Stephen Hawking: La inteligencia adaptativa en la era del cambio
Martín Simonetta
Es Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad
Libre. Profesor titular de Economía Política I (UCES) y Economía Argentina,
Economía Mundial y Principios de Economía (Cámara Argentina de Comercio). Autor
de diversas obras. Fue elegido "Joven Sobresaliente de la Argentina
2004" (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP) por Junior Chamber
International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), habiendo obtenido la
mención "Animarse a Más" por parte de PepsiCo. Recibió diversos
reconocimientos tales como la beca British Chevening Scholarship para
desarrollar investigaciones en Gran Bretaña (British Council, la Embajada
Británica y la Fundación Antorchas,1999). Académicamente es Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del
Salvador, Buenos Aires) y Magister en Política Económica Internacional
(Universidad de Belgrano), habiendo realizado un Posgrado en Psicología
Positiva (Fundación Foro para la Salud Mental). Ha desarrollado el programa
"Think Tank MBA" en el marco de Atlas Economic Research Foundation
(Fairfax, Virginia, y New York, NY, 2013).
Contacto: msimonetta@atlas.org.ar / Twitter: @martinsimonetta
El reciente fallecimiento de Stephen Hawking ha despertado
diversos aspectos de su vasto legado. Uno de ellos –no tan enfocado en el
cosmos- es su concepto de inteligencia como “la capacidad de adaptarse a los
cambios”. En su visión, no es más inteligente el mejor matemático, el mejor científico,
literato, músico o empresario sino que pueden serlo todos en la medida que
tengan la capacidad de adaptarse a los cambios de circunstancias que el entorno
les impone. La clave es adaptarse al cambio, del contexto personal y del
contexto de nuestra especie.
Hawking hace referencia a lo que se conoce como inteligencia
adaptativa, concepto pone el énfasis en un punto diferente al que tienen otras
visiones sobre ese tema. Algunas concepciones previas han asociado a la
inteligencia con la capacidad de resolución de problemas lógico matemáticos (tradicionalmente
vinculada al coeficiente intelectual-IQ). Otras, a la capacidad de desarrollo
de relaciones inter-personales y el conocimiento intra-personal (como el
concepto de inteligencia emocional desarrollada por Daniel Goleman). Del mismo
modo, otras vertientes han puesto el énfasis en la existencia de múltiples
inteligencias (lógico-matemática, literaria, musical, deportiva, interpersonal,
intrapersonal, etc.), como el caso de Howard Gardner.
Adaptación y creación del cambio
La inteligencia adaptativa pone su acento en la
capacidad de adaptarnos a un contexto crecientemente cambiante, lleno de
desafíos, incierto, impredecible, dónde buena parte de los viejos patrones de
comportamiento son puestos en cuestionamiento. El fin de la era del statu quo exige poner el énfasis en
nuevas características, muy distintas –o no tanto- a las que se ponía énfasis
en momentos previos de la historia de nuestra especie. En este marco son otros
los activos estratégicos que posibilitarán la supervivencia: la flexibilidad,
la creatividad, la capacidad de innovar.
Sin querer volvemos al pensamiento de Charles Darwin y
su visión respecto de la evolución y supervivencia de las especies. Darwin
(entre 1832 y 1834, cuando tenía 23 y 25 años aproximadamente), durante su
viaje por las costas patagónicas de las actuales Argentina y Chile, fue
analizando evidencia de que lo hizo pensar que las especies iban desarrollando
pequeñas adaptaciones según el contexto en el que le tocara vivir, lo cual le
posibilitaba la supervivencia. No sobrevivían las especies más lindas, ni las
más fuertes, sino las que desarrollaban habilidades para adaptarse a los
desafíos de un medio que podía ser cambiante.
Nunca la humanidad ha vivido un proceso de cambio
tecnológico tan profundo y a un ritmo tan rápido como el que estamos viviendo
en estos momentos. No podemos imaginar cómo serán nuestras vidas en 10 o 20
años. Ni la vida de nuestra especie en 50 o 100 años. Los humanos estamos
generando cambios tecnológicos que incrementan la productividad, abren las puertas
para nuevas innovaciones y despiertan nuevos desafíos. En este marco, la
inteligencia se asocia con la capacidad de generar nuevas soluciones ante
nuevos escenarios, tal como sucede en el mundo de los negocios, donde claramente
se visualiza esta dinámica desde otra perspectiva. Ya lo dijo Joseph Schumpeter
al hablar de destrucción creativa como esencia de la dinámica de la innovación y
la mejora.
La historia de vida de Stephen Hawking habla por sí
sola. Más allá de su genialidad intelectual, viene a nuestra mente su imagen flotando
en el aire en un vuelo de gravedad cero a los 65 años. Esa imagen nos pinta de
cuerpo entero su concepción de inteligencia como la capacidad de adaptación a
las cambiantes circunstancias. Hawking ilumina no sólo desde sus desarrollos
teóricos sino desde el entusiasmo con que vivió cada instante de su milagrosa
vida. Sus innovaciones intelectuales recién han comenzado a dar frutos, cuyos
resultados serán vistos –incluso- por las siguientes generaciones de humanos.
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