Che Guevara: La ceguera de los que no quieren ver
Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista, escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas, Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había convertido en el octavo país del mundo.


    “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Esa es la situación que enfrentamos a partir de la ceguera generada por la izquierda en nombre de la falacia de la igualdad. Permítanme relatar algunos hechos que se ignoran y voy a comenzar con la aparente celebración del cincuenta aniversario de la muerte del Che Guevara. Al respecto recuerden que fue Presidente del Banco Central de Cuba. Pero ese fue su segundo puesto hasta que decidió viajar al mundo en busca de colaborar con las guerrillas comunistas en acción. Antes había sido director de las prisiones políticas de la Cabaña y en Castillo del Príncipe, donde como recordara Huber Matos pistola en manos mataba a los presos políticos a diestra y siniestra. Presos que fueron muertos por miles.
 
    Igualmente se ignora que la muerte del Che se debió a su socio Fidel Castro. En aquel momento había un enfrentamiento entre Rusia y la China de Mao Tse Tung. Cuba dependía en gran medida de la Unión Soviética y el Che estaba de acuerdo con la revolución cultural de Mao. Y ya debiéramos saber que en los totalitarismos, la opinión contraria al dictador es traición a la patria y consecuentemente merece la muerte. Algo parecido le ocurrió a Huber Matos por estar en desacuerdo con la nacionalización de la propiedad y le costó 20 años de cárcel en Cuba.
 
    Hoy se reconoce que Cuba tiene servicios médicos en tanto que se ignora que Cuba cuando llegó Fidel era el país con el nivel de vida más elevado en América Latina, y ahora compite con la pobreza de Haití. Pero más aún recuerdo que nosotros íbamos a los médicos en Cuba y no en los Estados Unidos. O sea que la medicina en aquella época en Cuba estaba decididamente adelantada. Hoy se dice falsamente que los enfermos están bien, pero habría que ver entonces lo mal que están los sanos.
 
    Actualmente la problemática política en Venezuela reconocida en el mundo, ha permitido ignorar la falta de libertad en Cuba. Es decir que parece que los cubanos no son humanos, pues es un hecho indubitable que en Cuba no rigen los derechos humanos. Por más que ya he reconocido que los derechos humanos no son los derechos individuales que constituyen la garantía de la libertad. Al respecto igualmente se ignora que la situación en Venezuela se debe a que Maduro pretende seguir los pasos de Fidel en Cuba.  Y tanto así que todo parece indicar que el ejército cubano domina el sector militar de Venezuela. Y esa ignorancia determinara que Obama pactara con Raúl Castro y los Estados Unidos abrieran de nuevo una embajada en Cuba.
 
    Asimismo se ignora que fueron los militares de Batista los que permitieron el arribo de Fidel Castro a la Habana. Y ello se debió a que  se supo en Cuba que Eisenhower le había pedido a Batista que se fuera y que dejara llegar a Fidel a La Habana. Datos reconocidos por el entonces embajador de Estados Unidos en Cuba Earl T. Smith, que lo narra en su libro “El Cuarto Piso”. Y por supuesto en Cuba había un pensamiento colectivo de que los Estados Unidos no permitirían un gobierno comunista a 90 millas de La Florida. El propio Fidel cuando bajó de la Sierra se manifestó que no era comunista.
 
  Igualmente se ignora que de haber ganado Nixon las elecciones en Estados Unidos en 1960, tampoco Fidel Castro habría permanecido en Cuba. En la invasión de Bahía de Cochinos en 1962, el gobierno de Estados Unidos había prometido a los cubanos darle el apoyo aéreo durante la ofensiva. Pero Kennedy con el asesoramiento de Lyndon Johnson traicionó a los cubanos y no dio el apoyo aéreo. Consecuentemente se perdió la batalla y los cubanos que no murieron en la misma fueron apresados en Cuba hasta que Estados Unidos pactara el intercambio de prisioneros. Y después como si esa traición hubiese sido poco, durante la crisis de los misiles en 1962, Kennedy pactó con Krouchev y entregó a Cuba a la órbita soviética, a condición de que se sacaran los misiles de Cuba y que los Estados Unidos sacaran los que tenían en Turquía.  
 
    Otro aspecto a tomar en cuenta es la aparente tergiversación histórica política del embargo, que se considera como un fracaso en la supuesta pretensión de Estados Unidos de derribar al régimen castrista en Cuba. El embargo no fue más que una decisión económica. A su llegada a la Habana Fidel Castro decidió nacionalizar toda la propiedad privada y por supuesto la de Estados Unidos en Cuba. Si mal no recuerdo el 40% de la industria azucarera en Cuba era propiedad de los americanos. Igualmente era la compañía de electricidad y la teléfónica. Pero el embargo en términos de la izquierda ha sido un factor político positivo para Fidel Castro, por el cual se culpa a Estados Unidos de la pobreza en Cuba. Y permítanme recordar que en Cuba funcionaban los teléfonos antes de Castro y en la Argentina tuvo que llegar Menen para que empezaran a funcionar.
 
    Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos se produjo una aparente decisión al respecto de Venezuela que fuera la amenaza de invadirla. Pero más recientemente Trump ha acusado al gobierno cubano de ser responsable de los ataques sónicos a los diplomáticos americanos. Así recientemente se decidió sacar a todos los diplomáticos de Cuba con la excepción de los que atienden los servicios de emergencia. Aparentemente se ignora la razón de ser del ataque sónico a los diplomáticos americanos de la Embajada en Cuba. Pero ¿Por qué fue solo en Cuba y no en ningún otro país en el Caribe ni en América Latina? E igualmente se sabe que el ataque sónico no es una epidemia en Cuba. Y qué casualidad que ocurrió solo en la Embajada Americana. Así que por el momento vivimos una incógnita respecto a cuál será la política a seguir de Estados Unidos con Cuba. Desde mi punto de vista el ideal sería que por el momento Trump decidiera invadir Cuba y volver a darle la libertad que le concedió a fines del siglo XIX cuando la independizó de España y le dejó la constitución de 1902.
 
    No obstante esta realidad indiscutible de la historia hoy se persiste en el imperialismo americano, cuando fueron los americanos los que terminaron el imperialismo en el mundo al final de la Segunda Guerra Mundial. Así obligó a Inglaterra a liberar a la India y decidió la liberación de los países musulmanes del norte de África que pertenecían a Francia y Alemania. O sea al ex imperio Otomano.  De la Europa continental surgió el totalitarismo como la racionalización del despotismo. Por tanto si fuera por Europa, Occidente sería nazi, fascista o comunista. Y por supuesto volviendo al Che que se pretende considerar como un líder de la libertad, ya debiéramos saber que su injerencia política fue la guerrilla que padeció América Latina.
 
    Tratemos pues de devolverle la vista a Occidente y librarnos de la ceguera histórica que se padece, dominada por la izquierda en nombre de la falacia de la igualdad económica. Analicemos la historia y sabremos que los que pretenden la igualdad ciudadana, determinan la desigualdad política y los derechos del pueblo se traducen en el poder de los que los incitan. Recordemos entonces las sabias palabras de Thomas Jeffersson: “Un despotismo elecivo no es el gobierno por el que luchamos”.
    
 

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