Sarmiento en la Argentina bárbara
Rolando Hanglin
Periodista.
Sarmiento fue sobre todo un periodista polémico, y dijo en su vida
infinidad de cosas. Insultó y fue insultado.
Nacido en 1811 (en San Juan), fallecido en 1888 (en Paraguay), Domingo
Faustino Sarmiento fue uno de los personajes más discutidos de la historia
argentina. Algunos lo declaran "padre del aula", otros lo proclaman
autor exclusivo de la Ley 1420 de educación obligatoria, gratuita y laica (que,
en realidad, fue promulgada por el presidente Julio Roca), otros lo consideran
un escritor genial por el "Facundo"; y están quienes lo bautizaron,
sencillamente, "el Loco Sarmiento", por sus opiniones
apasionadas, siempre políticamente incorrectas.
Dijo, por ejemplo, sobre los estancieros argentinos: "Nuestros
hacendados no entienden ni jota de este asunto, y prefieren hacerse un
palacio en la Avenida Alvear antes que meterse en negocios que los llenarían de
preocupaciones. Quieren que el gobierno, quieren que nosotros, que no
tenemos una sola vaca, contribuyamos a duplicarles o triplicarles su fortuna a
los Anchorena, a los Unzué, a los Pereyra, a los Luro, a los Duggan, a los
Cano, a los Leloir y a todos los millonarios que pasan su vida mirando cómo
paren las vacas. En este estado está la cuestión, y como las cámaras (del
Congreso) están también formadas por ganaderos, veremos mañana la canción de
siempre, el payar de la guitarra a la sombra del ombú de la Pampa y a la puerta
del rancho de paja".
Dijo del General Julio A. Roca, al regreso de la Campaña al Desierto de
1879: "¡Roca ha descubierto que en la Patagonia no hay
indios!".
Dijo de los judíos: "El pueblo judío, esparcido por toda la tierra,
acumulando millones, rechazando la patria en que nace y muere… Ahora mismo, en
la bárbara Rusia, como en la ilustrada Prusia, se levanta el grito de repulsión
contra este pueblo que se cree escogido y carece del sentimiento humano, de
amor al prójimo, de amor a la tierra, del culto del heroísmo, de la virtud, de
los grandes hechos, donde quiera que se produzcan… ¡Fuera esa raza semítica! ¿O
es que no tenemos derecho, como los alemanes y los polacos, a hacer salir a
estos gitanos bohemios que han hecho del mundo su patria?". (Enero de
1888, Diario El Nacional de Buenos Aires)
Dijo de nuestros paisanos, los indios: "Quisiéramos apartar de toda
cuestión social americana a los salvajes, por quienes sentimos, sin poderlo
remediar, una invencible repugnancia".
Sobre los gauchos, en una carta a Mitre (textual): "…no trate de
economizar sangre de gauchos. Éste es un abono necesario, útil al país. La
sangre es lo único que esos salvajes tienen de humanos".
Sobre Ángel Vicente Peñaloza, el mítico "Chacho", lugarteniente
de Facundo Quiroga, último caudillo federal: "No sé qué pensaran de la
ejecución del Chacho; yo, inspirado en los hombres pacíficos y honrados, he
aplaudido la medida, precisamente, por su forma. Sin cortarle la cabeza a este
inveterado pícaro, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses".
Cabe recordar que Peñaloza, vencido en los llanos riojanos, durante una de
tantas contiendas civiles, se rindió al comandante Vera, pero fue acribillado,
después decapitado, y su cabeza, clavada en una pica, exhibida en la plaza de
Olta.
Estando en Francia, en 1846, visitó al General San Martín en su casa de
Grand Bourg. Mantuvo una larga entrevista con el Libertador. Sin duda le habló
pestes de Rosas, pero, por lo visto, no lo convenció. San Martín siguió
admirando al Restaurador.
Durante la presidencia de Roca, ejerció el cargo de Superintendente General
de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. Por aquel entonces se verificaba
en el país un alto índice de analfabetismo. En el campo había muy pocas
escuelas. Sarmiento predicaba así: "Para que haya paz en la
República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya
vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a
todos lo mismo, para que todos sean iguales… para eso necesitamos que toda la
república sea una escuela."
Recién en 1884 se logró la sanción de su viejo proyecto de ley de educación
gratuita, laica y obligatoria, que llevó el número 1420. Según Mario Vargas
Llosa, es por este triunfo de Roca y Sarmiento queArgentina resolvió el
problema del analfabetismo antes que Europa y los Estados Unidos.
Sarmiento fue también un destacado masón: pidió licencia en la Logia Unión del
Plata No 1 para asumir sin compromisos la presidencia de la Nación, en 1868.
La idea de la Educación como causa superior del progreso de los países es
relativamente nueva, aunque hoy está consagrada por el mundo entero. Vivimos en
la Era del Conocimiento. Y Sarmiento fue precursor de este tiempo: por
su obra, millones de hijos de inmigrantes que venían hambreados de Europa y
Asia conocieron la ciudadanía y la lectura.
Lo que pasa es que Sarmiento vivió en la Argentina Bárbara: un ciclo que se
inicia en 1806, con las Invasiones Inglesas, y culmina en 1880 con la Conquista
del Desierto. En ese período de apasionada violencia, la Junta de Mayo fusiló a
Santiago Liniers y Martín de Alzaga, héroes de la Reconquista; Lavalle fusiló a
Dorrego; Rosas a Camila O´Gorman; los vencedores de Caseros incautaron toda la
fortuna de Rosas (incluyendo Palermo entero) construida a fuerza de trabajo
desde los 17 años, y no se la devolvieron nunca. En fin: fue un ciclo
revulsivo donde no sólo se dijeron sino que se hicieron cosas tremendas.
En este contexto, se ven como detalles pintorescos los arranques racistas
de un escritor deslenguado, apodado "el Loco", que como presidente
dio un impulso fantástico a la Educación Pública y convirtió a la Argentina en
un país ejemplar. Comparémoslo, en todo caso, con tantos políticos que
han dicho cosas moderadas y amables, pero que nunca sirvieron ni para espiar.
Publicado en INFOBAE.
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