La educación que supimos destruir
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
El primer censo nacional lo realizó Domingo
F. Sarmiento en el año 1869. Habitantes: 1.830.000. Analfabetos 87 por ciento. Un desastre.
Al conocer el resultado, Sarmiento reunió a
su gabinete de ministros y les anunció: “Sres.
ministros: Ante los primeros datos del censo, voy a proclamar mi primera
política de Estado para un siglo: escuelas...escuelas...escuelas...”
AÑO
|
POBLACION
|
%
ANALFABETOS
|
ESCUELAS
|
ALUMNOS
|
1869
|
1.800.000
|
77
|
1.000
|
80.000
|
1895
|
4.000.000
|
53
|
|
256.000
|
1914
|
8.000.000
|
35
|
5.000
|
830.000
|
1947
|
15.000.000
|
13
|
|
|
1960
|
20.000.000
|
8
|
|
2.800.000
|
1970
|
23.000.000
|
7.4
|
|
|
La educación fue una prioridad desde 1869
hasta 1960, aunque es posible que este
último censo positivo, tenga mucho más de efecto de arrastre de la tendencia
anterior que de mérito propio.
Lo cierto es que vemos que entre censo y censo
la población se duplicaba y el analfabetismo bajaba a la mitad, mientras que el
número de escuelas y de alumnos crecía en forma exponencial.
Desde 1869 hasta 1947 la población aumentó
casi 10 veces y a pesar de semejante crecimiento (principalmente inmigrantes
analfabetos) el analfabetismo bajó de 77 al 13%.
De tal modo, que en 80 años pasamos de ser un
puñado de bárbaros esparcidos en esta tierra, a convertirnos en un país modelo
en alfabetización, crecimiento y organización.
Luego del censo de 1947, el crecimiento de la
población disminuyó en forma llamativa y el ritmo de alfabetización también se
aplanó. Esto fue debido a que los
inmigrantes dejaron de elegir la argentina como un destino deseable y nuestras
estadísticas dibujaron una meseta. Todo
esto coincide con cambios políticos significativos en nuestro país.
Hasta mediados del siglo XX, el alfabeto, el
saber leer y escribir, era esencial para la comunicación y el aprendizaje. Hacia fines del siglo XX, los avances
tecnológicos redefinieron el concepto de analfabeto. En la era de la globalización, de la
informática y del internet, ya no alcanza con saber leer y escribir, es
imprescindible saber inglés y computación.
Hace 50 años alguien podría haber dicho “aunque no sepa leer ni escribir puedo
comunicarme y aprender en forma oral”; este concepto mediocre se puede
trasladar a la actualidad diciendo “aunque
no sepa ingles ni computación puedo comunicarme y aprender con papel y lápiz”.
Sarmiento y los presidentes que lo siguieron,
comprendieron cual era el problema del analfabetismo de entonces. No lo ocultaron, no buscaron justificativos
ni culpables en el prójimo. Aceptaron la
realidad y se dispusieron a cambiarla. No
pretendieron ocultarla y mucho menos falsearla e intentar engañar a propios y
extraños.
En el presente, la expulsión de la Argentina
(por tramposa) del último examen Pisa; es la expresión máxima de una conducta y
una política que comenzó con Alfonsín y el 2° Congreso Pedagógico.
Nos creímos la mentira de que"Con la democracia se cura, se come y
se educa". En realidadEN democracia se
cura, se come y se educa, pero todo ello se hace con esfuerzo, con dedicación,
con valores, con excelencia y ansias de superación, sin eufemismos ni facilismo.
Ante la dura realidad, Sarmiento y su
generación tuvo el coraje y la determinación de estimular el esfuerzo e imponer
la educación laica y obligatoria;en aquel tiempo era el único camino que
existía para transformarnos en una sociedad moderna y para que todos tuviesen
la posibilidad de alcanzar un futuro mejor.
Desde el regreso de la democracia en 1983, sólo
buscamos terceros culpables de nuestros fracasos, apelamos a justificaciones
infantiles y resentidas, y promovemos el facilismo, el igualitarismo y la demagogia. No hay aplazados ni sobresalientes, no hay
mérito ni demérito, sólo una hipócrita indulgencia, una propensión a los
amiguismos y sobre todo una profunda mediocridad.
Al despedir los restosde Sarmiento, Carlos
Pellegrini dijo: “Se va el cerebro más
poderoso que haya producido América”.No nos asustemos de la humillante
eliminación del examen Pisa. Asumamos el
desafío con madurez, responsabilidad y compromiso.Ningún Sarmiento vendrá a
rescatarnos, el futuro de tus hijos y de nuestra patria está en nuestras manos.
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