El gran error de judicializar las Lebac
Javier Milei
Es economista y coordinador de la Mesa de Economía de la Fundación Acordar.


Días atrás, un conjunto de legisladores del FPV, encabezados por el diputado Héctor Recalde, presentaron una demanda judicial por la esterilización de los excedentes monetarios vía LEBAC a Mauricio Macri, Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzenegger. Sin embargo, un análisis serio del tema implicaría que, de no ser por ignorancia, estaríamos frente a una suerte de autoimputación en el manejo malicioso de los instrumentos de política económica por parte de los demandantes en el pasado.
Al asumir la nueva cúpula del BCRA, la emisión monetaria era del 47% que, sumada a la bomba del dólar futuro, dejaba una inflación subyacente del 80%. Al mismo tiempo, la presencia del cepo, junto con el control del precio del dólar y monetización del déficit fiscal, implicó gestar un sobrante de dinero de 4% del PBI ($ 200.000 millones). Una situación similar ocurrió en 1959 y 1975, donde liberar el mercado cambiario por falta de reservas implicó sextuplicar la tasa de inflación (pasando de 20% y 30% a 120% y 180% respectivamente) y caídas del PBI del 6%.
Por lo tanto, de no ser por las medidas del BCRA, estaríamos con una hiperinflación del 500%. Sin embargo, en los hechos, la catástrofe no ocurrió fruto de la política de esterilización vía LEBAC. De este modo, haber evitado la hiperinflación implicó que el stock de LEBAC pasara de casi $ 300.000M a unos $700.000M.
Naturalmente, dicho accionar no fue libre de críticas. Uno de los ataques se basó en lo que la literatura denomina “la desagradable aritmética monetarista”, la cual señala que si uno financia el déficit fiscal con emisión monetaria y para evitar la inflación esteriliza el dinero a una tasa de interés real positiva, de no cerrarse el déficit que provoca la emisión, a la postre el nivel de precios será mayor, por lo que la tasa de inflación entre puntas será más alta. Sin embargo, el argumento tiene dos defectos. Por un lado, asume que el déficit fiscal nunca se revertirá. Por otro lado, omite la intertemporalidad subyacente en el proceso.
Concretamente, si el déficit se cerrara, frente a una muy alta inflación presente y una baja mañana, la esterilización monetaria permite al BCRA repartir la inflación en el tiempo y, dado que los flujos futuros pesan en la preferencia de los individuos menos que los presentes, la medida deriva en una ganancia de bienestar.
Ahora bien, supongamos que para el caso del BCRA no hubiera certeza sobre el cierre del déficit fiscal. Aún así, frente al caso de una hiperinflación cierta hoy respecto a una potencial en el futuro, la medida sigue siendo correcta. Y si a eso le sumamos la pasión de los argentinos por el corto plazo, no hay duda de que la esterilización ha devenido en una fuerte mejora de bienestar.
Sin embargo, eso no termina ahí. Si uno considera que la tasa promedio a la que se endeudó el BCRA fue del 28%, mientras que la inflación del año estaría en torno al 40%, eso implica una licuación del 10% de la deuda por LEBAC, motivo por el cual la ganancia de bienestar derivada de la política de esterilización se agiganta. En definitiva, aun cuando la jugada del BCRA saliera mal por falta de compromiso fiscal, la estrategia llevada a cabo por Federico Sturzenegger y su equipo ha sido óptima.
Finalmente, a la luz de los eventos monetarios analizados, esta demanda sería un búmeran para los miembros del FPV, ya que la demanda en sí misma deja en claro tres elementos: Por un lado, que lo actuado en materia de LEBAC intentó corregir los desequilibrios monetarios gestados por el kirchnerismo, Por otro, que si consideran que lo actuado ha sido fraudulento, eso implica autoinculparse en el manejo malicioso de la política monetaria con intenciones de dejar plantada una bomba, y Frente a otras iniciativas del mismo bloque, pareciera existir la intención de forzar un rumbo que hunda en la más ridícula de las pobrezas a millones de argentinos como corolario de las miserias de los políticos.
En definitiva, la intervención política no sólo en economía generaría efectos opuestos a los deseados, sino que dichos resultados se extenderían al terreno de lo legal.


Publicado en Clarín.
 

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