De la estabilidad al paquete (III)
Narciso Guaramato Parra
Economista venezolano. Fue Presidente del Núcleo de Economistas del Banco Central de Venezuela.


Este período, se considera el más turbulento de la democracia venezolana. Los desequilibrios se fueron acentuando. 
Los precios aumentaron en el período hasta alcanzar una variación de casi 30% en 1988; el bolívar se devaluó cinco veces: de Bs. 4,30 a 18,56 por dólar. La actividad económica fue recesiva y volátil, sólo creció 3,5% entre 1983 y 1988. Según datos del BCV, en 1988 el déficit en Balanza de Pagos alcanzó a 4.640 millones de dólares, más cinco veces el déficit del año anterior, que fue de 876 millones de dólares. De esta manera, desde 1986, el saldo global de la Balanza de Pagos se hizo negativo. Concretamente en 1988, el déficit significó una pérdida de reservas internacionales del orden de los 2.705 millones de dólares, lo que representó una brusca caída del 40%. Esta situación llevó al presidente Carlos Andrés Pérez, recién electo para un segundo período, aprobar el plan de ajustes propuestos por su equipo de gobierno.

EL GRAN VIRAJE

Los desequilibrios económicos seguían acentuándose de tal forma que Carlos Andrés Pérez, quien fue elegido para un segundo mandato con la esperanza  de que el comportamiento fuera parecido al de su primera presidencia, para la sorpresa de todos, dio un giro de 180º,  y autorizó  a su equipo económico para acudir al Fondo Monetario Internacional, a solicitar un préstamo para  solventar los problemas de  balanza de pagos existente, causado por una fuga de capitales. De acuerdo al Prof. Silva Michelena, la situación socio-económica a fines de 1988 era lamentable; el sistema de precios era artificial, el régimen de cambios diferenciales (Recadi), además de ineficiente, fue un pozo de corrupción, el déficit presupuestario estaba fuera de control, la represión financiera mantenía tasa reales negativas de interés, comercialmente un riguroso régimen proteccionista atentaba contra las exportaciones no petroleras, y el desarrollo industrial estaba estancado, la pobreza y el desempleo se hicieron ostensibles. 
  El llamado paquete de medidas de ajustes denominado el “Gran Viraje” y calificado por muchos como “Neoliberal” (por la semejanza que tenía con el plan de ajustes recomendado por el  “Consenso de Washington”, a pesar de que el principal promotor, Miguel Rodríguez, es reconocido por su pensamiento Keynesiano),  fue un intento de acercar a Venezuela a políticas de mercado y de equilibrio económico, no por una razón ideológica, sino porque el enfoque anterior de controles  había demostrado un rotundo fracaso. 
Este paquete de ajustes es importante en la historia del pensamiento económico venezolano ya que marca una ruptura con la forma tradicional de ver la economía. Adicionalmente, fue formulada por un grupo de profesionales altamente preparados en las principales universidades del mundo, varios, gracias al plan de becas “Gran Mariscal de Ayacucho”. Miguel Rodríguez, graduado en Yale, ocupo la cartera de la Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República (Cordiplan); Moises Naím, con doctorado en el Massachusets Institute of Tecnologhy, fue el encargado de echar a andar la apertura comercial desde el Ministerio de Fomento; Eduardo Quintero, con postgrado en Harvard, que  dirigiría la restructuración de las empresas públicas; Gustavo Roosen, con maestría en  The New York University que reformaría el sistema educativo, Carlos Blanco, Economista suma cum laude y PhD de la Universidad Central de Venezuela, designado para manejar la descentralización política; Gabriela Febres Cordero, cum laude de San Francisco, que desmantelaría las trabas a las exportaciones no tradicionales; Marisela Padrón, distinguida socióloga y docente experta en el tema de la erradicación de la pobreza, que desplegaría la agenda social; el maestro José Antonio Abreu, economista y fundador en 1975 de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, en el despacho de cultura; Enrique Tejera París, abogado y quizás el primer economista graduado por la UCV, en la Cancillería; Celestino Armas en Energía y Minas. Eglé Iturbe, Ministra de Hacienda, El Ing. Gutavo Rada en Transporte y Comunicaciones y Leopoldo Sucre Figuerella se mantuvo al frente de las empresas de Guayana. 
Moises Naim , nos describe los objetivos y a razón de su aplicación. “Los principales bloques constructivos de políticas fueron: la estabilización macroeconómica, el equilibrio fiscal, la liberalización comercial, la desregulación, la privatización, y una política social focalizada hacia la población más vulnerable. La intención era desplazarse desde una estrategia dirigista estatal, y orientada hacia adentro, a una orientada hacia el crecimiento de las exportaciones. El Estado se concentraría en aquellas funciones que el sector privado no podría ejecutar adecuadamente. En consecuencia, la base inicial de programa venezolano apuntaba al restablecimiento de la estabilidad macroeconómica y a la eliminación de la distorsión de precios. El conjunto de medidas incluía el restablecimiento de un único y flotante tipo de cambio, la remoción de los controles de precios, de todos los bienes y servicios privados, con la excepción de dieciocho rubros (luego reducidos a la mitad), considerados como básicos; se dejó al mercado la determinación de la tasa de interés,  pero reduciendo el gasto público real e incrementando los precios de los bienes del sector público hasta niveles que permitiesen la recuperación de sus costos directos de producción. Para asegurar que los ingresos de gobierno dejasen de depender decisivamente de los impuestos petroleros, y aliviar la crisis fiscal del Estado, se propuso una reforma exhaustiva del sistema impositivo, incluyendo la adopción del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Se administraría prudentemente la expansión monetaria, y el peso de la deuda externa sería reducido mediante negociaciones, lo que se esperaba restableciese las relaciones normales con los acreedores extranjeros y la comunidad financiera internacional.
Las medidas de estabilización macroeconómica habrían de ser complementadas por grandes reformas estructurales: liberalización comercial; desregulación de los mercados de capital, de mercancías y del trabajo: reformas en los sectores agrícola, industrial  financiero; promoción de las inversiones extranjeras y un ambicioso programa de privatizaciones. Se abandonaría el tradicional e ineficiente de subsidios destinados a los más pobres, para remplazarlo por esfuerzos enfocados directamente hacia los grupos más vulnerables de la sociedad. También se implementaría una red de seguridad social diseñada para proveer asistencia financiera, alimenticia y médica a aquellos que fuesen afectados severamente por los efectos dolorosos de las reformas. Más aún, Pérez anunció reformas gubernamentales y políticas, la reestructuración del sector público, y una modernización general de las instituciones como parte de sus objetivos de gobierno.” 
El equipo de gobierno consideró que este paquete de reformas debería hacerse tipo “shock”, es decir de una vez, ya que se consideraba que realizarlas de forma gradual, requería de una capacidad gerencial pública que en ese momento no se tenía.  

