Sobre el pago contado y en cuotas
Roberto Cachanosky
Economista. Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Cualquier persona medianamente preparada sabía que era una mentira eso de 12 cuotas sin intereses. Otra de las ficciones vendidas por el kirchnerismo
Por una cuestión de piedad no voy a dar nombres, simplemente contar el hecho. Días pasados escucha en la radio del auto a un economista que trataba de explicarle a una mesa de periodistas el tema de la información sobre los pagos al contado y los pagos en cuotas. Es sabido que, como en muchas profesiones, el mundo periodístico no se caracteriza por disponer de gente muy preparada. Solo con saber hablar de corrido y tirar alguna frase progre bien al estilo populista, parecen ser merecedores de acceder a un micrófono o una cámara de televisión.
Pero como en todas las profesiones, incluida la de economistas, hay impresentables, no tiene sentido profundizar sobre los pecados de cada profesión. Ya hemos visto que cómo es políticamente correcto hablar de los desaparecidos, un periodista o un “jurista” son capaces de tratar de desviar la atención sobre los miles de víctimas del terrorismo y limitarse a excusar tamaños asesinatos diciendo que es culpa del golpe que impidió juzgar a los asesinos terroristas. Algo así como decir, es cierto que los terroristas mataron gente inocente y hasta niños, pero que se jodan, los terroristas eran jóvenes idealistas y su persecución los exime de todo juicio y castigo.
Volviendo al debate de la mesa de la tasa de interés, los periodistas se mostraban indignados porque, según ellos, los comercios, al cobrar más por financiar la compra, estaban explotando al consumidor. Es decir, cobrar por vender en cuotas era de capitalista explotador.
Realmente no se puede ser tan ignorante de no saber que la tasa de interés nunca puede ser igual a cero. Si yo dejo de consumir parte de mis ingresos, que es lo que se llama ahorro, y ese ahorro se lo presto a alguien para que compre un televisor en cuotas, voy a querer que me compensen por no consumir en el presente y consumir en el futuro. En otras palabras, el tiempo no es indiferente para mí. No es lo mismo que consuma hoy a que espere un año para consumir. Solo estoy dispuesto a ahorrar postergando el consumo presente si me pagan un interés por esperar. Es lo que se conoce como tasa de interés originaria.
Pero también voy a pedir que me compensen por la inflación esperada. En un país como Argentina en que la inflación es de dos dígitos altos y con tradición inflacionaria, la gente aprendió que además de ser compensada por esperar en el tiempo para consumir, el que le pide prestado dinero tiene que pagarle el riesgo inflacionario. Es decir, compensarlo de manera tal que, transcurrido un año, pueda comprar la misma cantidad de bienes que un año atrás más la tasa de interés originaria. Lo que se conoce como tasa de interés real.
Pero como en Argentina impera la inseguridad jurídica donde el deudor siempre es víctima y el acreedor es un maldito prestamista (actividad a la que se dedicaba el matrimonio en el sur) el acreedor se cubre ante cualquier confiscación que le aplique el estado y agrega a la tasa de interés el riesgo argentino. Ese mismo riesgo que contribuyen a generar los periodistas progres que claman por justicia para que se le confisque a los acreedores los que le prestaron a los deudores, con lo cual lo único que consiguen es aumentar la tasa de interés que tienen que pagar aquellos que toman crédito estimulando innecesarios enfrentamientos en la sociedad.
Cualquier persona medianamente preparada sabía que era una mentira eso de 12 cuotas sin intereses. Otra de las ficciones vendidas por el kirchnerismo y comprada por los mismos periodistas progres antik. Lo que está intentando hacer ahora el gobierno de Cambiemos, a mi juicio en forma equivocada, es obligar a los comercios a desandar el camino que en forma no escrita obligaba el gobierno k, desglosar lo que es precio y lo que es financiamiento.
Tampoco advierten estos “periodistas” que es el mismo gobierno el que le pone un piso al financiamiento por la tasa de interés que establece el Banco Central. Como dicha entidad toma fondos en el mercado pagando una tasa del 24,75%, cualquier ahorrista tiene un piso para cobrar la tasa de interés que cobra para financiar el televisor. Y ese piso lo pone el BCRA con la tasa del 24,75%. La opción del que tiene ahorro es prestarle a 7 días al BCRA al 24,75% o bien financiar a un año la compra de un televisor. Por definición le conviene prestarle al BCRA a un plazo más corto y solo prestar a un plazo más largo si le pagan una tasa de interés mayor.
Todos sabemos que en el mercado financiero encontraremos de todo menos a las Carmelitas Descalzas. Y no es una crítica, el mercado financiero es un negocio como cualquier otro pero que se distorsiona con las intervenciones del estado, en particular con el BCRA.
Pero el periodismo progre de la mesa se espanta cuando los comercios cobran una tasa de interés. El economista trataba de explicarle que si no quería pagar la tasa de interés y no podía comprar al contado el televisor, entonces que ahorrara todos los meses hasta juntar la suma necesaria para pagar el televisor. Y que si lo compraba en cuotas era una forma de ahorrar pero más cara porque pagaba un interés por tenerlo ahora y no esperar un año para comprarlo con su propio ahorro.
Al periodista este sencillo razonamiento no le entraba en la cabeza y pretendía no esperar un año ahorrando para comprarse el televisor, quería que se lo vendieran en cuotas y que no le cobraran interés.
Como se ve, la ignorancia y mala intención no está solo en los k. Hay mucho periodista progre que ha podrido la cabeza de la gente generando enfrentamientos por desconocer conceptos básicos de economía estimulando, mediante un micrófono o una cámara de televisión, la ignorancia y el enfrentamiento dentro de la sociedad.

 

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