Lealtad a otro, traición a uno mismo
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



Según la Real Academia Española, dos de las acepciones de la palabra lealtad son:
 
1. f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.
 
2. f. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.
 
Si somos leales a una persona, entonces no seremos mejores que un perro o un caballo.  Nos habremos rebajado a una condición inferior con respecto al otro, nos habremos rebajado voluntariamente al status de animal.
 
La lealtad total a otro es una forma de esclavitud, es la rendición incondicionada de nuestra individualidad a la voluntad de un tercero.  Quien es leal a un líder responde ciegamente, elige no elegir, reniega de su mente, de su razón y la razón es lo único que nos diferencia de los animales.  Los perros son leales.
 
Si somos leales a nuestros principios, si somos leales a la ley fundamental de “el respeto al prójimo”, del respeto al ser humano como institución, del respeto a su individualidad y libertad; entonces habremos entendido lo que implican de verdad los tan manoseados y desfigurados derechos humanos.
 
Le debo una sola cosa a los hombres y ellos me la deben a mí: RESPETO.  La lealtad a otro tarde o temprano me llevará a enfrentarme a mis principios y a mis intereses y deberé elegir a quien traiciono; al otro o a mí mismo.
 
La lealtad implica sumisión, la sumisión hacia otra persona se llama esclavitud, la sumisión a la idea de que "mis derechos terminan donde empiezan los del otro" nos lleva a la libertad.
 
Es tiempo de que asumamos nuestra responsabilidad para con nuestra vida.  Es tiempo de que dejemos de buscar un padre protector que tome nuestras decisiones.  No más caudillos, no más líderes, sólo vos y tus elecciones. Y tus elecciones deben seguir la única estrella guía que te hará libre, esa estrella guía que está dentro tuyo, esa estrella son tus principios éticos.
 
Si sos leal a tus principios, podrás sumarte a otros con los que compartas esos principios y crecer juntos.  Si sos leal a otro, a un partido, a una institución, antes y por sobre tu propia moral serás un siervo.  Los partidos políticos, los sindicatos y otras instituciones son el refugio de corruptos que se escudan en la lealtad de inocentes; el YO ético debe estar SIEMPREantes del NOSOTROS rebaño, nunca al revés.
 
Seamos leales a nuestra libertad y a la responsabilidad que conlleva, luchemos por nuestro derecho a ser felices, nuestro derecho a ser los dueños de nuestro destino.
 
Vos elegís; lealtad al otro y delegar en él las decisiones asumiendo las consecuencias; o lealtad a tus principios y tomar el control de tu vida.  Vos elegís, someterte o ser independiente, esclavitud o libertad, humillación o dignidad.
 
Yo ya elegí, yo prefiero “una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
 

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