El endeudamiento es inflacionario
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.




El tan promocionado despegue no se produjo en el segundo trimestre, ni en el segundo semestre y ya comenzaron a bajar las expectativas para el 2017. La “guía”que -es sabido- sigue Sturzenegger, es el sondeo que elabora el propio BCRA entre 50 conocidas firmas -31 consultoras y centros de investigación, 15 entidades financieras y 4 analistas extranjeros- conocido como REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado), y muestra que la cosa no empezó cómo prometía el gobierno.
 
La inflación rondaría el 21% -con tendencia a aumentar- superando al máximo de 17% prometido por el BCRA que insiste en que controla los precios fijando el nivel de tasas. Así,en el debut de los pases a siete días (elnuevo parámetro para determinar la tasa de referencia, en lugar de las Lebac), se mantuvo todo como estaba y la tasa quedó en 24,75%. Ciertamente, es muy probable que los bancos comiencen a competir por captar depósitos y que esto genere un incremento en la tasa Badlar, que haga más competitivo al plazo fijo.
 
El problema es que se equivoca Sturzenegger al creer que con tasas -altas- maneja la inflación cuando, por el contrario, la acelera desde que absorbe fondos que podrían ir a aumentar la producción y, por tanto, promover una baja de precios.
 
Otra medición del REM es la del déficit primario que tendría un "agujero" en las cuentas públicas más grande al previsto. Concretamente, el consenso de los economistas prevé $450.000 millones, 10% más que el objetivo del titular de Hacienda de no pasarse de $411.000 millones."Nuestra tarea es mirar… el gasto y analizar cuánto influye cada uno en la eficiencia", dijo Dujovne que obviamente no entiende que la eficiencia en el Estado es una contradicción y, por tanto, no sólo que no alcanzará esa meta, sino que promete aumentar el gasto en infraestructura estatal, es decir, ineficiente.
 
A ver. Para ser eficiente es básica la competencia porque no solo obliga a mejorar, sino que brinda enseñanzas. Y es básico, también, que se pueda quebrar ya que de otro modo no existe incentivo para observar el “desafío” que conlleva la competencia. Los organismos estatales, ni compiten ni quiebran porque el Estado les da todos los recursos que necesitan, retirados coactivamente -por vía impositiva- del mercado.
 
Del relevamiento que hace el BCRA, también se desprende que el crecimiento será menor, suponiendo que exista tal crecimiento cosa que no creo. Mientras que el Ejecutivo había pronosticado una suba del PIB del 3,5% y las consultoras más importantes de la city auguraban hasta 5%, ahora se estima que será de 3% en 2017.
 
Caputo es aliado de Sturzeneger en esto de aumentar la deuda y, por tanto, subir artificialmente las tasas desviando fondos que podrían ir a la producción, y saldrá a colocar deuda en las primeras semanas de enero ya que la Fed avisó que elevará el costo del dinero tres veces más en 2017 y el verdadero "efecto Trump" arranca el 20 de enero, cuando asuma.
 
Intentará empezar a reducir las necesidades de financiamiento del 2017, que superan los US$ 40.000 millones según el mismo Caputo: 22.000 millones en gastos asumidos y otros 22.000 millones en concepto de refinanciamiento.El plan consistiría en lanzar una emisión inicial de unos US$ 10.000 millones. El problema es que ahora deberá explicar por qué tendrá que convalidar tasas más altas.
 
Según Caputo, "no hay problema con la sustentabilidad de la deuda" y estimó que, para 2020, el ratio de los compromisos sobre el PIB podría estar en 33-34%. "Hoy la deuda que la Argentina tiene con los privados y organismos internacionales es de 25 puntos de producto, un tercio de lo que tiene países vecinos como Brasil", dijo. La deuda bruta interna y externa del Estado Nacional, en pesos y en moneda extranjera, llega hoy a US$ 264.622 millones, de acuerdo con el Ministerio Hacienda.
 
Otro efecto negativo de la política de tasas altas es que influye en el atraso cambiario ya que muchos prefieren invertir en bonos del gobierno, antes que comprar dólares y encarecerlo. Con este atraso cambiario y este “costo argentino” -liderado por la presión fiscal total: impuestos, inflación, endeudamiento…- pocas serán las inversiones mientras esperamos la lluvia prometida en la campaña, relanzada en Davos y vuelta a relanzar en el “mini Davos”. Y la seguiremos esperando en tanto el Estado no decrezca en términos relativos al mercado permitiéndole crecer.
 

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