Desde un inicio el paquete se enfrentó a duras críticas, sobre todo dentro de Acción Democrática que era el partido de gobierno, que no supieron ser manejadas por un grupo de profesionales, muy preparados técnicamente, pero de escaza o nula experiencia política. Orgullosos y prepotentes se enfrentaron abiertamente con el Congreso Nacional, el cual no le suministro al ejecutivo las herramientas necesarias para el éxito del “Gran Viraje”. Por ejemplo, la reforma tributaria y el IVA fueron aprobados durante el gobierno de Ramón J. Velázquez.
La opinión pública expresaba abiertamente su desaprobación al conjunto de medidas, a tal punto que a escasos 25 días (tiempo, en el cual es imposible implementar las medidas económicas e inclusive sentir sus efectos) en la Ciudad de Guarenas, población ubicada a escasos 32 km de la capital, explota la rabia acumulada por muchos años. El periodista e intelectual venezolano, Armando Durán, Ministro de Turismo comenta sobre el hecho: “… lo del 27 de febrero no fue un rechazo a Carlos Andrés Pérez; fue una explosión, pero no contra él, porque él acababa de llegar. Aquello fue una explosión de rabia social espontánea, porque nadie la organizó. Luego, algunos grupos trataron de dirigirla pero no pudieron…”   
De esta forma,  culmina el primer intento de modificar el modelo económico venezolano. Con la llegada a la presidencia del comandante Hugo R. Chávez se iniciará el segundo intento, bajo la denominación del socialismo del siglo XXI. 

 

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