Las fuerzas del mal resisten al cambio
Humberto Bonanata

Director de Notiar. Premio a la Libertad 2012, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Desde que la multiprocesada ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto a su “asociación ilícita en retirada” el 9 de diciembre de 2015 decidió no entregarle los atributos presidenciales a Mauricio Macri, constitucionalmente electo para tal fin, quedaba claro que al representante de Cambiemos no le comenzaba una cuenta regresiva de cuatro años conforme su mandato lo indica, sino que el peronismo –en sus variadas ramificaciones metastásicas- iniciaba la “operación helicóptero” afín a los presidentes constitucionales contrarios a ese signo político que no les permitieron culminar su mandato.
Cierto es que Raúl Alfonsín, sin bien tuvo que resignar sus seis años de mandato constitucional, tras trece paros generales de la C.G.T. –hoy amenazada por resabios kirchneristas y de ultraizquierda- y levantamientos “carapintadas” pasará a la historia como el presidente de transición de la dictadura a la democracia, aunque el golpe de mercado de 1989 lo obligó a entregar el poder a un personaje que la historia recordará tristemente como Carlos Menem y que el propio peronismo lo niega en su fracaso senil.
En cambio, Fernando de la Rúa debió soportar nueve paros en solo 740 días de mandato hasta que Eduardo Duhalde y los pesificadores asimétricos que hoy quieren voltear a Macri juraron devolver “10 vasos al que compró 10 vasos”…”el que compró dólares recibirá dólares” (sic)…
Así las cosas, el Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey,  reconoció frente a Joaquín Morales Solá en su programa “Desde el llano” que “gran parte de la oposición se resiste a los cambios estructurales que está haciendo el gobierno de Mauricio Macri como nadie trató de hacerlo desde la época de Frondizi” (sic).
Ahora el conflicto de “los trabajadores de la educación”, cada vez más alejados de la maestría y la docencia sarmientina, ya caída se máscara de justo reclamo por la de “secuestro masivo de menores en edad de aprendizaje” iguala al celador cristinista Baradel con el mecánico del subterráneo Segovia: el único objetivo es dañar al ciudadano común que no sabe dónde dejar a su hijo para ir a trabajar y aquel que pronto sufrirá paros salvajes de subtes por habérseles quitado la personería gremial a los “metrodelegados” días antes de abandonar el ladriprogresismo de 12 años y 6 meses de kirchnerato.
Para este miércoles, Emilio Pérsico y su “aluvión zoológico” (diría el ex diputado radical Ernesto Sanmartino), prometen movilizar sus tropas a sueldo de Acción Social por no trabajar en protesta de quién sabe qué hacia la Capital Federal. Como diría Jorge Lanata, si puede quédese en casa.
La desestabilización no descansó ni el fin de semana. Comenzó a correr por la redes sociales una supuesta convocatoria en apoyo al gobierno de Cambiemos para el sábado 1 de abril a las 18.00 horas.
Quienes hemos convocado por esa vía desde la primer marcha contra el cepo de CFK en junio de 2012 en Santa Fe y Callao sabíamos que algo olía a podrido. Nunca una marcha se convoca un día inhábil, ya que la gente está en su casa y es más difícil que salga de ella para movilizarse que desde su trabajo se acerque a una plaza pública un día jueves, día en que siempre nos movilizamos.
La tarea de contrainteligencia de los K logró ser abortada por las propias redes sociales ayer lunes por la gente que “no se la creyó”. Ellos tenían pensado que saliera la ciudadanía a la calle para plantearle una emboscada con resultado imprevisible.
Así vivimos la Argentina del día a día del cambio. Sin enterarnos de los miles de kilómetros de rutas y autopistas que unen pueblos lejanos a la gran urbe, siempre utilizados y olvidados por el populismo.
Sin conocer mediáticamente las tareas diarias del Presidente por “complejo de culpa” y enterándonos por medios privados de hechos que los medios públicos no difunden.
El gran fracaso de la comunicación oficial sigue en marcha.
Pero también sigue en marcha en proyecto de país que ha cortado amarras con un pasado de promesas incumplidas, con hospitales inconclusos, con barrios sin aguas potables de cloacas ni Metrobuses que mejorarán muy pronto la calidad de vida de sus habitantes.
Como siempre lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo en la experiencia del fracaso de los dos gobiernos radicales en la materia: gobierno que no comunica no gobierna.
 

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