¿Qué pasó en las PASO?

Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
Terminada la encuesta más cara de la historia
Argentina, me animo a compartirmis primeras conclusiones
de los resultados de estas primarias.
En primer lugar, creo que aquí no ha muerto
nadie. Las publicaciones que invadieron
las redes, anunciando el final del Kirchnerismo, las considero al menos
apresuradas y desmedidas.
En el 2015 se enfrentaron Mauricio Macri con
Daniel Scioli, mientras que en estas elecciones se presentó Cristina Fernandez
contra Esteban Bullrich. Ambos “pesos pesados” se batieron contra el“sparring” de su oponente; si bien en
este aspecto, Macri salió victorioso y Fernandez no, ambas peleas se definieron
por puntos y no por K.O.
El casi 35% del Cristinismo en la provincia
de Buenos Aires es voto propio, leal e incondicional; ese es su piso y es casi
imposible que saque menos de eso. A
nivel nacional tiene un 20% de simpatizantes, guarismo que puede subir un poco
si consideramos que su lista no se presentó en todas las provincias.
Por su parte, los votos del Macrismo están
conformados por una parte propia y otra prestada. No hay forma de saber cuánto corresponde a
cada fracción, pero mientras exista el espanto (y no aparezca otra
alternativa), este caudal no disminuirá.
Es llamativo que en la provincia de Santa
Cruz, el Kirchnerismo haya obtenido el 30% de las voluntades, porcentaje muy
importante si tenemos en cuenta que no han comenzado las clases y se ha perdido
el año lectivo. Cómo es que los padres y
abuelos de niños sin clases, avalaron un gobierno que fue incapaz de resolver
semejante situación (todo el mundo se llena la boca diciendo que la educación
es lo más importante), es una incógnita para la que no tengo respuesta.
Como tampoco tengo respuesta para el caso
Menem, otro acertijo de la Argentina. Un
anciano de 87 años, que arrastra causas judiciales, con eternas inasistencias a
su banca y un ¿discurso? más emotivo que analítico,obtuvo el 44% de los
sufragios, asombroso. Entiendo y
comparto que las personas mayores merezcan respeto, pero de ahí a elegirlas
para que definan las políticas imprescindibles para no quedarnos fuera de la “era digital”, es como demasiado.
Por otra parte, las derrotas de los eternos
oficialismos de Córdoba, Santa Fé, San Luis y Neuquén, muestran que nadie tiene
comprado el electorado y en la misma dirección pero en sentido contrario; nadie
está muerto para siempre en la política, valga como muestra una exultante
Carrió, quiendurante el festejo de su 50% de votos recordó aquel 3% de unos pocos
años atrás.
Lo cierto es que las PASO son un mamarracho
carísimo; cuya historia comienza con el regreso a la democracia. La inicial y entusiasta participación interna
en los partidos políticos, cayó al mismo ritmo que cayó el descreimiento
ciudadano en los gobernantes; en un intento por ampliar el número de
participantes en las primarias, se abrieron las elecciones internas al público
en general y al fracasar, y en combinación con la impresentable ley de lemas,
no se les ocurrió nada mejor a la dirigencia, que imponernos la participación
en sus peleas de conventillo.
Por otra parte, como en nuestro país no
existen partidos políticos (salvo los partidos de izquierda), sino movimientos
políticos; movimientos que responden a reacciones contra una situación puntual,
pero que se agotan en sí mismos, al no tener un sustento filosófico ideológico;
no existe una línea política coherente dentro de las agrupaciones, por lo que
se transita a los tumbos con marchas y contramarchas.
Por último y como dato positivo (quizás el
único), por primera vez, un gobierno que no está pasando por un “veranito económico”, logra la mayoría
de los votos, usando como bandera, un mensaje moralizador (habrá que ver si lo
honra), pacificador y de buenos modales.
Esto no es menor; el problema, es que mantiene el mismo rumbo económico
que sus antecesores y como decía Einstein “locura
es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Si no cambiamos de verdad, fracasaremos y
habremos desperdiciado una nueva oportunidad de derrotar para siempre al
populismo y sumarnos por fin, al tren de los países serios del planeta.
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