El Gobierno ante una coyuntura electoral.
Elena Valero Narváez
Historiadora, analista política y periodista. Autora de “El Crepúsculo
Argentino. Lumiere, 2006. Miembro de Número de la Academia Argentina de Historia.
El
apoyo de la gente puede brindarse a ciertas autoridades, al régimen de gobierno
o al orden constitucional.
El
porcentaje de sufragantes que apoya a Cristina, como antes a otros liderazgos
populistas en del pasado, lo hace por
fuertes lazos de lealtad y afecto. No necesariamente por ventajas específicas.
Tiene que ver, entre otros motivos, con la socialización política de sumisión que
se ha practicado desde el Estado durante
años, al liderazgo de tipo autoritario.
Se
ha creado un sentimiento de legitimidad, de reconocimiento de un período de
bienestar en los primeros años del
gobierno de Néstor Kirchner, que ciertamente tuvo que ver, en gran medida, por
las reformas efectuadas durante el gobierno del ex presidente Menem y por los
excelentes precios de los commodities. De esta forma, las tensiones sociales no
se manifiestan groseramente contra
Cristina Kirchner aún cuando las frustraciones a las que se hallen sometidos
esos sectores sean varias, como en la actualidad. Las encuestas lo atestiguan:
Cristina ya tiene el apoyo necesario para perturbar al gobierno desde el Congreso,
aunque votarla sea embarrar la matriz de la cultura occidental, economía de mercado, derechos individuales y
democracia.
Por
otro lado el presidente Macri tiene a su favor que se lo identifica con el sistema político democrático
y republicano. Cristina y sus adláteres han demostrado que aprovechan el
sistema para alcanzar el poder para luego socavarlo desde su posición de autoridad,
tal como lo hizo Perón de quién han aprendido mucho.
Pero, una porción de quienes votaron por el actual Gobierno, están
desilusionados porque no se ven los
resultados prometidos en la
campaña anterior. La causa es que se ha
aumentado significativamente el gasto público, por lo cual no se ha reducido la
inflación y el país se ha endeudado peligrosamente .En busca de mayor apoyo en
la provincia de Buenos Aires no se han hecho las reformas estructurales que se
necesitan con urgencia para generar
inversiones. Sin producción y acumulación de capital no hay milagros.
Quienes
detestan todo lo que huela a kirchnerismo van a votar a sus candidatos con la
nariz tapada. Esa es la realidad que se palpa en la calle. Incluso existen
grupos que anteponen la desilusión a que vuelva Cristina al Congreso y apoyarán
a candidatos sin ninguna chance.
Lo
cierto es que el Gobierno actual ha avanzado mucho en fortalecer la democracia.
La opinión pública ha sido re institucionalizada, se intenta mejorar el
funcionamiento del mercado del voto, de la Justicia, y el sistema de partidos
ha comenzado a insinuarse a pesar de los grupos anti sistema que intentan desestabilizar.
El
gobierno de Macri ha debido esforzarse
para alcanzar sus objetivos de lograr mayor apoyo para gobernar .Éste
siempre amenaza con descender si no son obtenidos beneficios y ventajas
específicas. La sociedad exige, con mayor firmeza, si el gobierno no es
peronista, que las demandas sean atendidas. Es un problema que, según informan,
no han tenido más remedio que subsanar
lo más rápidamente posible, con mayor gasto público, y sin grandes resultados.. Es necesario que el
Gobierno vea, con anteojos de aumento, cuáles demandas mejoran el ambiente, al
sistema democrático y cuáles crean a la
vez más apoyo o lo disminuyen.
Las
medidas que incrementan las asignaciones y subsidios dan la impresión que se
hace algo pero en realidad solo son
parches. En pos de una buena imagen de
los sectores más necesitados no
mejoran la economía sino que aumentan el déficit.
Como es imposible satisfacer las principales demandas económicas, el
descontento y la hostilidad, aunque en grados desiguales, se manifiestan en
diferentes sectores sociales.
Es por eso que la obra pública fue encarada
por el gobierno actual para lograr el apoyo necesario en las próximas elecciones.
Tal vez fallan en la manera de comunicar a la gente lo que se está haciendo en
su beneficio. Es cierto- aunque a muchos nos gustaría que tuviera más
participación la actividad privada- que la obra pública se está realizando en
serio y sin la corrupción manifiesta en el gobierno anterior.
Una
dificultad que se nota es que avanzan y retroceden sin poder tomar las medidas
necesarias para lograr apoyo suficiente y encarar respuestas de reajuste y
correcciones a las decisiones del
gobierno anterior o incluso abstenerse en actuar en ciertas ocasiones. Por eso
la conducta del Gobierno a veces se torna vacilante o azarosa, como la de
intervenir o no en pro de despejar tumultos y piquetes. ¿Les falta aptitud para
procesar la información que reciben de la sociedad o es la ideología,
voluntad, falta de recursos o
incapacidad política para poder utilizarla?
Además de no prevenir los hechos que pueden
crear tensiones y disminuir el apoyo político a su gestión, no se ven grandes adelantos en resolver los problemas de fondo. Uno importante es acertar en las medidas
tendientes a crear las condiciones para crear riqueza donde no la hay.
El
Gobierno debe fijar objetivos, auto transformarse, adaptarse de manera creativa,
evaluar y actuar constructivamente para evitar tensiones, amoldar las demandas y el apoyo a los fines y
deseos de los miembros de la sociedad en la medida que lo permitan los
conocimientos y los recursos. Enfrentar constructivamente los problemas.
El
presidente Macri, para lograr apoyo, debiera hacer desaparecer las condiciones
que generan las demandas sociales y para ello no posponer las reformas
estructurales pendientes. Si va a endeudarse, por ejemplo, jugarse a bajar los impuestos para que no
obligue a quienes quieren invertir a hacer la plancha y aliviando, de esta forma, la situación
económica de la gente.
Si
no hay generación de riqueza no se podrá pagar la deuda. Y sin reforma laboral,
comercial e impositiva no hay solución en Argentina. Brasil, con todos los
problemas que tiene, está dando el ejemplo.
Los
partidos y líderes de opinión sirven para dar una síntesis arquitectónica a las
demandas de modo de hacer un programa viable. Hay que abandonar definitivamente
la conducta de “prometer no es cumplir” típica de los demagogos.
Seguir intentando- lo hizo el ex presidente
Menem- para ampliar la base de
apoyo, acercar a los sindicalistas al
rumbo del gobierno. De esta manera se reducirán las demandas y habrá un clima
lo suficientemente tranquilo para pensar en gobernar más que en las elecciones.
Tal
vez anunciar y explicar a la sociedad un buen plan de Gobierno antes de las
elecciones no sería una mala idea para que vuelva la confianza y la esperanza.
No olvidar que la corrupción- será la
base de la campaña- se genera en el poder. Achicar el Estado es la solución
para morigerarla. Muchos somos los que deseamos dejar de girar en un círculo
vicioso…
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