaria de los venezolanos que ya han sido alcanzados por dicha lobreguez, se abordará en esta ocasión uno en particular, que opera en un sentido real. 
 
Desde hace 1 mes, 19 de los 23 estados o entidades federales que conforman el territorio venezolano están sometidos a un riguroso esquema de cortes del servicio de electricidad. De forma rotatoria, de lunes a domingo, en todas esas regiones y sus zonas residenciales, industriales o comerciales, la electricidad es interrumpida durante 4 horas diarias, con todas las consecuencias que ello acarrea para las nociones mínimas de la existencia moderna de los seres humanos.
 
¿La razón? Los voceros del Gobierno alegan que el fenómeno climatológico El Niño, provocado por el calentamiento global de los “malvados países capitalistas”, ha generado una brutal sequía que ha mermado hasta un nivel crítico el nivel de agua del embalse de El Guri, del cual se alimenta la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, ubicada al sur del país, que le suministra electricidad a dos tercios del territorio nacional.  Afirman que sólo con “ahorrar” electricidad por unas semanas y esperar la temporada de lluvias, todo se solucionará. Lo que no explican es que hace apenas 7 años se presentó una crisis similar y no se tomaron las previsiones necesarias. Se anunciaron inversiones en plantas termoeléctricas de las cuales sólo una pequeña fracción se materializó.
 
En un país que se jacta de poseer las mayores reservas petroleras probadas del mundo -además de todo su potencial para desarrollar otras fuentes de energía- que este tipo de cosas ocurra sólo evidencia, una vez más, la multidimensional oscuridad que reina en cualquier parte donde son coartadas de esa manera las libertades humanas más elementales.
 
 
 

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