La discusión del impuesto a las ganancias
Luis Salmain

Comisión de Economía de la UCEDE.




En política tiene a pensarse, sólo o principalmente,  en términos de “expectativas”; en análisis económico lo que importan son los incentivos y restricciones que se crean en la persecución del cumplimiento de las expectativas.

El punto no es solamente que las políticas implementadas logren o no los propósitos que las originaron; lo fundamental es que se sepan las características de los procesos que se ponen en marcha y los incentivos y restricciones inherentes a dichas características. Dicho de otra forma, muchas de las “consecuencias no deseadas” de políticas y programas hubieran sido detectadas desde un comienzo si el proceso se hubiera analizado en términos de los incentivos y restricciones que creaban, en lugar de en términos de los objetivos proclamados.

Este tema esta excelentemente tratado en Applied Economics –Thinking Beyond Stage One de Thomas Sowell, 2004.

A todo lo dicho anteriormente Sowell agrega que tanto los medios como los votantes son propensos a lo que pudiera llamarse “pensamiento de 1ª etapa” (one –stage thinking).

El pensar más allá de la primera etapa es especialmente importante cuando se consideran políticas cuyas consecuencias impactan en un período de años  futuros.

Si las consecuencias iniciales son buenas, y las malas consecuencias vienen más tarde –especialmente si más tarde es después de la próxima elección – entonces siempre es tentador para los políticos adoptar dichas medidas.

En el libro se analizan hasta las cuartas etapas (y aún más) sobre temas como libertad de trabajo, economía de la salud, vivienda, discriminación, etc.

Obviamente la lectura de este libro sería inapreciable para periodistas, opinólogos, políticos y hasta economistas “progresistas”. Dispondrían de un manual para evitar las erróneas propuestas y  generalizaciones en que incurren.
 
Ahora sí yendo al artículo:
1.  
    Sobre el comentario de que la financiación del déficit “ya está contemplada” se pregunta si podrá hacerse como se prevé porque al final del día, el mercado decide.

2.      Respecto de las fuentes financiación que propone Massa las considera un misterio bíblico.

3.      El juego ya está recontragravado y hasta de manera distorsiva. Pensar que la demanda por juego quedará constante con un nuevo impuesto es ridículo. Una decisión más razonable sería determinar si la Argentina quiere tener juego o no y no dar tantas vueltas.

4.      Lo anterior es tan ridículo como la declaración del jefe de Frente Renovador de que “el ahorro es especulación” razón por la cual lo quiere gravar.

5.      Con respecto a gravar los intereses de los plazos fijos, explica el galimatías que sería hacer un previo ajuste por inflación que, además, debiera registrar las variaciones mensuales.

6.      Respecto de los plazos fijos y más allá del aspecto impositivo, traería menos depósitos, menos crédito y más tasa de interés; es decir, el pésimo efecto de poner un impuesto en una economía desmonetizada al insumo para que haya crédito para las empresas y las familias.

7.      Similar al anterior sería la incorporación a Ganancias de las Lebac, con un agregado, habría bonos del Estado que pagarían Ganancias y otros que no.

8.      Si se gravan los dividendos, nada está contemplado en cuanto permitir un crédito por el impuesto ya pagado sobre esa renta en cabeza de la sociedad, y evitar la doble imposición de la renta del capital.

9.      Finalmente, las retenciones a la minería. Las retenciones tienen que ser 0 para toda actividad exportadora. La apertura al comercio es la única tabla de salvación.
10.  Sobre el gravamen a los inmuebles improductivos ¿tiene Massa acaso un detector de ladrillos que producen cosas de otros que no?

Es absurdo discutir un proyecto de reforma impositiva a la vera de una año de elecciones. Todos harán más o menos demagogia.

La discusión sobre Ganancias no tiene nada que ver con el problema macroeconómico de corto plazo de por qué no crecemos, que es lo que busca la modificación del impuesto.

La importante baja del déficit fiscal que se requiere, con este nivel récord mundial de presión impositiva, no cabe duda que tiene que venir de la baja del gasto público (suba de tarifas y racionalización del personal).

Si no lo hacemos, 2017 podrá mostrar un crecimiento estadístico pero después, el “no ajuste” pasará la factura.

La economía tiene sus leyes y son impiadosas. No deparan en costos sociales y políticos. Simplemente ocurren.
 
 

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