Messi: ¿Confabulación? ¿Complot? ¿Conspiración?
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



Luego del partido entre Argentina y Chile del 23 de Marzo del corriente,comenzaron a circular rumores (rumores que se fueron transformando en trascendidos para finalmente convertirse en hechos)acerca de una posible sanción a Lionel Messi por insultar a uno de los árbitros.
Así fue, que unas horas antes del partido de Argentina con Bolivia, llegaba el baldazo de agua fría.  El astro argentino era penado con una suspensión de 4 partidos.
No tardaron en levantarse voces de protesta entre los periodistas y representantes del futbol argentino, tildando de exagerado el castigo, buscando e imaginando“alguna mano negra” que haya sido la responsable de tamaña injusticia.  Las potencias nos quieren destruir.
Los portales se llenaron de frases de compañeros de Messi, de opinólogos, de autoridades del Barcelona y de no sé cuántas personas más, quienes brindaban su apoyo al futbolista y alentaban a las autoridades de AFA a apelar la sanción. 
Sóloel presidente de Lanús,Nicolás Russo, se atrevió a decir "Messi no estuvo bien en lo que hizo y la sanción es correcta. Está bien sancionado".  Nadie más cuestionó con severidad lo actuado por Lionel.
Es increíble que se tome con naturalidad las actitudes de los jugadores de futbol de nuestro país, las que van desde los bidones de Bilardo, pasando porla mano de dios, el esconder las pelotas, la simulación para perjudicar al rival, las matoneadas a los contrincantes y las protestas aireadas, hasta llegar a los insultos hacia las autoridades del partido.
Y estas actitudes, a las que algunos tienen el coraje de llamar “folclore”, no son más que tropelías, no son más que faltas de ética, de honestidad y de hombría de bien (hombría no como masculino).
Dice la Real Academia Española que folclore es el “conjunto de costumbres, creencias (etc) tradicional y popular”.  No creo que ser un tramposo, irrespetuoso o brabucón, forme parte del folclore del futbol, al menos no es la imagen que por lo general se aprecia en el futbol europeo;me temo que,más que ser parte del folclore del futbol, sea parte de nuestro folclore nacional.
Folclore que también encontramos en el truco, juego de cartas en el que se exalta la “picardía” (forma delicada de llamar la taimería); o folclore que hallamos en el que vende un buzón, compra un examen o le roba a un jubilado.
Los países en los que más se respetan las normas de convivencia (reglas de juego), son los países que han alcanzado el mayor desarrollo económico, social, cultural y científico.
Los países que se creen “vivos” (como nosotros con nuestra famosa “viveza criolla”), que prefieren robar y engañar antes que crear y generar riqueza; nunca crecen, nunca florecen, se vuelven caníbales intelectuales y materiales.
Pero quizás no esté todo perdido, quizás no estamos obligados a comportarnos como jugadores de truco o como futbolistas.  Quizás podamos ser como Las Leonas o como Los Pumas.
Creo que Los Pumas despiertan una reacción (lamentablemente pequeña y apenas declamatoria) en nuestra memoria genética cultural de argentinos. Ellos son el emblema de un ideario, el reflejo que esperamos encontrar en el espejo de la vida, el recuerdo de un pasado más armónico y regido por valores nacidos del sentido común.
Un encuentro deportivo no es más que un pequeño ensayo de lo que es la vida en sociedad, el ser o el deber ser del individuo en su convivencia con el otro.
Acatamiento de las reglas, dimensión real del alcance del juego, honestidad deportiva, desprecio por la viveza criolla, utilización de la tecnología para promover lo justo, espíritu de superación, consideración a los compañeros, trabajo en equipo, reconocimiento del mérito propio y ajeno, respeto al rival (al que se lo considera un adversario, no un enemigo), admisión del error, son algunas sensaciones que ellos transmiten. Dignos en la derrota, modestos en la victoria.
¿Quién no sueña con estas condiciones en el juego de nuestra vida diaria, dentro de este estadio al que llamamos Argentina?
Podemos ensayar muchas explicaciones de por qué sucede lo que sucede en nuestra patria. Falta de educación, corrupción, subversión de valores o decadencia de las instituciones; todas esas causas son ciertas.
Pero hay una causa más importante, que posiblemente sea la responsable de que todas las causas que nombre antes se hayan generado.
Esa causa es la falta de compromiso.  Es imprescindible dejar de ser espectadores de este partido que es nuestra vida y saltar a la cancha para ser artífices del resultado.  Vos y tus hijos lo necesitan.
Por eso, hoy, aquí y ahora sumate a La Rebelión de los Mansos.
 

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