Piquete y la rebelión de los mansos
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



Sucedió en Córdoba, lo que sucede en distintos lugares de nuestra patria, lo mismo que sucede desde hace ya tanto tiempo, que he olvidado cuando fue la primera vez.
Piqueteros encapuchados, con palos y neumáticos en llamas, tomaron por asalto el espacio común de todos los argentinos; tomaron la calle.
No más de unos doscientos reaccionarios, impidieron por casi 30 horas, que un sinnúmero de cordobeses circularan con libertad en el ya complejo, mal planificado y saturado tránsito de mi amada ciudad.
Decenas y decenas de miles de cordobeses fueron bloqueados cuando se encaminaban a algún hospital o a llevar a sus hijos la escuela, o cuando se dirigían a su trabajo a PRODUCIR, si, cuando se dirigían a su trabajo a ganar el pan de cada día.  ¡Y no sólo el pan para su familia!, ¡sino también el pan que reciben los que les cortan la calle!
Ese pan que estos violentos reciben gracias a los planes sociales que tan generosamente otorgan los gobiernos, planes que los políticos pagan con ¡NUESTROS IMPUESTOS!... Despertemos, ¡Ellos son explotadores y nosotros somos sus víctimas!
Pero no termina ahí el tema.  Esos usurpadores del espacio público, esos déspotas que nos esclavizan y que logran que trabajemos para ellos; esos mismos piqueteros, tienen como guardia privada a la policía (no vaya a ser que a algún ciudadano de a pie se le ocurra agredirlos); y como si no fuese suficiente, disfrutan de la impunidad que les brindan muchos jueces, fiscales y políticos.
Parece que los que andamos derecho por la vida no tenemos derechos.  Parece que debemos resignarnos a ser esclavos que trabajan para otros, que debemos resignarnos a entregar los espacios públicos a los piqueteros y a los delincuentes, parece que debemos resignarnos a entregar nuestra propiedad y nuestra vida sin resistirnos a los parásitos, a los corruptos, a los ladrones y a los asesinos.
Es tiempo de decir ¡BASTA!, es tiempo de decir ¡NO MÁS!  Exijamos se respeten nuestros derechos, exijamos que los fiscales y jueces NO NEGOCIEN con quienes nos esclavizan, exijamos que el poder judicial haga cumplir la ley y exijamos juicio político para aquellos miembros de la justicia y funcionarios públicos que no cumplan con su deber.
Y si no se concretan los juicios políticos, por falta de actitud de los “representantes del pueblo”, NO LES DEMOS NUESTRO VOTO NUNCA MÁS. 
BASTA de tolerar, BASTA de ser ovejas; si quieren nuestro voto QUE SE LO GANEN, si quieren nuestro dinero en impuestos QUE NOS DEFIENDAN.
Por eso, en las redes sociales, en tu trabajo, en el club, en la calle, con tus amigos, en todas partes; los que creemos y trabajamos por un país en serio para nosotros y para nuestros hijos; los que queremos terminar con El Imperio de la Decadencia Argentina, tenemos el deber, EL DEBER de sumarnos a La Rebelión de los Mansos.
 
 

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