Pobre Mexico, tan lejos de Dios, tan cerca de Trump
Ricardo Valenzuela


Me levanto este lunes, el primero de la administración de Trump, y de inmediato me conecto con los principales medios mexicanos y, wwoouu, no encuentro uno solo que no hable de Trump para identificarlo como el apocalipsis, enemigo #1 de Mexico, y una infinidad de insultos. Unos arremeten contra el sistema electoral de EU, al cual una distinguida paisana llama, disfuncional (tal vez por eso el traspaso del poder se ha dado, durante más de 200 años, sin violencia) otros lloran por la pérdida de la mitad de nuestro territorio. Esta histeria me hace recordar cuando, en los años 50, emergía una ola similar en contra de Guatemala y un tal presidente Idígoras, pidiendo su cabeza cuando los mexicanos ya vestían las botas y carrilleras estilo Pancho Villa.
 
EU acaba de transitar un proceso político singular en el cual, Donald Trump, en contra de todos los momios, en la madrugada del 9 de Noviembre emergía con la victoria. Pero aun después del triunfo, sus enemigos  continuaron protagonizando infinidad de incidentes violentos, exigiendo recuento de votos, actores pidiendo al consejo electoral no ratificarlo. Sin embargo, después de su juramento como presidente, se suponía el proceso estaba terminado. ¡Oh no! Aun cuando hasta los indígenas de las selvas de Perú, Bolivia y Colombia, al escuchar el nombre de Trump montan en cólera, visten su pintura de guerra y proceden a afilar sus hachas para el combate, hay un país al cual el fenómeno Trump ha sacudido como a ningún otro; Mexico.
 
Quiero hablar a mis paisanos esgrimiendo un argumento diferente. Trump ya es el presidente constitucional de EU, y no hay absolutamente nada que se pueda hacer para desmantelar un hecho de tal dimensión. Es hora de modificar actitudes y entender el dicho ranchero: “Con las mulas que me quedan tengo que arriar”.
 
Porfirio Díaz hizo famosa una frase que los mexicanos nunca entendimos: “Pobre Mexico, tan lejos de Dios y tan cerca de los EEUU”. Siempre que la escuchamos, de inmediato blandimos los machetes y nos brotan expresiones como; “Pinches gringos nos quitaron la mitad del territorio, nos discriminan. Nos explotan. Se aprovechan de nosotros”. Pero ese masoquismo imaginario no era lo que don Porfirio sabiamente pretendía provocar con el mensaje.
 
El héroe del 5 de Mayo lo afirmaba como su preocupación de que, nuestra actitud negativa hacia los EU, no nos permitiría observar la forma en que ese país se desarrollaba para convertirse en la nación más libre, más rica y más poderosa del mundo, en menos de cien años. El país que, durante más de 200 años llevara a cabo la transmisión del poder político de forma pacífica. El país que inventara la moderna republica comercial. El país al que los mexicanos, todavía cegados por el odio, no pudieran observar y entender el milagro que se desarrollaba allende el norte, a diferencia de Simón Bolívar quien, en su lecho de muerte, condenando a toda la América Latina al fracaso, aconsejara a sus habitantes emigrar al norte al cual le veía gran futuro.
 
Pero la verdadera advertencia de don Porfirio era aún más profunda. Lo que realmente temía, era que Mexico se convirtiera en dependiente de los EU. El que el increíble desarrollo económico del vecino, para Mexico se convirtiera en un cómodo refugio en medio de nuestras tempestades políticas y económicas, un oasis en medio de nuestro mortal desierto de mercantilismo. El que Mexico estableciera esa simbiótica relación de dependencia y no nos permitiera madurar, cambiar y desarrollarnos para convertirnos en un país próspero, moderno, libre, independiente.
 
A más de cien años, los mexicanos montados sobre las olas de histeria bordeando en odio contra Donald Trump y contra EU, ahora ejecutan actos completamente estériles que no conducen a ninguna solución, como invitaciones a no comprar en Walmart. Yo invito a mis paisanos a llevar a cabo la lectura de la ejemplar vida de lucha y sufrimiento de ese gigante, Víctor Frankl, y su maravilloso libro: “Un hombre en busca de significado”.
 
El Dr. Frankl fue un psiquiatra judío que durante la segunda guerra mundial fue confinado a un campo de concentración nazi. Ante a tal tragedia, llevó a cabo una reflexión; “En este infierno tengo dos alternativas.  1) Sumirme en una depresión frente al sufrimiento maldiciendo su origen. 2) Convertir el sufrimiento en un agente que me purifique, para entender que cuando no puedo cambiar el entorno, si puedo cambiarme a mí mismo”. Frankl decidió darle significado al sufrimiento que lo hiciera crecer y salir vivo, para contar al mundo la tragedia de esos campos de exterminio.
 
Nuestra angustia ante Trump debe ser una oportunidad y, en lugar de continuar montados en esa histeria colectiva, cambiemos nuestras actitudes para, enfocados, identificar esa oportunidad que el evento nos ofrece y no la vemos. Estamos furiosos porque Trump amenaza con deportar millones de paisanos. Vamos identificando el verdadero problema ¿Por qué esos millones de mexicanos fueron expulsados por Mexico? Trump quiere construir el muro ¿Por qué toneladas de droga cruzan esa frontera cada año? ¿Por qué miles de jovencitas son secuestradas por las mafias para, luego de cruzarlas ilegalmente, ser vendidas a los mercaderes del sexo? ¿Por qué la frontera es una zona de guerra por donde se trafican armas, dinero ilegal y cruzan hasta miembros de ISIS? 
                                                                                     
Si las empresas de EU van a Mexico atraídas por los salarios de hambre que ahí se pagan ¿Por qué los salarios en Mexico son de hambre? ¿Por qué Mexico no produce autos, televisiones, aviones y tantos otros productos que infinidad de países extranjeros llevan a Mexico para ensamblar? ¿Por qué Mexico no establece ciudades libres estilo Hong Kong, como lo hace China en toda su costa? ¿Por qué México continúa soportando políticos como Padrés, Los Duarte, Moreira? ¿Por qué el suroeste de EU, antes parte de Mexico, tiene un PIB 7 veces mayor que el nuestro? Tal vez México tenga un canceroso tumor.
 
Si Mexico no estuviera pegado a EU ¿Qué hubiera sucedido con los millones y millones de mexicanos que ha recibido durante los últimos 100 años?
 
Si tanta angustia nos provoca la presidencia de Trump, acudamos a la teoría del gran economista Schumpeter: “La creativa destrucción de los mercados”. El afirmaba que los cambios económicos eran catapultados por la innovación, emprendedores y el poder del mercado, no mencionaba al gobierno. Y esos cambios provocan que proyectos defectuosos establecidos sobre bases arenosas,  sean destruidos por el mercado para dar vida a otros nuevos sobre bases firmes.
 
Debemos entender y aceptar que Mexico es un proyecto defectuoso y se tiene que reinventar. Si no fue destruido por la revolución, Echeverría, el Jolopo, Azcárraga, los empresarios estatistas, los sindicatos de Pemex y maestros. Tal vez en lugar de la invisible mano del mercado, llegue la visible mano de Trump para quemar lo que es defectuoso e inútil, y de esa forma México reviva sobre bases sólidas, pero de la mano de los mexicanos de buena fe, no del gobierno.
 

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