El Poder Legislativo bastardo
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
Bastardo (RAE): “Que
degenera de su origen o naturaleza”.
¿Acaso el poder legislativo actual no es una degeneración de lo que
debería ser?
La Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción al
proyecto de ley que propone declarar el 4 de junio como “Día Nacional del Cuarteto”
“Estoy
muy feliz con esta media sanción. Este proyecto era muy importante para
Córdoba, se trata del segundo proyecto de ley que presenté al asumir esta
banca, y es una deuda que tenía el Congreso con nuestra provincia”, dijo
Gabriela Estevez, la legisladora autora de tan “trascendental” proyecto.
Leer acerca de estas frívolas prioridades e intereses de
los (genérico, hombres y mujeres) legisladores de nuestro país, en momentos en los
que soportamos problemas tan críticos como los actuales, me recuerda a Luis
XVI, su corte y su Parlamento viviendo en un mundo de fantasía en Versalles, mientras
Paris era un hervidero. ¡Ojo! Estos problemas no son nuevos, se vienen
repitiendo década tras década y cada vez nos hunden más y más.
Nuestro país, como país, desde hace más de 50 años “da pérdidas”, pérdidas que todos y cada
uno de nosotros tenemos que pagar con más y más impuestos; pérdidas generadas
por el improductivo, parasitario e ineficiente sector estatal, sector que lo
único que sabe hacer bien, es crecer y chuparnos la sangre.
Nuestro sistema educativo es patético. Sarmiento se debe estar revolcando en su
tumba. El futuro del mundo es el
conocimiento y el conocimiento se adquiere con esfuerzo, no con facilismo. Se confunde el facilitar el acceso a la
educación con el facilismo y es así que nos
estamos transformando en un país lleno de riquezas pero habitado por mentes
pobres.
Nuestra salud está enferma.
Somos esclavos de las obras sociales.
No podemos elegir a cual pertenecer o con cual profesional atendernos o
a qué clínica asistir. Los esclavos
obedecen y no pueden elegir, nosotros obedecemos y no podemos elegir, por lo
tanto somos esclavos.
También somos esclavos del sistema de jubilaciones. Pero eso seguro está bien, sin dudas el
estado sabe que somos incapaces de decidir, que somos imbéciles a los que se les
debe decir qué hacer porque no nos da la cabeza para elegir.
Y mejor no hablemos de la inseguridad, porque allí también
somos esclavos. El esclavo no tiene
libertad y las personas de bien debemos encerrarnos tras las rejas de nuestras
casas o tras los alambrados de los barrios cerrados para protegernos de los
delincuentes. Es curioso, antes se
encerraba a los delincuentes para defender a la sociedad; ahora es al revés.
Somos esclavos de la BURROCRACIA. Si se nos llega a ocurrir trabajar y tener un
emprendimiento, tenemos que pedir permiso a nuestro amo el estado, cumplir un
millón de trámites inservibles y al final, no sabemos si dar las gracias porque
nos dejan trabajar o pedir perdón por ser tan egoístas de querer progresar.
Pero no, a quienes bastardean nuestro Congreso no se les
cruza por la cabeza enfocarse en estos problemas, problemas que son el lastre
que nos hunde como país.
También somos esclavos de la ideología del
igualitarismo. En un país donde las mujeres
tienen los mismos derechos que los hombres, se busca incentivar una enemistad
entre los hombres y las mujeres, que en la vida cotidiana es muy pequeña o no
existe (igualdad de derecho no implica igualdad de resultados).
Al respecto se sancionó recientemente la ley de paridad de
género en la política y la diputada Graciela Camaño hizo gala del Maquiavélico
razonamiento de “el fin justifica los
medios” al alegar en su oratoria que "no
estamos haciendo una fantochada. Estamos aprovechando una oportunidad histórica
para sacar una paridad".
Al respecto, me permito transcribir parte del capítulo “La igualdad de género degenera” del libro “El Imperio de la Decadencia
Argentina RECARGADO”
“Definir
un porcentaje de bancas que deben ser ocupadas por mujeres, es algo absolutamente
machista. ¿Por qué no definir un porcentaje de bancas para los hombres? Quienes
redactaron el proyecto y quienes dan la noticia, muestran ser los primeros en
menospreciar a las mujeres, además de atentar contra el derecho cívico de cada
argentino de elegir a quien uno desee, más allá de su género.
Nuestra
Constitución no restringe la integración del poder legislativo sólo a los
hombres. El espíritu de nuestra Ley Primera, es el de conformar los órganos de
gobiernos con los mejores hombres (genérico, hombres y mujeres) posible; meta
de excelencia de nuestra Constitución que, al ver los debates de nuestros
representantes en el poder legislativo, queda en evidencia se encuentra a años
luz de distancia.
Por
supuesto que en el siglo XIX no se elegían mujeres para ocupar cargos en el
gobierno; pero eso no tiene que ver con el derecho actual, sino con el desarrollo
histórico cultural. En nuestro país
hemos tenido, hasta hace poco tiempo, una presidente reelecta, actualmente
tenemos una vicepresidente y una gobernadora conduciendo los destinos de la
provincia más grande de Argentina.
Creo
que las mujeres son absolutamente reconocidas en la política de nuestra patria
y considero que han sabido ganarse su lugar sin necesidad de una ley que las
proteja, han mostrado tener suficiente mérito y respeto como para necesitar
alguna deferencia especial.
Por
otra parte ¿cuál sería el problema si todos los legisladores fuesen hombres? ¿Y
si todos fuesen mujeres? No me interesan los genitales de nuestros congresistas,
¡si me importan sus neuronas y su moral!
Debemos
aprender a elegir, debemos dejar de seguir a quienes promueven la guerra de los
sexos, dejemos de pensar en términos de hombre o mujer, judío o cristiano,
oficialista o anti, amigo o enemigo. Discriminemos entre honesto o corrupto,
capaz o inútil, respetuoso o insolente.
No se
puede alcanzar la igualdad de derecho profundizando diferencias, no se logra el
respeto mediante leyes, no se consigue una paridad en la consideración más allá
del género si profundizamos las diferencias.
Los
derechos humanos son humanos, no discriminan por género, respetemos a las
personas por su condición de persona y terminemos con este enfrentamiento
inconducente.”
La igualdad ante la ley, es una reivindicación justa y
necesaria, la igualdad ante la ley nos conduce a la libertad,
la igualdad mediante la ley nos
conduce a la esclavitud.
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