A nueves meses del inicio de su gobierno, y en el período de preparación de su primer informe de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto está enfrentando el mayor reto de su gobierno. Un grupo de 20 mil activistas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha tomado por asalto la ciudad de México. El gobierno capitalino ha señalado que no puede enfrentar a un contingente tan nutrido y le ha permitido hacer bloqueos y destrozos de manera impune.
Lo que busca la CNTE es echar para atrás una de las reformas más importantes de este sexenio. Si el presidente cede, el sexenio habrá terminado. Le será imposible promover cualquier otra reforma importante en un gobierno al que todavía le faltan cinco años y tres meses.
La sección 22 está acostumbrada a hacer lo que quiere en Oaxaca. Desde hace 33 años, cuando empezó con sus movilizaciones y paros, ha logrado doblar a todos y cada uno de los gobernadores del estado. Éstos han preferido darles dinero y privilegios a los líderes sindicales que enfrentarlos. Los que han tratado de hacer prevalecer los derechos de los ciudadanos, o de los niños oaxaqueños que hace más de tres décadas no han podido concluir un solo ciclo escolar, han tenido que ceder a los chantajes con la cola entre las piernas.
La gran pregunta es si la sección 22 y la CNTE, que además de en Oaxaca tiene una fuerte presencia en Michoacán, Chiapas, Guerrero y el Distrito Federal, son tan fuertes para doblar a un presidente como lo han hecho con los gobernadores de Oaxaca. El propio mandatario ha señalado que no claudicará en su esfuerzo por impulsar la reforma educativa. Pero mientras esto ocurre los habitantes de la ciudad de México han quedado convertidos en rehenes de un movimiento que busca mantener la propiedad de los maestros sindicalizados sobre las plazas magisteriales.
La CNTE ha logrado ya un triunfo importante. El PRD moderado, el que encabeza Jesús Zambrano, ha abandonado ya los esfuerzos por impulsar la reforma educativa. Uno de los grandes triunfos del presidente Peña Nieto al principio de su mandato fue conseguir que el PRI, el PAN y el PRD aprobaran en el Congreso la reforma constitucional en esta materia. Pero amedrentada por la izquierda más radical, y en particular por el grupo de Andrés Manuel López Obrador, el PRD no ha apoyado ya las leyes secundarias que son indispensables para conseguir esta reforma.
Quizá el presidente se equivocó al identificar a Elba Esther Gordillo como la principal opositora a la reforma. La maestra puede haber tenido todos los defectos del mundo, y ciertamente utilizó los recursos del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación para enriquecerse indebidamente, pero el verdadero enemigo del Estado y de laeducación pública ha sido siempre la CNTE.
Hoy el presidente se enfrenta a un enorme reto. Ha cancelado su viaje de Estado a Turquía porque sabe que su presencia en el país es en estos momentos indispensable. De hecho, está peleando la mayor batalla de su vida política. Si no la supera, será quizás imposible que continúe con su agenda de reformas y que logre que el país pueda modernizarse y tener un crecimiento más sano.
Este artículo fue publicado originalmente en Asuntos Capitales (México) el 5 de septiembre de 2013.