El auge de las armas y los neonazis en EEUU
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
En medio del debate nacional sobre el
control de armas después del asesinato de 17 personas en la escuela secundaria
de Parkland, Florida, hay un detalle que ha pasado casi inadvertido: el hecho
de que el asesino serial había hecho repetidamente comentarios racistas,
homofóbicos y antisemitas en las redes sociales.
¿Fue una coincidencia? ¿O es que la última masacre –y
varias de las anteriores– están de alguna manera relacionadas con un aumento
del racismo en Estados Unidos?
Nikolas Cruz, el asesino de 19 años que masacró a los
estudiantes y maestros de Parkland, había dicho en un grupo de Instagram –ahora
borrado– que odiaba a los “judíos, negros, inmigrantes”, según informó la CNN.
También escribió allí que quería matar a los
mexicanos, mantener encadenados a los afroamericanos y disparar contra los
homosexuales “en la cabeza”, entre otros muchos memes y videos racistas.
Como varios otros asesinos seriales
recientes, Cruz usó un rifle semiautomático AR-15, que había comprado
legalmente a los 18 años, una edad en la que –paradójicamente– no podía comprar
legalmente una cerveza. Al igual que varios otros terroristas domésticos, Cruz
era un enfermo mental con ideas racistas.
Un nuevo estudio del Southern Poverty Law Center (SPLC)
dice que el número de grupos de odio en el país aumentó un 4 por ciento el año
pasado. Hay 954 organizaciones que están contra los musulmanes, judíos,
afroamericanos, gays e inmigrantes, dice.
El Informe del SPLC dice que la gran mayoría de estos
grupos –más de 600– son supremacistas blancos. El número de grupos neonazis
creció de 99 a 121 en 2017, mientras que los grupos anti-musulmanes subieron de
101 a 114 en el mismo período.
El SPLC dice que el racismo está creciendo en parte
por el discurso de odio del presidente Trump.
“El presidente Trump en 2017 reflejó lo que los grupos
de supremacía blanca quieren ver: un país donde desde el más alto cargo se
valida el racismo, los inmigrantes son expulsados y los musulmanes
prohibidos”, dijo Heidi Beirich, una funcionaria del SPLC. “Si se considera que
recién entrado el 2018 Trump llamó a los países africanos ‘países de mierda’,
está claro que no está cambiando su tono”.
El ex presidente mexicano Vicente Fox sugirió en una
entrevista con Bill Maher de HBO que el asesinato serial de Parkland fue “lo
que obtienes” cuando “hablas desde la Casa Blanca con este lenguaje agresivo y
violento, cuando discriminas, cuando eres un racista”.
No voy a culpar a los discursos de Trump por las
muertes de Parkland. Pero Trump sin duda podría hacer mucho más de lo que está
haciendo para revertir el aumento del racismo en Estados Unidos, que le está
dando un pretexto a algunos dementes fuertemente armados para salir a matar
gente.
Trump podría, entre otras cosas, dejar de demonizar a
los inmigrantes, como cuando dijo que la mayoría de los inmigrantes mexicanos
indocumentados son “criminales” y “violadores”. Esa es una mentira flagrante,
ya que la tasa de crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados es mucho
menor a la de los ciudadanos estadounidenses, según el Migration Policy Center.
Trump podría dejar de hacer comentarios racistas, como
cuando dijo que un juez hispano nacido en Estados Unidos no era apto para
juzgar un caso porque “es mexicano”, o cuando afirmó que “el Islam nos odia”,
como si los 1.6 mil millones de musulmanes en el mundo fueran
anti-estadounidenses.
Y Trump podría dejar de ser tan tolerante con los
grupos neonazis, como cuando culpó a “ambos lados” por la violencia en
Charlottesville, Virginia, después de que un supremacista blanco atacó a un
grupo de manifestantes anti-racistas y mató a una mujer.
Y, lo más importante, Trump podría mostrar liderazgo y
pedir la prohibición de armas de guerra, en lugar de hacer propuestas
disparatadas como la de armar a parte de los 3.5 millones de maestros de
Estados Unidos.
No importa cuál sea nuestra posición política, es un
hecho que hay una epidemia de asesinatos masivos, y un aumento del racismo en
Estados Unidos. Ese es un cóctel peligroso, y Trump debería empezar a hacer
algo para evitarlo.
Publicado en El Nuevo
Herald.
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