Los jubilados existen: Legisladores, la CGT y los desestabilizadores, los descubrieron
Richard Leslie Ramsay
Director de "Desafío Exportar".


Finalizó el año 2017 y el segundo año de gobierno de Mauricio Macri. El peronismo kirchnerista no quiso dejar pasar sin festejar el fin de año a su modo: intento de desestabilizar al gobierno o por lo menos ponerlo nervioso.
 
La complicidad de algunos jueces colaboró para aumentar la conflictividad existente profundizando el malestar de los ciudadanos con la Justicia, que a rigor de verdad, no se trata de LA JUSTICIA sino de algunos jueces. La actitud criminal de la jueza Vergara de colocar en situación de indefensión a la policía de la ciudad, que valientemente se defendió de la horda salvaje alentada desde su juzgado, a sabiendas que la policía estaba desarmada y con la orden de no reaccionar frente a los ataques, gozaron de la zona liberada para llevar a cabo los destrozos que todos conocemos. Los 85 policías heridos demorarán mucho tiempo más en volver al servicio que los 65 sediciosos que quedaron en libertad inmediata por orden del fiscal y el juez Sergio Torres, ambos alumnos del profesor más dañino que tuvo la facultad de Derecho, el casi innombrable Eugenio Zaffaroni, artífice del abolicionismo, y destructor de la JUSTICIA argentina.
 
Las hordas que se movilizaron tanto en las calles como en la Cámara de Diputados con el argumento de defender a los jubilados fue una enorme patraña, toda vez que los diputados –falsos en esencia- en oportunidad que Cristina Kirchner, a la sazón presidente de la Nación, al vetar la ley del 82% vital y móvil, trataba de “caranchos” a los jubilados, y por cadena nacional con su mejor cara de piedra sostuvo “de dónde quieren que saque la plata para pagarles”.
 
Mauricio Macri asumió la presidencia de un país devastado, destruido en lo económico e institucional, aislado del mundo. La corrupción estuvo presente en absolutamente todos los estamentos estatales. Argentina fue el botín del cual servirse a total discreción. Esos mismos, junto a la CGT no alzaron la voz para hacer sentir su descontento con el veto presidencial, y hoy se rasgan las vestiduras, queriendo demostrar que les afecta el poco aumento que tendrán los jubilados durante el primer trimestre. La hipocresía impera, y tal como dijo Borges: no son ni buenos ni malos: incorregibles. Llevará años para que el peronismo kirchnerista se democratice. Nunca lo fue, y menos aún hoy que no asumen que perdieron las elecciones, las primeras en años transparentes, carentes de fraude tal como nos tenían acostumbrados en los últimos 8 años.
 
El pabellón Néstor Kirchner de la cárcel de Ezeiza se fue poblando con gran parte del gabinete y amigos íntimos, y sólo esperan a Cristina Kirchner para formar un gobierno paralelo.
 
Dicen que no hay nada como un buen susto para despertar a un mamado. Ojalá lo sucedido en la plaza del Congreso, sirva para que el gobierno deje de lado la política permisiva, y que quede atrás el aprendizaje de los dos primeros años gobierno, donde imperaba y se medía todo bajo el axioma: políticamente correcto o políticamente incorrecto.
 
La guerrilla que asoló nuestro país, dejó miles de muertos de ambos lados, comenzó con actos violentos como los que lleva a cabo la RAM, los grupos de que destruyeron la plaza y dejaron 85 policías heridos, son hechos aislados pero con un sólo hilo conductor. Miden la capacidad de reacción y respuesta del gobierno. Creo que estamos en una situación similar pero con otros protagonistas. En aquellos momentos se cooptaban chicos que iban al frente y morían convencidos que sus dirigentes pensaban en un país mejor. Craso error, nada más lejos. Hoy los cooptan con dinero pero el fin es el mismo. Convertirse ellos en gobierno.
 
El asalto a la guarnición del ejército de Monte Chingolo puso en evidencia que los chicos muertos procedían de lugares disímiles: ultra religiosos junto a ateos, agnósticos comunistas y socialistas. Para cada uno tenían un discurso distinto y todos convergían en células no comunicadas entre ellas. Escuelas, universidades, templos y sinagogas eran objetivos para captación de jóvenes que aún hoy lloran sus familiares.
 
Creo que nadie de nosotros que conoció la guerrilla urbana quiere ese retorno. Queremos PAZ, volver a abrevar de las fuentes, donde el que pensaba distinto era un oponente no un enemigo, saber que todas las noches nuestros hijos y nietos dormirán en casa sin el temor de ser masacrados por una bomba.
 

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