El tiro en el pie
Alejandro Cánepa
Periodista agropecuario. Titular de www.agro-noticias.com.


A casi dos semanas desde que la ciudadanía votó por un cambio en la estructura de la dirigencia política, las repercusiones sobre el discurso presidencial se siguen debatiendo también en el sector agropecuario.
El resultado electoral vino a confirmar que la percepción general coincide con lo que el campo vaticina desde hace mucho tiempo: el autoritarismo trae incertidumbre y ésta, la parálisis económica. Las únicas certezas que hay hasta el momento son que el Estado es socio sólo de las ganancias, que el campo invierte 262 mil millones de pesos al año y que esos enormes depósitos de dólares a cielo abierto que son los campos dependen de los intereses individuales de algunos funcionarios.
Para colmo, las PASO generaron una reacción violenta contraria a la reflexión esperada (y deseada). Por un lado, la Presidente niega la importancia del campo descartándolo del diálogo y por el otro, aparecen las agresiones directas de personas vinculadas al Gobierno. Por caso, Omar Viviani manifestó: “Esa es la Mesa de Enlace. Son los que más han ganado, siempre fueron golpistas y siempre fueron antiperonistas. Son los que tienen un millón de trabajadores en negro trabajando casi esclavizados en el campo”.
Por su parte, Gerónimo Venegas respondió: “Viviani también dijo que ellos se van con el que gana, o sea que no es muy creíble, parece que no tiene sintonía”. Y agregó: “Este Gobierno no va a escuchar. Uno se pregunta cómo puede ser que la Presidente no vea la realidad. Si sumamos los votos de la oposición hay más de un 74% que no la ha votado, pero ella lo niega y no escucha”.
En este sentido, el Gobierno tiene experiencia. No sólo no escucha el grito de los votos, también se desentiende de las políticas agropecuarias a largo plazo, de las sequías que están afectando a gran parte del norte del país, de la agobiante presión tributaria, de la caída de la producción triguera… La lista puede seguir y en todos los casos se verifica la misma actitud como contrapartida.

Hugo Moyano, secretario general de la CGT disidente expresó que hubiese correspondido que el Gobierno lo invitara a participar de las reuniones con empresarios y sindicalistas en Río Gallegos y reflexionó: “El diálogo con los amigos sirve de poco. El diálogo debe ser con los que no piensan igual”, sostuvo el sindicalista.
A pesar de las diferencias que hubo en el pasado entre el sindicalista y el campo, los intereses de ambos se encuentran en esta declaración. Y no es la única coincidencia. Al igual que Moyano, los ruralistas también saben que los últimos hechos son demasiada evidencia como para reclamar que el Gobierno asuma sus errores y cambie el rumbo.
 

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