Murió ...
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




Dice un antiguo principio cristiano que, si no puedes decir nada bueno de alguien, no digas nada. Y qué podemos decir de quién no entendió que el mundo -todo en el cosmos- avanza por lenta evolución como los niños que crecen despacio, y los árboles… y jamás por revoluciones que, como no se dan naturalmente, se imponen violentamente. Quien puede decir algo bueno de quien, así, mando asesinar a miles y quitó violentamente la libertad a millones. Murió… y ya está.
 
Ahora, otro principio católico, ya que estamos en esto del cristianismo, es el de la “comunión de los santos” que, para ponerlo en palabras mundanas, dice que todas las personas estamos interconectados al punto que todo lo que ocurre en el cosmos, de alguna manera y de algún modo, es responsabilidad de todos. Entonces, me pregunto, será posible qué si los Aliados no hubieran iniciado la Segunda Guerra Mundial (SGM),no habrían muerto 60 millones de personas y no se hubiera consolidado la URSS que hasta podría haber desaparecido en manos de Hitler y, por tanto, nunca hubiera existido el Castro comunismo.
 
¿Es posible esto? Lo que sí está claro es que la URSS finalmente sufrió una implosión debido a su debilidad interna -a pesar de tener armas mucho más poderosas que las de Hitler-porque su sistema, precisamente por estar basado en la violencia que pretendía desviar el desarrollo natural del cosmos, era inviable- y cayó en paz sin necesidad de ninguna guerra como la SGM.
 
Y como último principio cristiano menciono el del perdón. Hay que perdonar a este muerto cuyo nombre no recuerdo, porque no recuerdo ninguna obra buena que haya hecho. Pero no por él, que ya está muerto y no se entera, sino por los vivos. Seguramente ahora se acelerará la liberalización de Cuba y, entonces, hay que fijar la mente en ello y no en el pasado.
 
Las sanciones contra la tiranía cubana que, irónicamente, no son otra cosa que prohibir violentamente a los estadounidenses relacionarse con la Isla, solo encerraron más al pueblo en su isla cárcel. Dificultaron, por caso, la conexión a internet y, por tanto, las comunicaciones de los cubanos al mundo libre. Y el primer error de Trump, fue nombrar para la transición en el Tesoro a un defensor del embargo a Cuba.
 
Según el Instituto Peterson para Economía Internacional, las exportaciones de productos estadounidenses a Cuba podrían alcanzar los US$ 4.300 millones anuales, comparados con menos de 500 millones del año pasado. Y las exportaciones cubanas llegarían a US$ 5.800 millones al año, cuando hoy son prácticamente nulas.
 
Teniendo en cuenta que Cuba es uno de los países más conservadores del mundo por sus gobernantes octogenarios -que van muriendo- y porque todo se mueve con extrema lentitud, son auspiciosas las liberalizaciones como la progresiva reducción del tamaño del Estado lo que ahora podría profundizarse.
 
En 2010, el gobierno cubano dijo que había empleo excedente en el Estado y que era necesario despedir para ahorrar recursos, mejorar la productividad y aumentar los salarios. El fuerte empuje que experimenta hoy el “sector no estatal”, integrado por cuentapropistas, usufructuarios de terrenos, miembros de cooperativas, compradores y vendedores de viviendas privadas, etc., está configurando un panorama socioeconómico en la isla que ya involucra a más de un millón de personas, alrededor del 30% de la fuerza laboral, que es ya clave y en esto hay que fijar la mente.
 
 

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