Llamen a los bomberos, que va a salir fuego de esta #Mesaza
Humberto Bonanata

Director de Notiar. Premio a la Libertad 2012, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



Así titulaba Ignacio “Nacho” Viale –nieto y productor de Mirtha Legrand- a través de su cuenta en Twitter, minutos antes de comenzar el escarnio televisivo del que haría partícipe necesaria a la estrella nonagenaria de la televisión argentina.
 
En sus cincuenta años de activa y exitosa presencia conduciendo sus almuerzos y cenas, Mirtha Legrand nunca hubiera imaginado que la ambición desmedida de su nieto la llevaría a contemplar pasivamente cómo una persona que en ese mismo programa confesó ejercer la prostitución como primer oficio, tras difamar a famosos personajes vinculándolos con la denigración delictual tipificada como pedofilia, afirmó que los oprobios que utilizaba para violar el personalísimo derecho a la intimidad de las personas, garantizado por el artículo 19 de nuestra Constitución Nacional como “principio de reserva”, provenían de “un trabajo de inteligencia y seguimiento que le habían encargado desde hace más de un año” (sic).

La lúcida conductora demostró su falta de reflejos ante tal desborde de una mujer que ya no tiene moral que perder en esta vida al no repreguntarle quiénes le habían encargado esa supuesta tarea de inteligencia.

Seguramente la prostituta confesa no hubiera sabido qué contestar o, de haber contestado, hubiera dejado traslucir la identidad de sus pagadores y propulsores de tal infamia.

Ignacio Viale no supo, no pudo o no quiso intervenir para frenar ese escándalo del que su abuela no sabía cómo salir.

Mientras el periodista deportivo Gustavo Grabia trataba de encauzar el tema hacia las denuncias de las verdaderas víctimas –los jóvenes violados y pervertidos por la corrupción de menores agravada- Guillermo Cóppola se dispensaba y se retiraba de esa cena tan lejana al Sábado de Gloria, la periodista Mercedes Ninci sólo atinaba a defenderse de los insultos directos de la extorsionadora serial (recordar el caso del ex futbolista Diego Latorre) y la señora madre de uno de los 620 héroes inmolados en Malvinas maldeciría haber aceptado la invitación de la diva a lo que pretendía ser un homenaje a los muertos en nuestras irredentas islas.

Habrá un antes y un después de este escarnio público en la exitosa carrera de la Sra. Mirtha Legrand que posiblemente marque el fin de su carrera en el cincuentenario de repetidos éxitos.

Quien no sepa defender el derecho a la intimidad de terceras personas sometidas por una rastrera confesa, nunca comprenderán los límites entre el estado de derecho con el libertinaje pago por oscuros intereses que todos deseamos logren esclarecerse.

 

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