Inflación y gasto público

Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
En una reciente exposición el presidente del Banco Central Federico
Sturzeneger expresó que en el primer trimestre del año el PBI creció un 1,1% y
que se prevé que en el segundo suba un 0,99%, niveles que anualizados
alcanzarían entre un 4,3 y un 4,0%. ¿De donde surgen esos datos? Hasta ahora no están disponibles, por tanto
los mismos entrañan una predicción sin explicación de cuales son las políticas
que se están siguiendo para lograr ese resultado.
Seguidamente expuso la teoría de que si sube la inflación baja el PBI y
que cuando baja la inflación sube el PBI. Me voy a permitir disentir con esa
tesis. Lo que determina en última instancia la caída en el PBI es el aumento
del gasto público. Y si alguna duda cabe al respecto vale analizar el proceso
económico de los principales países de la Unión Europea en los últimos cincuenta años. (Ver cuadro y gráfico adjunto)
Lo mismo ha ocurrido en Estados Unidos donde la tasa de crecimiento económico
en los últimos años ha caído a menos del 2% anual incluída la crisis del 2008,
en tanto que el gasto público se acerca en la actualidad al 40% del PBI. Y el
problema económico argentino en la actualidad es el nivel del gasto público
consolidado-nación y provincias- que de acuerdo a nuestras estimaciones en el
2016 alcanzó a 56% del PBI.
La conclusión del gobierno al respecto es que dado que espera que la
inflación se reduzca en el año, habrá de producirse un incremento en la
actividad económica. Como podemos ver igualmente en los países europeos no hay
inflación y la economía europea como hemos visto no crece. No obstante el
Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne prevé un crecimiento del 3% en el año y al
respecto dice: “Van nueve meses de crecimiento robusto y fuerte”. No se
sabe a que nueve meses se refiere pues todavía no hay datos referentes
al segundo trimestre del año. Por tanto se estaría refiriendo a los últimos
seis meses del 2016 y al primer
trimestre del 2017. Pero he aquí que la economía argentina en el 2016 cayó un
2,3% respecto al año anterior y los datos disponibles correspondientes al
primer trimestre del año mustran un incremento del 0,3% respecto a igual período
del 2016. Por tanto un crecimiento este año de un 3% solo determina un
crecimiento del 0,67% respecto al nivel del PBI en en el 2015.
Respecto al tipo de cambio Sturzenegger se manifestó diciendo que el
peso no estaba revaluado pues era el resultado del mercado libre. Si pero no se
puede ignorar que el mercado está condicionado por la política monetaria
interna. Como ya hemos explicado la tasa de interés interna es negativa en
términos reales. Recientemente se aumentó la tasa de interés de los lebacs al
26% anual, que podría ser positiva en términos reales si se reduce la
inflación. En la medida que el precio del dólar se retrasa la tasa de interés
resultante en dólares alcanza niveles siderales, precisamente en un mundo
Occidental donde la tasa de interés fluctúa alrededor del 1% anual. Por esa
razón es posible que aumenten las reservas del Banco Central debido a la entrada
de capitales financieros que compensan
el déficit comercial registrado en los primeros cinco meses del año de
u$s1863millones.
Ya debemos saber que la revaluación monetaria determina una caída en los
recios de los productos importados y un incremento de los precios
internacionales de los productos nacionales. Ello implica un incremento en la
demanda internacional y una caída en las exportaciones de bienes nacionales. O
sea como bien lo describe Andrew Moravcsik en su artículo del Foreign Affairs
“Europe’s Ugly Future. Allí se refiere al Euro que impide que ciertos países de
la Unión Europea puedan devaluar su moneda y consecuentemente aumenta la damanda
de los productos alemanes. Asimismo se refiere a que cuando en 1920 muchos
países retornaron al patrón oro culminara la Gran Depresión de la década del
treinta.
La sobrevaluación del peso ha sido un problema pertinaz de la política
económica argentina, regida por el presupuesto de que el control cambiario es
instrumental para controlar la inflación. Y por supuesto que la devaluación
tiene un efecto inflacionario. La realidad es que la inflación es deterninada
por la política monetaria y fiscal y la devaluación es su consecuencia no su
causa. Tal como hemos mostrado en nuestro anterior informe el tipo de cambio de
paridad del peso hasta mayo era de
$21,97 por dólar. Consecuentemente con respecto al tipo de cambio actual que
alcanza $17,39 por dólar, habría una revaluación del peso del 26,34%.
Volviendo a la problemática del gasto público, recordemos las palabras
de Milton Friedman al respecto: “Lo que importa no es el déficit sino el nivel
del gasto. El total del peso del impuesto es lo que el gobierno gasta, no esos
recibos llamados impuestos. Si no se reduce el gasto, por tanto la disminución
de los impuestos meramente disimulan más que reducen el peso” Y al respecto
George Gilder añadió: “No es principalmente el déficit federal la causa de la
inflación. Si el déficit fuera cerrado por impuestos más altos-y la oferta
onetaria permaneciese constante –el nivel de precios subiría en la forma
ortodoxa de la ley de costos”.
Ya debiéramos saber que la experiecia argentina más reciente respecto a
la revaluación del peso fue durante el gobierno de Menen. El mantenimiento del
uno a uno y el desequilibrio causado por el mismo, fus denominado por la
izquierda como el nuevo-liberalismo, para descalificarlo ética y
económicamente. Y ese proceso de desequilibrio económico se produjo no obstante
que el nivel del gasto público a la
llegada de los Kirchner al poder no superaba el 23% del PBI.
El desequilibrio económico causado por el nivel del gasto público
continúa siendo el impedimento de lograr el proceso de cambio favorable que
pretende el gobierno de Macri. Es decir la restauración de la seguridad
jurídica, la apertura de la economía y la integración de la Argentina al mundo
no ha logrado superar el desequilibrio económico heredado. Hasta la fecha la
política seguida por el gobierno es reducir el nivel de inflación vía la
política monetaria, y como ya hemos explicado la inflación no es la causa del
desequilibrio sino su consecuencia. Es más Macri se manifestó al respecto
diciendo que no bajaría el gasto sino que haría crecer el PBI. El problema es
que en la medida que no se baje el gasto público no crecerá el PBI.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
