Desmitificando un falso concepto: El gasto en defensa de la Argentina es bajo
Ricardo Runza
Ingeniero
Aeronáutico y Magíster en Defensa Nacional.
Según el último informe anual del Instituto Internacional de Estudios
para la Paz de Estocolmo (SIPRI) publicado el pasado 24 de abril de 2017, el
gasto militar en Sudamérica evoluciona en baja, en comparación con años
anteriores, “aunque contrastan los casos de Argentina y Colombia, con subidas
del 12 y el 8,8 % respectivamente”. Venezuela, tuvo una caída de su gasto
militar del 56 %. También hubo notables descensos en Ecuador (-13%), México
(-11%) y Perú (-20%). Por su parte, la crisis económica que
atraviesa Brasil afectó su gasto en defensa, aunque “el país se mantiene entre
los 15 con mayores gastos militares del mundo ya que cae del puesto 12 al 13” .
Esta misma perspectiva, analizada por el Banco Mundial, indica que “Colombia
ocupa el lugar más alto del gasto militar en América Latina al destinar 3,38%
de su PIB, seguido por Ecuador (2,7%) y Chile (1,9%). Argentina ocupa en este
rubro el 0,87% de su PBI, es decir menos que Bolivia (1,62%) y Venezuela (1,156%)
y más que Guatemala (0,43%) y México (0,67%)”.
¿Pero este porcentaje de PBI dice realmente algo? Aquí se dice que Colombia, asigna mayor porcentaje
de PBI que Brasil. Sí, es cierto, ¿pero gasta más que el décimo tercer país con
mayor gasto militar del mundo? Argentina tiene más porcentaje destinado al
gasto militar que México ¿Qué significa esto? ¿Qué la defensa mexicana está
peor que la argentina? Bolivia tiene un porcentaje de PBI mayor que Argentina,
México y Venezuela. ¿Eso significa que Bolivia es una superpotencia militar
superior a la Argentina, México o Venezuela?
Ahora bien, cuando se tiene en cuenta el PBI concreto, es decir el valor
nominar de PBI de cada país, el panorama cambia porque si bien el porcentaje
que se gasta en Argentina es aparentemente bajo, cuando tomamos el monto del
gasto nos encontramos con una realidad diferente. Latinoamérica tiene un
gigante del gasto militar: Brasil, cuyo gasto ronda el valor de los U$ 30.000
millones, seguido por México con U$ 15.000 millones y Colombia con U$ 10.000
millones. Luego les sigue el club de los U$ 5.000 millones integrado por
Argentina y Venezuela. Después sigue Chile y Perú en la división de los U$
4.000 millones y finalmente el descenso en términos futbolísticos: Uruguay,
Bolivia, Ecuador y Paraguay, entre otros.
La primera desmitificación está hecha. El gasto de defensa argentino NO
es bajo. Es el cuarto presupuesto más alto de Latinoamérica.
¿Cómo puede ser esto si no tenemos aviones, buques, submarinos ni
material terrestre de guerra modernos y en perfecto estado tal como tienen
otros países con menor gasto como Chile y Perú?
La explicación está en la pésima calidad del gasto de defensa que tiene
la Argentina. Mal gastamos nuestro presupuesto. Tiramos a la basura el dinero
de los contribuyentes. Esto se hace de manera irresponsable y se manifiesta
como una patología crónica que nadie le pone freno.
En la tabla siguiente, basada en los estudios del especialista Thomas
Scheetz, presentada en este artículo, de manera más simplificada por este autor,
para hacerla más amigable al lector a los efectos de facilitar su mejor
comprensión, se muestra la evolución del gasto en la cartera de defensa de
nuestro país, desde al año 1994 al año 2016. El gasto especificado en dólares
corrientes es el gasto devengado, es decir el efectivamente gastado en cada año
por cada Ministro. Los ministros han sido señalados en cada año en función del
mayor tiempo que estuvieron a cargo en ese año porque hay años en donde hubo
dos ministros, como en el caso del año 2001, en donde se tomó el que estuvo más
tiempo en ese año cumpliendo esta función. También se señala tres porcentajes
del gasto en cada año: el gasto en personal, el gasto de operaciones y
mantenimiento (O&M) de toda la estructura (burocrática y operativa
propiamente dicha) y el gasto en adquisiciones de armas. Este último gasto se
lo indica en porcentaje y también en millones de dólares corrientes.
