La desnutrición es el problema, no el hambre
Gastón Vigo Gasparotti
Representante de CONIN en Buenos Aires y coordinador de la obra "Así se combate la desnutrición", escrita en conjunto con el Dr. Albino.


El jueves se presentó la ley de emergencia alimentaria y quisiera aclarar que el hambre no es igual que la desnutrición. El hambre es un síntoma: "Tengo hambre, como un sándwich y a los 15 minutos desaparece ese síntoma". En cambio, la desnutrición es una patología social profunda cuyo tratamiento puede llevar una generación. Atacarla no solamente es mejorar una dieta, sino vincular a esa familia en un centro especializado que haga un abordaje integral de la problemática junto a sus hijos, de manera tal de darle herramientas para que salga adelante.
Se habla de pobreza y no de desnutrición. Se habla de malos resultados académicos y se desconocen los daños provocados por la privación de estímulos y alimentos en los primeros mil días críticos del desarrollo cerebral. Se habla de que no podemos salir del subdesarrollo y se sigue negando que lo que hace rico a un país no son sus recursos naturales sino su capital humano. ¿Habrá llegado el momento de preguntarnos sobre nuestra mayor vergüenza?
Cuando una nación conoce el abismo, ya no le alcanzan a su población las respuestas dadas por décadas a los problemas complejos, por lo que el mal oculto del que nunca se había hablado y siempre negado empieza justamente en ese momento a salir a la luz.
El doctor Fernando Mönckeberg es el responsable del milagro chileno, porque ese hombre fue quien descubrió el secreto que le permitió a su patria progresar. Sus contemporáneos le decían: "No, Fernando, la pobreza es el resultado de la mala distribución de la riqueza. Si vos distribuís la riqueza, se termina con ella". "Eso no es cierto", dijo él, "porque vos distribuís esta riqueza entre esta gente sin educación y mañana siguen tan pobre como ayer". Entonces otro le dijo: "No, Fernando, la pobreza es consecuencia del subdesarrollo. Si vos empleás todo tu potencial en el desarrollo, luego por chorreo llega a las clases inferiores". "Eso tampoco es cierto", contestó, "porque ningún desarrollo es posible cuando existen ejércitos de niños débiles mentales por desnutrición. Lo que debemos hacer es preservar el cerebro y luego educarlo". Esa es la clave para la salida de Chile, América Latina y todos los países emergentes.
Se cumplió lo que dijo y los resultados están a la vista. En 40 años, gracias a que fue escuchado por todos los gobiernos, pudo poner en práctica el Plan Conin, que se estudia con asombro en el mundo, porque posibilitó incrementar la expectativa de vida de 38 a 81 años, hacer crecer en 12 centímetros la talla promedio de sus habitantes, proveer en un 98% de agua potable y en un 97% de cloacas a sus ciudadanos, aumentar los guarismos de escolaridad primaria a un 99%, la secundaria en un 72% y la universidad en un cincuenta por ciento. Todo aquello, tal cual lo avizoró en los setenta, puso en jaque a un territorio emergente que actualmente es el mejor calificado de la región.
¿Tan mal estamos que traigo ese ejemplo para que reflexionemos juntos? Saque su conclusión, lector. Existen 4.100 villas en Argentina y el 48% de los niños son pobres, cifra a la que se le agregan 18 mil niños cada 30 días. Solamente en el tablero de control de Fundación Conin figuran 43 niños desnutridos graves, que, de no intervenir sobre ellos, morirán como los otros cinco niños (perdón por no poder encontrarlos) que lo hacen a diario hace 70 años.
En las conferencias que doy, suelo decirle al auditorio: "Más de una vez me han dicho que el doctor Abel Albino exagera; yo les aseguro que no, sabe lo que dice y hace, porque, por ejemplo, se murieron por causa de la desnutrición, entre 1946 y 2009, 120.265 personas, de las cuales 108.231 tendrían en el presente 15 y 64 años. Ayuden a su obra, porque él, junto a miles de compatriotas, lograron llegar hasta ahora a constituir 102 centros, pero nos estamos desangrando como sociedad, ya que necesitamos cuatro mil más de prevención para los casos leves y moderados y 15 de tratamiento para los cuadros agudos".
De todos modos, si en 4 años tenemos mil centros de prevención y cinco de tratamiento, eso sería un avance magnífico. ¿Y saben qué es lo más inexplicable? Que no tiene punto de comparación lo que significaría la construcción de estos últimos, que salvarían la vida de los 150 niños que mueren mensualmente en el absoluto silencio, en cuanto a su relevancia y su costo (30 millones cada uno), si lo comparamos con otros gastos que hablan sobre cómo somos los argentinos (solamente el gobierno porteño gasta siete millones de pesos por mes, casi 84 millones de pesos al año, para reparar daños ocasionados por vándalos en monumentos, frentes de edificios públicos y cartelería urbana).
¿Queremos vencer la pobreza estructural de una buena vez? La fórmula no es inmediata pero sí es efectiva: reducir la desnutrición en un uno por ciento baja la pobreza en un cuatro por ciento. En cambio, reducir la pobreza en un 1% sólo logra reducir la desnutrición en 0,25 por ciento.
Por primera vez en 25 años nos convoca la autoridad máxima de la república. No obstante, al sincero y profundo agradecimiento que todos tenemos en Conin, se le suma una pregunta que nos golpea íntimamente el alma cada vez que nos levantamos: "¿Estamos haciendo lo suficiente?".

Publicado en INFOBAE.
 

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