Banda de ladrones
Osvaldo Rolleri Aragón
Investigador, especializado en Seguridad. Corresponsal desde España de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Hace dos siglos, en Buenos Aires las luchas eran por controlar su puerto, porque era el lugar donde se cobraban los aranceles, que daban los mayores ingresos al gobierno. Era difícil mantener las arcas sólo con ese cobro. Pero con el correr de los años, desde el siglo pasado, además de las tasas (pago por un servicio), comenzó el concepto de impuesto; o sea, había que abonar dinero al gobierno contra ninguna prestación específica. La idea era poder brindar justicia, seguridad, salud y educación. Es así, que comienza la exacción de los habitantes con la creación de distintos impuestos en forma progresiva, para sacarle recursos a las poblaciones. Los más recordados en Argentina son, a las ganancias (1933, impuesto a los réditos, para los pudientes), luego en del valor agregado (IVA, 1975, para todos), que como todos en general se fueron modificando, incrementándose sus alícuotas y ampliando su base de aplicación.
 
Además, al igual que la nación, las provincias y los municipios también comenzaron a aplicar el mismo criterio, creando impuestos a las actividades rentables que pudieron encontrar en su ámbito de acción. También comenzaron los impuestos internos, casi infinitos y que no se perciben. Como ejemplo insensato del crecimiento, en la construcción, se comenzó con un sellado en la presentación de un plano, luego se pagó por metro cuadrado construido, después por el plano de instalación sanitaria, y más tarde electricidad. Hoy se abonan más de 100 impuestos, sellados, aranceles, etc., etc. Todos ellos con excusas ridículas y justificaciones pomposas.
 
Como prueba de la multiplicidad y magnitud de los impuestos, cuando se observan los valores desglosados de un billete aéreo, se aprecia que la suma de los impuestos, es superior al valor que cobra la compañía aérea por prestación del servicio, que además incluye en su costo todos los impuestos que la empresa debe abonar a los distintos entes estatales.
 
Cabe destacar, que con el crecimiento importante de las urbanizaciones, empresas y actividades en general (consumo, autos, vuelos, turismo, etc.), sin incremento de alícuotas, ni nuevos impuestos, ni endeudamiento, el aumento de recaudaciones habría sido (y lo fue) muy importante.
 
Pero como el incremento explosivo de las recaudaciones indicadas, no alcanzaron para cubrir el descolocado gasto de todas las instituciones gubernamentales, éstas se endeudaron; es así, que hoy en todos los ámbitos estatales existen abultadas deudas financieras que son difíciles de eliminar. En el futuro se avizoran más cargas, y entonces, ya hace bastante tiempo, los institutos de creación de impuestos, han dejado el concepto crear nuevos cánones sobre los sectores de gran desarrollo; y al igual que las bandas de ladrones, tratan de buscar quién tiene bienes en la población que puedan ser factibles de su exacción. Es así que comenzó, el impuesto a la herencia (ideológicamente socialista). Bienes personales (1991). Pero ya llegó inclusive a la extorsión, si se desea hablar con alguien hay pagar impuestos; y como es una necesidad, tanto el que paga la empresa de telefonía, como el que le paga el usuario, al gobierno y por minuto, es uno de los más elevados (su alícuota).
 
En resumen, los gobernantes, como decía Ayn Rand son una banda de ladrones; y para colmo, se copian entre los distintos países para aplicar los impuestos que se han creado en otros lugares, por más insólitos que sean. España, exigió el uso de placas solares (por razones ecológicas y ambientales), y ahora aplican el impuesto al sol, por su uso.
 
Debido a todo ello, ya algunos economistas, plantean que en el futuro, este sistema de impuestos crecientes, superiores al 40% del PBI y endeudamientos superiores al 100% del PIB, llevarán a una crisis a todo el sistema. Las corporaciones políticas en el poder, muchas veces corruptas, sólo tiene por objetivos agrandar su criminal trabajo, sin importar lo que suceda en el futuro, lo que deja un final abierto.
 
Esperemos que la justicia, castigue realmente las conductas corruptas. Y por otra parte, que  las tecnologías de comunicación, que permiten estar más presente a las personas en los temas fundamentales, por vía del voto provoquen los cambios de gobiernos necesarios para superar las crisis que se avecinan; como pareciera que comienza a suceder en Latinoamérica y Europa.
 

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