Año
|
Ministro de Defensa
|
GAMIL: $US millones corrientes
|
Personal
%
|
"O&M"
%
|
Adquisic. Armas
%
|
Adquisic. Armas
US$ millones corrientes
|
2016
|
Martínez
|
4506
|
82,2%
|
14,0%
|
1,5%
|
67
|
2015
|
Rossi
|
5462
|
79,6%
|
15,7%
|
2,1%
|
115
|
2014
|
Rossi
|
4949
|
75,0%
|
18,6%
|
3,6%
|
178
|
2013
|
Rossi
|
5123
|
76,3%
|
18,7%
|
1,7%
|
89
|
2012
|
Puricelli
|
4549
|
78,3%
|
18,5%
|
0,9%
|
42
|
2011
|
Puricelli
|
4028
|
79,4%
|
17,2%
|
1,2%
|
47
|
2010
|
Garré
|
3461
|
78,6%
|
13,6%
|
2,3%
|
79
|
2009
|
Garré
|
2967
|
78,2%
|
18,2%
|
1,6%
|
48
|
2008
|
Garré
|
2775
|
73,9%
|
20,7%
|
1,7%
|
48
|
2007
|
Garré
|
2282
|
74,3%
|
20,1%
|
1,3%
|
29
|
2006
|
Garré
|
1836
|
75,9%
|
20,5%
|
0,8%
|
14
|
2005
|
Pampuro
|
1688
|
76,4%
|
19,9%
|
0,5%
|
8
|
2004
|
Pampuro
|
1457
|
78,9%
|
19,1%
|
0,4%
|
5
|
2003
|
Pampuro
|
1352
|
82,7%
|
15,4%
|
0,5%
|
6
|
2002
|
Jaunarena
|
1073
|
82,4%
|
14,8%
|
0,9%
|
10
|
2001
|
Jaunarena
|
3182
|
82,8%
|
15,6%
|
1,0%
|
31
|
2000
|
López
Murphy
|
3265
|
83,9%
|
13,6%
|
1,8%
|
57
|
1999
|
Domínguez
|
3460
|
80,7%
|
13,1%
|
5,5%
|
190
|
1998
|
Domínguez
|
3397
|
81,4%
|
14,9%
|
2,4%
|
81
|
1997
|
Domínguez
|
3339
|
81,8%
|
14,1%
|
1,5%
|
49
|
1996
|
Camilión
|
3381
|
83,7%
|
14,3%
|
0,6%
|
20
|
1995
|
Camilión
|
3387
|
82,9%
|
15,0%
|
1,2%
|
39
|
1994
|
Camilión
|
3375
|
80,9%
|
17,2%
|
0,4%
|
14
|
En esta tabla, puede observarse que desde 1994
hasta el año 2016, inclusive, se gastó un total U$ 74.293 millones. No ha sido una cifra menor para cualquier
contribuyente que ha pagado sus impuestos. El esfuerzo realizado ha sido
enorme. Sin embargo los resultados están a la vista. No hace falta abundar en
esto. Las fuerzas armadas argentinas están desarmadas. Nuestra capacidad de
defensa es casi nula. En este campo, el perfil del Estado argentino es el de un
Estado fallido.
Los números indican que durante el Kirchnerismo
se mal gastó U$ 41.928 millones. La gestión de Cambiemos lleva U$ 4.506
millones gastados, sin contar el ejercicio fiscal 2017. La proyección a tres
años restantes puede darle a esta cifra otros U$ 15.000 millones devengados más, a este ritmo de
gasto, si es que el mismo se sostiene sin cambios estructurales. A simple
vista, todo este dinero parece estar destinado a un barril sin fondo. El caso
del submarino desaparecido, los aviones accidentados, los buques hundidos en
puerto, los accidentes militares terrestres y la opinión de los especialistas
más destacados llevan a esta conclusión.
