La revolución de los carros autónomos
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
Cuando vi una demostración del programa
piloto de Domino’s Pizza para repartir pizzas con autos sin conductor en Miami
esta semana, la primera pregunta que me hice fue si los gobiernos van a estar
preparados para la pérdida masiva de empleos que traerán consigo los carros
autónomos.
No es una pregunta académica: estos autos van a estar
en las calles muy pronto. Ford Motor Co., que está operando los autos que se
manejan solos de Domino’s Pizza, dice que va a empezar a vender estos carros en
2021. Waymo, Tesla, GM, Toyota, Nissan y Audi, entre otros, han dicho que lo
harán en 2020 o 2021, si no antes.
El carro autónomo de Domino’s Pizza que me mostraron
funciona así: uno pide una pizza a través de una aplicación de su teléfono
celular, e inmediatamente recibe un mensaje con un número de código. Cuando
llega el automóvil que se maneja solo, uno escribe su número de código en una
tableta que está fijada en la ventana trasera del automóvil, y un altavoz en el
techo del auto confirma que puede sacar su pizza. La ventanilla trasera del
automóvil se baja, y uno saca su pizza.
¿Por qué razón alguien preferiría pedir sus pizzas de
esta manera? Por la misma razón que los jóvenes prefieren pedir su comida en
una tableta en muchos restaurantes de comida rápida, en lugar de tener que
interactuar con un mesero: consideran que es más rapido, y no hay que dejar
propina.
Los entusiastas de los autos autónomos
señalan que estos vehículos son un 95 por ciento más seguros que los
automóviles conducidos por humanos, porque un 95 por ciento de los accidentes
ocurren por error humano, como cuando el conductor se duerme al volante o está
ebrio. El auto que se maneja solo no se duerme, ni se emborracha.
En su libro El conductor en el automóvil sin
conductor, los autores Vivek Wadhwa y Alex Salkever dicen que en
poco tiempo estaremos debatiendo si se debería permitir que los humanos
manejemos autos. “Mis nietos me pedirán que les cuente cómo era conducir un
automóvil en una ciudad de las de antes. Les diré que era algo aterrador,
peligroso”, escribieron.
Pero tambien es cierto que los autos sin conductor
eliminarán muchos trabajos, aunque crearán otros. Uber y Lyft, las plataformas
de internet que ofrecen taxis privados, ya están experimentando con servicios
de taxis sin conductor en varias ciudades.
¿Qué sucederá con los más de 350,000 taxistas que
según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos están trabajando
actualmente en este país? ¿Y qué pasará con los 38,000 taxistas registrados en
Buenos Aires, o los 24,000 registrados en Ciudad de México?
¿Y que pasará con los camioneros? Según el
Departamento de Trabajo, hay más de 1 millón de camioneros en Estados Unidos.
La Asociación Estadounidense de Camioneros sitúa la cifra en 3.5 millones.
Simultáneamente, Amazon, Fedex, UPS y DHL están
experimentando con drones –vehículos aéreos no tripulados– para comenzar a
entregar sus paquetes. Muchos trabajos de transporte de paquetes y reparto de
pizza también desaparecerán.
En momentos en que la tasa de desempleo en Estados
Unidos es de un 4.1 por ciento, su nivel más bajo en casi 50 años, pocos en
Washington están preocupados por este tema.
Los optimistas señalan que desde los tiempos de la
revolución industrial los alarmistas nos vienen diciendo que la tecnología
producirá un desempleo masivo, y eso no ha sucedido. Pero los escépticos
replican que la tecnología está avanzando más rápidamente que nunca, y que la
disrupción laboral será mucho más grave esta vez.
Afortunadamente, el presidente Trump y los líderes de
China, Japón, Alemania y otras economías importantes tendrán que lidiar con
este tema cuando se reúnan el 30 de noviembre en Buenos Aires, Argentina, para
la Cumbre del G-20. El tema central de la cumbre será: “El futuro del trabajo”.
Es urgente que los líderes mundiales busquen elevar
los estándares mundiales de educación para poder entrenar a quienes se quedarán
sin trabajo. Es hora de empezar a hablar en serio de este tema, porque aunque
la tecnología va a seguir mejorando el mundo, también va a afectar el trabajo
de muchos.
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