Como puede observarse con más detalle, el gasto de personal se lleva
casi todo el presupuesto ejecutado teniendo en cuenta que éste incluye el gasto
en salarios del personal activo y el gasto en retiros y pensiones del personal
en retiro efectivo. Este gasto ha tenido un promedio del 79,6 % y un pico
máximo del 83,9 (gestión López Murhy, año 2000) y otro más bajo del 73,9 %
(gestión Garré, año 2008). A pesar del volumen del gasto, el personal militar
argentino se queja de sus bajos salarios. Técnicamente, se acepta como
parámetro como un gasto en personal óptimo y eficiente en una cartera de
defensa aquél que se ubica entre el 50 y el 60 % del gasto total). Esto implica que desde 1994 al año 2016 no
hubo un solo ministro que se halla acercado siquiera al parámetro señalado en
un valor próximo. Esto incluye al ex Ministro Jaunarena que se presenta ante la
sociedad como un paladín de la defensa con sus soluciones mágicas que sólo
significan más gasto público y más carga impositiva para los contribuyentes,
sin un propio “mea culpa” acerca de su responsabilidad en este perfil de Estado
fallido.
Por otro lado, el gasto de O&M tiene como parámetro internacional
óptimo y eficiente el valor del 20 %. Pero éste tomado en cuenta como el gasto
realmente operativo. No como el gasto de funcionamiento de la burocracia. Tal como señalamos antes, el gasto O&M
argentino incluye el gasto de funcionamiento de la burocracia. Considerando la
anomalía del dato vemos que este gasto ha tenido un pico del 20,7 % (gestión
Garré, año 2009) y el más bajo 13,1 % (gestión Domínguez, año 1999). Su
promedio ha sido 16,6 % durante el período analizado. Desde el año 1994 al año
2016, el único ministro que alcanzó este valor (inclusive con la anomalía
señalada) fue Nilda Garré que lo hizo en tres de sus cuatro años de gestión (en
2006, 2007 y 2008). El resto lo hizo con valores menores y los peores Ministros
fueron: López Murphy (13,6 %, durante un año de gestión), Martínez (14,0 %,
durante un año de gestión), Domínguez (14,0 % promedio, durante tres años de
gestión), Jaunarena (15,2 % promedio, durante dos años de
gestión) y Camilión (15,5 % promedio, durante tres años de gestión). Durante el
Kirchnerismo el gasto de O&M (con la anomalía señalada) fue donde más
cercano se estuvo del valor parámetro aceptado como óptimo. En el resto de las
Presidencias se estuvo muy lejos.
El tercer porcentaje de gasto considerado en la tabla ha sido el gasto
en adquisiciones de armamento. Internacionalmente se considera como valor
óptimo, uno que ronda entre el 15 y el 20% del gasto total. En este caso el
valor promedio del gasto argentino fue del 1,5 %, con un pico del 3,6 %
(gestión Rossi, 2014) y un bajo del 0,4 % (gestión Camilión, 1994 y gestión
Pampuro, 2004). Nadie en veintitrés años se acercó al valor parámetro. La
inversión en bienes de capital en las fuerzas armadas argentinas ha sido casi
nula y la poca que se hizo fue de mala calidad. Este valor tuvo efectivamente un promedio anual
de U$ 55 millones, con un pico de U$ 190 millones (gestión Domínguez, 1999) y
un bajo de U$ 5 millones (gestión Pampuro, 2004).
Todos estos números indican que con este tipo de administración es
IMPOSIBLE tener una política de defensa sustentable y acorde. Si no hay un
cambio estructural que ataque el corazón del problema no hay solución viable.
Tampoco se soluciona aumentando el gasto de defensa hacia un monto imposible de
financiar o de sostener en el tiempo bajo un planeamiento de mediano y largo
plazo.
El camino de solución pasa primero por fijar un objetivo total de gasto
sostenible en el tiempo: Por ejemplo, U$ 5.000 millones al año y un ajuste
estructural del gasto para obtener una calidad del gasto del 55% en personal,
20 % en O&M real, 5 % en burocracia y 20 % en adquisiciones de armamento y
sistemas de armas. En base a esto hacer un nuevo diseño de toda la fuerza de
defensa del país y llevar a cabo los proyectos de reforma orgánico-funcional y
de obtención de medios que sean necesarios a partir de una reingeniería total de
toda la organización existente.
Un ejemplo de solución al detalle se halla en el Libro “Hacia la
Modernización del Sistema de Defensa Argentino” (2006).
Esperemos que este tema se instale en la agenda definitiva de la elite
política argentina y no sea otro chispazo de fósforo más que la prensa sólo
tiene en cuenta por cuestiones de rating.
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